Día Nacional de los Pueblos Indígenas: La relevancia de rescatar y valorar nuestras raíces
En la actualidad Chile se encuentra en un momento crucial de revalorización y reconocimiento de sus raíces culturales e históricas, un proceso que resulta vital para la identidad nacional. A lo largo de los años hemos sido testigos de un resurgimiento de las tradiciones y costumbres de los pueblos originarios, una respuesta natural al intento histórico de invisibilizar su legado.
Chile es, indiscutiblemente, una nación mestiza. Nuestra ascendencia se compone de una mezcla de culturas indígenas y el impacto de la colonización española. Este mestizaje no solo es evidente en nuestros rasgos físicos, sino también en nuestra lengua, nuestras prácticas culturales y nuestra vida cotidiana.
Lamentablemente, por mucho tiempo, se ha impuesto una perspectiva eurocéntrica que minimizaba o despreciaba el aporte indígena a nuestra identidad. Sin embargo, este sesgo está siendo desafiado y revertido en la actualidad.
Uno de los aspectos más relevantes de esta revalorización es la recuperación de las lenguas indígenas. La presencia de señalética en mapudungún, aymara y rapanui en espacios públicos y la inclusión de estas lenguas en programas educativos no solo visibiliza estas culturas, sino que también las protege y fomenta su uso.
El lenguaje es una herramienta de poder y un vehículo esencial para la transmisión de la cultura. Por lo tanto, su revitalización es fundamental para el mantenimiento de la identidad de los pueblos originarios.
Otro punto clave es la gastronomía. Ingredientes tradicionales como la quínoa, el chuño y el cochayuyo están ganando un lugar en nuestras mesas y en la industria alimentaria, no solo como una moda pasajera, sino como una reconexión con nuestras raíces. Estos alimentos no solo son saludables, sino que representan una forma de resistencia cultural y un homenaje a las prácticas ancestrales.
Además, la medicina tradicional indígena está encontrando su lugar en el sistema de salud moderno. El reconocimiento de las prácticas curativas y el uso de plantas medicinales, muchas veces en sinergia con la medicina occidental, refleja una aceptación y una integración de conocimientos que han sido transmitidos de generación en generación. Esto no solo enriquece nuestra cultura, sino que también ofrece alternativas de salud accesibles y efectivas.
La indumentaria y las tradiciones textiles son otro ámbito en el que la herencia indígena se manifiesta con fuerza. Los ponchos, las mantas y otros tejidos, muchas veces realizados con técnicas ancestrales, no solo son símbolos de identidad cultural, sino que también representan una fuente de sustento económico para muchas comunidades.
Asimismo, las festividades y rituales tradicionales están siendo reconocidos y celebrados. Estas celebraciones no solo permiten una conexión con el pasado, sino que también refuerzan la cohesión comunitaria y transmiten valores culturales. Las fiestas como el año nuevo indígena, que coincide con el solsticio de invierno, son momentos de renovación y reflexión que tienen profundas raíces en la cosmovisión de los pueblos originarios.
En la región de Coquimbo, específicamente en La Serena, se observa un notable sincretismo entre la religiosidad popular de los españoles y los indígenas, evidenciado en tradiciones como la veneración de los indígenas con sus bailes chinos, y las festividades religiosas en el norte del país, como la Tirana y la Candelaria, así como en el sur con San Cristóbal en Yumbel y el Niño Dios en Malloco.
Este sincretismo se manifiesta en la combinación de elementos religiosos y culturales, reflejando una profunda devoción mariana en Chile, a pesar del distanciamiento de la religión católica por acontecimientos recientes. La cultura popular se entrelaza con la fe, evidenciado en las donaciones, fiestas y tradiciones que mezclan lo católico con lo indígena y lo español, destacando la relevancia del fervor religioso en la identidad chilena.
La importancia de esta revalorización no puede subestimarse. En un mundo cada vez más globalizado, mantener y celebrar nuestras raíces culturales nos ofrece una identidad única y un sentido de pertenencia. No se trata solo de un reconocimiento simbólico, sino de una integración real y profunda de nuestras diversas herencias culturales en todos los aspectos de la vida chilena.
En conclusión, la revitalización de la cultura indígena en Chile no es solo un acto de justicia histórica, sino una afirmación de nuestra identidad mestiza. Al reconocer y celebrar nuestras raíces, no solo enriquecemos nuestra cultura, sino que también fortalecemos nuestro tejido social.
Este proceso de revalorización es un recordatorio de que nuestra diversidad cultural es nuestra mayor fortaleza, y que cada aspecto de nuestras vidas, desde la lengua hasta la gastronomía, está impregnado de un legado que merece ser preservado y honrado.
Autor de la columna: Darwin Arros González, Profesor de Historia y Geografía, Escuela Salesiana San Ramón de La Serena