Las mujeres llegan al 47% de las personas ocupadas informales en la región de Valparaíso
El estudio "Radiografía Laboral de la Región de Valparaíso: Las heridas que dejaron el estallido social y la pandemia" realizado por la Fundación Piensa nos proporciona una visión detallada a nivel regional sobre los profundos cambios que han afectado al mercado laboral de la región a raíz del estallido social de 2019 y la pandemia de COVID-19.
Estos eventos han exacerbado problemas preexistentes y creado nuevos desafíos que han tenido un impacto significativo en la estructura y dinámica del empleo en Valparaíso. A lo largo de este análisis, se abordarán varias reflexiones críticas derivadas de los hallazgos del informe, y el contexto situado de los desafíos regionales que hoy deben ser centro de los programas del gobierno regional y gobiernos locales de las próximas elecciones.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es el impacto desproporcionado que tanto el estallido social, como la pandemia han tenido en las mujeres. Las mujeres, que ya enfrentaban desafíos significativos en el mercado laboral, vieron cómo la crisis exacerbaba las desigualdades de género existentes, haciéndolas retroceder en 10 año en materia de inserción al mundo del trabajo.
Según el estudio, "la pandemia exacerbó la feminización de la precariedad laboral, con una mayor proporción de mujeres en empleo informal que se mantuvo elevada incluso después de la crisis". Esta observación subraya una vulnerabilidad estructural en el mercado laboral que necesita ser abordada con urgencia.
Las mujeres constituyen una proporción significativa en sectores como el apoyo administrativo y los servicios, que fueron duramente golpeados durante el estallido social. La disminución de su participación en estos sectores, de un 60% a un 54%, es un claro indicador de cómo estos eventos afectaron desproporcionadamente a las trabajadoras. Esta disminución no solo refleja una pérdida de empleo, sino también una mayor exposición a condiciones laborales precarias.
Por su parte, la pandemia, con sus medidas de confinamiento y la necesidad de cuidados en el hogar, llevó a muchas mujeres a abandonar el mercado laboral, incrementando la tasa de inactividad. Aunque la participación laboral femenina se ha recuperado en términos numéricos, esta recuperación oculta una realidad donde muchas mujeres continúan fuera del mercado formal debido a responsabilidades de cuidado no reconocidas ni compartidas equitativamente. Este fenómeno no solo perjudica a las mujeres a nivel individual, sino que también socava la equidad de género y el potencial de desarrollo económico de la región.
El escenario regional que presenta el estudio destaca cómo la informalidad laboral ha crecido significativamente durante y después del estallido social y la pandemia. Este aumento tiene múltiples consecuencias negativas, afectando no solo a los trabajadores individuales sino también a la economía regional en su conjunto.
La informalidad laboral implica la falta de acceso a derechos laborales básicos, como la seguridad social, el acceso a servicios de salud y condiciones laborales dignas. Para muchas y muchos trabajadoras y trabajadores informales, la falta de un contrato formal les deja desprotegidos ante situaciones de enfermedad, accidentes laborales y jubilación.
Esta situación ha dejado a muchas familias en una situación de extrema vulnerabilidad, subrayando la necesidad de políticas de empleo robustas y sistemas de protección social que puedan responder eficazmente a futuras crisis.
Con la pandemia se vio un fenómeno llamado sesgo de selección, que permitió observar mejoras en la brecha salarial de género que no necesariamente significaban un “emparejamiento de la cancha”. Este sesgo de selección llevó a que la salida masiva de mujeres del mercado laboral se concentrara en aquellas que recibían menores ingresos, por lo que la menor brecha salarial se puede atribuir a que las mujeres que quedan en el mercado son aquellas con mayores niveles de ingresos.
Esto también se observa en la brecha educativa entre géneros que se ha ampliado luego de la pandemia. Es decir, si bien las mujeres ocupadas han tenido en la última década mayor nivel de educación que los hombres (años de escolaridad en promedio), esa diferencia luego de la pandemia es aun mayor.
Lo anterior, pone en el centro la falta de oportunidades laborales formales, que es una de las principales causas de la informalidad laboral en la región.
El informe destaca que "la falta de oportunidades laborales formales" es un factor crítico que ha impulsado a muchos trabajadores hacia la informalidad. Este problema no es nuevo, pero se ha visto agravado por los eventos recientes. Es necesario que se promueva la creación de empleo formal a través de incentivos a las empresas y programas de capacitación y formación profesional.
Para abordar estos desafíos el informe sugiere la implementación de políticas públicas integrales. Esto incluye "incentivos para la formalización de pequeñas y medianas empresas, programas de capacitación y reconversión laboral, y políticas de conciliación laboral y familiar". Medidas que hoy se encuentras en marcha con el fin de promover un mercado laboral más equitativo y sostenible.
El fortalecimiento de la educación y la formación técnica y profesional se destaca como un componente clave para aumentar la empleabilidad y la estabilidad laboral en la región. Esto es particularmente importante en sectores estratégicos para la región de Valparaíso, donde la demanda de habilidades específicas puede impulsar la recuperación económica.
Las reflexiones aquí presentadas subrayan la necesidad de una acción concertada y multidimensional para abordar la informalidad laboral y las desigualdades de género. Solo a través de políticas públicas efectivas y un compromiso real con la justicia social, la región de Valparaíso podrá superar las heridas dejadas por estas crisis y construir un futuro laboral más justo y equitativo para todos sus habitantes.
La región de Valparaíso tiene el potencial para superar estos desafíos y volver a ser un referente de desarrollo económico y social en Chile. Pero para lograrlo es esencial reconocer las heridas que han dejado el estallido social y la pandemia, y trabajar colectivamente hacia una recuperación que no deje a nadie atrás. La informalidad laboral es un problema que nos afecta a todos y cuya solución requiere del compromiso y la acción conjunta de todos los sectores de la sociedad.
En resumen, el estudio de la Fundación Piensa proporciona una valiosa radiografía de los desafíos laborales en la región de Valparaíso. Nos recuerda que los eventos recientes han puesto de manifiesto las vulnerabilidades estructurales del mercado laboral y que se necesita una respuesta coordinada y sostenida para construir un mercado laboral más inclusivo, equitativo y resiliente.
Solo así podremos asegurar que todos los habitantes de la región de Valparaíso tengan acceso a condiciones de trabajo dignas y seguras, y que se promueva un desarrollo económico que beneficie a toda la sociedad.