25 de junio, el exterminio y Colonia Dignidad

25 de junio, el exterminio y Colonia Dignidad

Por: Cristián Pérez | 25.06.2024
Villa Baviera se hizo célebre como centro de detención, tortura, y exterminio de opositores a la dictadura. En las aguas del río que riega sus tierras, los máximos dirigentes del Partido Socialista, así como otras personas, desaparecieron para siempre.

Santiago de Chile, miércoles 25 de junio de 1975, 01:30 horas, la noche es fría y el cielo nublado amenaza lluvia. Un grupo de matones de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), que desde hace meses está tras los pasos de los responsables del Partido Socialista, ingresa en una casa pensión de la calle Tocornal.

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A paso firme se dirigen hasta la última pieza, ingresan violentamente para detener a Mireya Rodríguez y al obrero portuario, Exequiel Ponce Vicencio (‘El Viejo’, ‘Cheque’), máximo líder del Partido Socialista en Chile. Horas más tarde, a eso de las 16:00, en la vivienda de calle Maule n° 130, ocho agentes de la DINA arrestan al médico psiquiatra, Carlos Lorca Tobar (‘Sebastián’), y a Carolina Wiff una de sus colaboradoras. A continuación, los agentes montan una ratonera en la casa con la esperanza de capturar a otros militantes del partido.

Estos secuestros pasaron totalmente desapercibidos ya que los chilenos tenían puesta su atención en el partido de la selección de Chile contra la de Uruguay que se jugó a las 15.30 horas en el Estadio Santa Laura, que terminó tres goles a uno a favor de Uruguay, con 19 expulsados. Además, esa noche en el estadio de la doble visera del barrio Avellaneda en Buenos Aires, Independiente y Unión Española jugaron el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores. El resultado favoreció a los argentinos por tres tantos contra uno.

Con el secuestro de Exequiel Ponce y Carlos Lorca casi todos los miembros de la Dirección Clandestina del Partido Socialista han sido capturados por los organismos de seguridad dictatoriales.

Días antes, el 17 de junio en una casa de la Población Las Rejas había sido detenido el contador, Ricardo Lagos Salinas y su compañera Michelle Peña, que estaba embarazada de 8 meses; anteriormente, el 14 de marzo de 1975 fue capturado el constructor civil, Ariel Mancilla, quien estando cautivo fingió un encuentro con un compañero, y cuando los agentes lo trasladaron al lugar, se arrojó a una micro que pasaba por la calle.

Más de medio año antes, el 2 de julio de 1974 en Valparaíso, miembros del Servicio de Inteligencia de Carabineros (SICAR), asesinaron al bachiller en economía, Víctor Zerega Ponce, después de haberlo tenido secuestrado en los subterráneos del palacio de La Moneda; y meses antes, en marzo de 1974, el sociólogo, Gustavo ‘Pollo’ Ruz había sido encontrado por el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA) en una reunión en un departamento del centro de Santiago.

Como se aprecia, para fines de junio de 1975, gran parte de los miembros de la dirección socialista que había permanecido en el país había caído en manos de los agentes de seguridad. La situación de la organización era dramática y su continuidad histórica peligraba.

En ese marco, aún quedaba un dirigente del máximo nivel -al menos eso creían los militantes- se trataba de Jaime López, encargado de relaciones internacionales del Partido. Después se supo que había sido él quien había traicionado a sus camaradas, y en un acuerdo con la DINA, desde julio de ese año y por varios meses encabezaría el Partido Socialista en Chile.

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Ponce, Lorca, Lagos y otros dirigentes secuestrados, sus enlaces y sus compañeras son trasladados a Villa Grimaldi donde los torturan salvajemente para que entreguen a otros miembros de la organización y, para comprobar si tienen dinero o autos de que apropiarse.

El 12 de julio de 1975, Sergio Hernán Gajardo una de las personas secuestradas en la Villa Grimaldi pudo hablar unos segundos con Carlos Lorca. El doctor le dijo: “Soy Carlos Lorca, soy médico, si sales vivo de aquí, di que estoy detenido”. Fue el último mensaje enviado por el dirigente del PS.

Después de pasar algunas semanas en ese centro ilegal de detención, Exequiel Ponce, Carlos Lorca y posiblemente Ricardo Lagos Salinas fueron llevados a Parral al recinto de la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad (Colonia Dignidad, Villa Baviera), un poblado de ciudadanos alemanes fundado en 1961 por el pederasta nazi, Paul Schäfer.

Desde antes del golpe el enclave alemán tenía relaciones con la derecha chilena. Por ejemplo, en junio de 1973, en su recinto aéreo, fue pintado con otros colores y una matrícula diferente el avión en el que Roberto Thieme, uno de los líderes de Patria y Libertad, grupo terrorista de derecha, fingió su muerte en un accidente aéreo. En el mismo aeroplano se trasladó a Mendoza para encabezar el entrenamiento de las fuerzas guerrilleras del grupo.

Después del golpe de septiembre de 1973, la Colonia Dignidad mantuvo estrecha colaboración con Augusto Pinochet, Manuel Contreras y la DINA. Según documentos de archivos publicados en Europa, la embajada de Alemania Federal en Chile hacia caso omiso de las denuncias, tal vez, porque la Colonia proveía materiales importantes para la industria nuclear.

En ese enclave del terror, Exequiel Ponce, Carlos Lorca y posiblemente Ricardo Lagos Salinas, fueron mantenidos cautivos durante meses, sometidos a crueles tormentos para el que utilizaron todas las técnicas imaginadas. En algún momento, que no ha sido posible determinar, del año 1976 fueron asesinados, sus cuerpos convertidos en cenizas y sus restos arrojados a las aguas claras del río Perquilauquén.

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Villa Baviera, se hizo célebre como centro de detención, tortura, y exterminio de opositores a la dictadura cívico militar que rigió los destinos de Chile hasta 1990. En las aguas del río que riega sus tierras, los máximos dirigentes del Partido Socialista, así como otras personas desaparecieron para siempre. Sin embargo, como aquel nublado martes de septiembre, en el palacio de La Moneda en llamas, lo había expresado el presidente Salvador Allende: “No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza (…)”.

Autor de la columna: Cristián Pérez, Historiador Observatorio Regional de Política, Género y Trabajo, Universidad de Playa Ancha.

Crédito foto: Wikimedia Commons