El dispositivo Neme o cómo la ultraderecha gana las elecciones
La contingencia avanza a velocidades apabullantes, pero hay debates que por su carácter sustantivo merecen una atención pausada. No siempre tenemos la oportunidad de detenernos en discusiones ideológicas. Y al dejar pasar estas oportunidades dejamos la discusión de los grandes temas bajo el liderazgo de una derecha, y de sus portavoces mediáticos, que sin complejos defienden abiertamente sus ideas antidemocráticas.
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No es nuevo que los altavoces del establishment abran su billetera y llamen a disputar el poder a los sectores subalternos en una supuesta igualdad de oportunidades. Allá por 2011 cuando en España el movimiento social 15M se estaba incubando, tras el desastre social que había arrastrado el sistema bancario internacional, la élite mediática, desde sus diversos portavoces mediáticos, tertulianos y presentadores de televisión (matinales, noticias) exhortaron a los activistas sociales a disputar el terreno mediático desde la propiedad del poder: a comprarse un medio en lugar de criticarlos; a formar partidos políticos en lugar de machacarlos.
Hace pocos días escuchamos circular el mismo mensaje desde las pantallas, esta vez tras los dichos de José Antonio Neme, un comunicador televisivo que, como otros ideólogos, defienden a los propietarios de su línea editorial cuando los tocan. Llamaba a los sectores progresistas a comprarse un medio de comunicación. Se sabe que los especialistas de la comunicación funcionan como un dispositivo ideológico del aparato mediático cuya misión es enmarcar y reproducir un sentido común en la opinión pública.
Su objetivo es claro: simplificar el mensaje ideológico desde el choque frontal entre el poder del establishment y los sectores subalternos. Esto es muy claro para quienes conocen los matinales. Cada mañana somos testigos de la infantilización y de la condescendencia con la que conducen sus entrevistas a sectores populares, empleando un agresivo dispositivo de relacionamiento comunicativo construido con un fuerte perfil doctrinario.
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Este es parte del mismo repertorio de un discurso público que conduce con éxito los resultados electorales de la ultraderecha. “La gente no es tonta -recuerda Milei- si pasa hambre hallará la forma de alimentarse”. Si eres pobre, emprende; si no te gusta nuestra línea editorial, compra una. Es el mercado, en definitiva.
Todo para instalar la creencia, cada vez más arraigada, de que todos tenemos la misma oportunidad para acceder al poder, lo cual constituye una imposibilidad sociológica. Y esto, tan burdo, es lo que llamo el “dispositivo neme”: la misión de banalizar la disputa por el poder. Instalar en la opinión pública la ilusión de que la cancha es pareja para todos.
Por supuesto que la prensa alternativa no puede competir con el grupo Copesa o con los grandes propietarios televisivos. Neme hablaba de un concierto de medios de comunicación de utilidad pública, pero no habló de la responsabilidad que tienen los medios de comunicación privados, como Mega, en la convivencia democrática del país. Canal que, recordemos, fue multado por difundir imágenes falsas durante el 8M. No habla de una ley de Medios que democratice el acceso a los mismos y que evite la tendencia monopólica, y que se endurezca la sanción a quienes hagan circular fake news.
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Ciertamente se ha instalado un debate necesario, que no debería ser testimonial, porque precisamente este es el repertorio de argumentos simplistas que van ganando terreno y alimentan a la ultraderecha y a sectores antidemocráticos, pues como es sabido, los medios de comunicación son la continuación de la política por otros medios.