Chile puede vivir en armonía con la naturaleza
“Vivir en armonía con la naturaleza” podría sonar como una frase de buena voluntad, un mensaje inalcanzable o un desafío inabordable. Sin embargo, esta visión 2050 de la Convención de Diversidad Biológica (CDB) es mucho más que eso: es un llamado a la acción concreta frente a triple crisis que como planeta -y obviamente como país- estamos viviendo: la crisis climática, de contaminación y de pérdida de biodiversidad.
La evidencia sistematizada hace más de cuatro décadas por diversas organizaciones y agencias de las Naciones Unidas, los equipos científicos y el saber de las comunidades que habitan diferentes ecosistemas muestran alertas de degradación y han relevado su importancia para el bienestar humano.
La biodiversidad o la naturaleza -como la conocemos coloquialmente- nos alimenta y provee de todos los elementos que requerimos para vivir y, de manera silenciosa, resulta ser nuestro pilar. Una red de procesos que existen, se nutren y colaboran. Pero, ¿cómo vivir en armonía con la naturaleza en nuestro planeta? Los acuerdos mundiales nos muestran un camino a seguir.
Luego de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, los países se han comprometido progresivamente a metas cada vez más claras y ambiciosas en materia de cambio climático y pérdida de biodiversidad, mediante las estrategias nacionales. Ya en 2002, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) impulsó la elaboración de las Estrategias Regionales de Biodiversidad (ERB) y la creación de los Sitios Prioritarios para la Conservación de la Biodiversidad, es decir, espacios territoriales con especies y ecosistemas que son escasos o únicos.
En 2003, en tanto, nace la primera Estrategia Nacional de Biodiversidad (ENB) y, en 2015, se realiza la primera actualización de sus metas y acciones para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en el país. Durante la COP15 del Convenio sobre Diversidad Biológica, en tanto, 196 países firmaron el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, en diciembre de 2022, del cual Chile se hizo parte y con esto inició un nuevo proceso de actualización de la ENB. Este nuevo Marco Global impulsa mayor ambición y renueva 23 metas asociadas a la protección de la biodiversidad a 2030.
Junto a este proceso, el Ministerio del Medio Ambiente ha focalizado su trabajo en la implementación de la Ley para la Naturaleza, la que mandata la elaboración de una serie de reglamentos e instrumentos que favorecen la conservación de la biodiversidad dentro y fuera de las áreas protegidas del país.
Entre los instrumentos se encuentran el Sistema Nacional de Áreas Protegidas terrestres, de aguas continentales y marinas, los Sitios Prioritarios y la recuperación de especies endémicas y nativas, entre otros. Estos instrumentos serán ejecutados por el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) desde el 2025.
Chile tiene una historia reconocida en el cumplimiento de tratados internacionales, lo que ha empujado la evolución de la institucionalidad ambiental, basado en un proceso progresivo de creación de instrumentos, metas y acciones para la conservación de nuestros ecosistemas.
Estos procesos fortalecen el trabajo del Estado y congregan a diversos actores nacionales, con el objetivo transversal de vivir en armonía con la naturaleza y, al mismo tiempo, impulsan un desarrollo nacional sostenible, que maneja adecuadamente su interdependencia de los ecosistemas terrestres y marinos, ríos, bosques, desiertos, humedales y sistemas costeros.
Crédito de la foto: Agencia Uno