Memorias de Putre: La imperiosa necesidad de acabar con la violencia sexual en conflictos
En un mundo que aspira a la paz y la justicia, la violencia sexual en los conflictos sigue siendo una herida abierta en el cuerpo de la humanidad. Cada 19 de junio, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, nos recuerda la urgencia de abordar y erradicar esta atroz práctica.
La violencia sexual no es un subproducto incidental de la guerra; es una táctica deliberada empleada para deshumanizar, desmoralizar y destruir comunidades enteras. La reciente revelación sobre los exconscriptos de Putre, que aseguran que se les enseñaba a violar a “las peruanas” como arma de guerra, subraya la brutal realidad de esta estrategia.
La violencia sexual en los conflictos es una violación flagrante de los derechos humanos. Especialmente las mujeres y niñas se convierten en objetivos vulnerables. Este tipo de violencia tiene consecuencias devastadoras a nivel físico, psicológico y social. Las víctimas no solo sufren el trauma inmediato del ataque, sino que a menudo enfrentan estigmatización, rechazo social y dificultades económicas a largo plazo.
La narrativa de los exconscriptos de Putre, en la cual se revela que se les enseñaba a violar como una táctica de guerra, es una prueba escalofriante de cómo la violencia sexual se institucionaliza dentro de las estructuras militares en Chile. Esta revelación debe servir como un llamado de atención para todos y todas.
Es imperativo que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen juntos para desmantelar estas prácticas y llevar a los responsables ante la justicia. La impunidad no puede ser una opción.
El uso de la violencia sexual como arma de guerra es un crimen que socava los principios básicos de la humanidad. Los perpetradores buscan destruir la dignidad y el espíritu de las comunidades afectadas, perpetuando ciclos de violencia y sufrimiento.
Para contrarrestar esto es esencial que se implementen políticas efectivas que prevengan la violencia sexual y protejan a las víctimas. La educación, la concientización y la capacitación de las fuerzas militares y de seguridad son pasos cruciales en esta dirección.
El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos no debe ser solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio constante de la labor que aún queda por hacer.
Necesitamos un compromiso global renovado para prevenir y erradicar la violencia sexual en los conflictos. Esto incluye la creación de mecanismos eficaces de rendición de cuentas y la promoción de una cultura de respeto y dignidad humana.
En conclusión, mientras conmemoramos este día, recordemos que la lucha contra la violencia sexual en los conflictos requiere la acción y el compromiso de todos. Las historias como la de los exconscriptos de Putre no deben ser vistas como anécdotas aisladas, sino como llamadas a la acción urgente.
Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido podremos asegurar un futuro en el que la violencia sexual como arma de guerra sea erradicada de una vez por todas, y en su lugar, florezcan la paz y la justicia.
Autora de la columna: María Francisca Bello, Diputada por el distrito 6
Crédito foto: Agencia Uno