Un jefe de planta de la empresa minera SQM en la Faena Nueva Victoria, encargado de supervisar varias instalaciones clave, enfrentó un despido que marcó en la lucha sindical dentro de la empresa.

A cargo de las Plantas Químicas No1, No2, No3, la Playa de Yodo, y la Planta TBO, este líder sindical experimentó de primera mano las represalias por sus esfuerzos para unir a los supervisores en un sindicato.

A pesar de tener un régimen de trabajo de 7 días seguidos por 7 de descanso, y una remuneración significativa, encontró su carrera interrumpida abruptamente el 12 de abril de 2022 bajo la excusa de "necesidades de la empresa".

Esta justificación encubría otro motivo: su activa participación en la formación de un sindicato que buscaba defender los derechos de los supervisores.

En medio de un clima de intimidación y temor, impulsó la creación de un sindicato interempresa, uniendo a trabajadores de diversas faenas con el objetivo de fortalecer su posición frente a la empresa.

Este esfuerzo culminó con la elección de representantes sindicales a través de una votación digital, aunque bajo un manto de vigilancia que hacía imposible mantener la confidencialidad.

Cuando la Corte Suprema intervino, la justicia favoreció al trabajador despedido. En un fallo unánime, la Cuarta Sala rechazó un recurso de la empresa que intentaba anular la sentencia que ordenaba la reincorporación del empleado y el pago de salarios atrasados.