En su camino para convertirse en líder mundial del desarrollo de energía fotovoltaica, expertos aseguran que con sólo el 0,25% del Desierto de Atacama, Chile podría suministrar energía eléctrica a todo el país, y con el 4% a toda Sudamérica.

Sin embargo, la industria se enfrenta a varios desafíos en 2024 que demandan soluciones innovadoras y colaborativas para asegurar un crecimiento sostenible y aprovechar al máximo su potencial.

Nada menos que el 25% de la energía que la red eléctrica del país requiere proviene del sol, superando así incluso a las alternativas fósiles como las termoeléctricas.

Algunos de los desafíos que el país debe enfrentar se relacionan con los costos de financiamiento, la innovación tecnológica o el impacto medio ambiental.

Por ejemplo, las condiciones económicas tanto globales como locales, incluidas las tasas de interés, pueden influir en la viabilidad financiera de nuevos proyectos solares.

Por esto, es crucial implementar mecanismos de financiamiento innovadores y políticas gubernamentales que fomenten la inversión en energías renovables.

Otra dimensión que se presenta como desafío tiene que ver con la integración de la Red Eléctrica.

La producción solar varía debido a factores climáticos, lo cual demanda sistemas avanzados de almacenamiento de energía y una red eléctrica más flexible y resistente.

Para esto, es fundamental actualizar la infraestructura e implementar tecnologías como las redes inteligentes para gestionar esta intermitencia y garantizar un suministro eléctrico estable.

La innovación tecnológica también representa un desafío, a través de la inversión en la investigación y el desarrollo en nuevas tecnologías, como los paneles solares bifaciales, la inteligencia artificial para la gestión energética, y los sistemas avanzados de almacenamiento de energía.

Por otro lado, el marco regulatorio debe ser modificado, esto a través de una normativa que facilite permisos y licencias.

Un quinto desafío se indagar en el impacto ambiental y social a través de evaluaciones rigurosas en conjunto con las comunidades locales.

Finalmente, es fundamental dedicar recursos a programas de formación y educación para garantizar la disponibilidad de personal capacitado en el diseño, instalación, operación y mantenimiento de instalaciones solares.

La colaboración entre el sector público, privado y académico puede jugar un papel crucial en el desarrollo del capital humano necesario para sostener el crecimiento del sector.

*Créditos de la imagen: Agencia Uno.