Academia llama al Norte grande a prepararse ante llegada de La Niña y lluvias para verano
Oficialmente ya terminó el fenómeno de El Niño, y estamos en un período neutro antes de que comience el fenómeno opuesto, el de La Niña, esperado para los próximos meses.
Aunque para gran parte del país esto significa menos lluvias, para el Norte grande aún se vaticinan más lluvias en verano, sobre todo en el altiplano, y la academia llama a prepararse ante el aumento de riesgo de aluviones.
Norte y lluvias
Ya en abril de 2023, cuando se vivieron lluvias intensas que destaron aluviones en quebradas de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, desde la comunidad científica se alertaba sobre un cambio de largo plazo que se está observando en el clima nortino, en que los otoños se vuelven gradualmente más lluviosos.
Esto se suma a que las proyecciones de cambio climático también arrojan un aumento en la frecuencia e intensidad de las lluvias desde Coquimbo hacia el norte.
Riesgos del norte
Con suelos áridos que no tienen tanta capacidad de retener agua, pronunciadas pendientes que dan hacia las zonas pobladas y relaves mineros acumulados en el territorio, el norte del país tiene varios factores de riesgo que pueden transformar una lluvia intensa en un desastre.
Para la investigadora del centro CIGIDEN, Francisca Roldán, uno de esos factores es el crecimiento urbano irregular que se ha dado en esa zona del país a raíz de la migración y la falta de estudios para caracterizar los riesgos de cada territorio y las soluciones posibles, contemplando el avance de la urbanización.
“Se están haciendo algunos esfuerzos en el conocimiento, pero no son suficientes porque la expansión urbana va más rápido que el levantamiento de información”, comenta Roldán, que es investigadora del centro Cigiden y candidata a doctora por la Universidad Católica del Norte.
¿Qué se puede hacer?
Realizar estudios que caractericen las amenazas en cada lugar y las zonas más expuestas contemplando la urbanización irregular y los asentamientos informales es uno de los pasos, en el que se necesita de una coordinación entre academia y autoridades para que los planes reguladores de las ciudades contemplen este conocimiento.
Para Roldán, otro factor sería inyectarle recursos a Senapred. “Es muy bueno el cambio de ley que crea el Senapred, y que indica la necesidad de una mayor conexión con los municipios y de realizar mapas de riesgo para cada lugar. Pero lamentablemente no se ha destinado la inversión pertinente para hacer estas labores”, explica.
Por último, la investigadora llama a que haya una bajada más efectiva hacia la comunidad sobre cómo responder ante estos eventos. “No existe ningún ensayo de evacuación para amenazas de inundación fluvial y aluviones. Yo he estado en eventos educativos donde la gente no sabe qué es un aluvión y que riesgos conlleva ni cómo reaccionar. Falta educar en cuanto a conocer nuestros territorios y sus amenazas y que las autoridades a cargo también lo estén”, reflexiona.