Desafíos y oportunidades del envejecimiento de la población
A nivel global la pirámide demográfica se ha invertido de manera constante en los últimos años. Como resultado se observa un incremento en la esperanza de vida de las personas, donde se habla de una longevidad productiva o activa, que tiene sus raíces en el avance de la ciencia en salud, en el desarrollo tecnológico, en mejores condiciones laborales, en más y mejor acceso a alimentos y agua potable, entre muchos otros factores relacionados con una mejora en la calidad de vida.
[Te puede interesar] Riesgo país más bajo desde el 2018: Economista apuesta por mayor inversión extranjera
En cuanto a cifras, cuando empezó a principios de la década de 1990, la esperanza de vida a nivel mundial era, en promedio, de 65 años; mientras que en el 2020 llegó a 73. Estos datos varían según las regiones: por cuanto en la Unión Europea, por ejemplo, es de 80 años; en Estados Unidos es de 77; y en América Latina y el Caribe es de 76.
Además, la población total de mayores de 60 años se habrá duplicado en 2050 respecto al año 2000, y en lo que respecta a América Latina y el Caribe, según las proyecciones demográficas, se espera que el 25% de la población tenga 60 años o más para el 2050.
Pero ¿qué sucede en Chile? Chile es el país más envejecido de Latinoamérica. De hecho, a nivel nacional la esperanza de vida ha aumentado de forma exponencial, alcanzando hoy en día los 80 años. Asimismo, la población de mayor edad representa, cada vez, una proporción mayor de la población total. Actualmente, el 18% de la población chilena tiene más de 60 años y se estima que en 2050, el 31,6% de su población comprenderá este rango etario.
Este cambio generalizado a nivel demográfico trae consigo retos y oportunidades para el desarrollo económico. Los mayores son vistos como una carga bajo el estereotipo clásico, y en consecuencia los diferentes países tienen como reto la generación de condiciones apropiadas en pensiones, salud y servicios de atención a la dependencia.
Sin embargo, las formas de consumo se modificarán con el envejecimiento de la población y los mayores se convertirán en el motor de la llamada “economía plateada” (silver economy), lo cual plantea desafíos a nivel país y una fuente de oportunidades de mercado para aquellas empresas que están en condiciones de reformular sus propuestas de valor en orden a satisfacer de mejor manera las necesidades y requerimientos de este segmento de la población.
¿Qué se entiende por economía plateada? Este concepto nace en Japón a mediados de la década de 1970 para referirse a un mercado que estaba cobrando gran relevancia, el de las personas mayores de 50 años. En dicho país se estima que el mercado de la economía plateada se ha duplicado en los últimos 20 años y que ahora representa prácticamente la mitad de todos los consumos.
En la Unión Europea, en 2015, los mayores de 50 años representaron el 40% del consumo de los hogares y para el 2025 se espera que llegue al 44%. En América Latina y el Caribe se estima que un 30,2% será el crecimiento del consumo de las personas mayores, y si consideramos a individuos desde los 45 años, el porcentaje se eleva a 54,9%. En Chile la población mayor de 50 años fue responsable del 46 % del consumo interno en 2020 y se espera que la cifra aumente al 60% en 2050.
[Te puede interesar] Marcel anunció aumento del subsidio de vivienda de clase media: de 250UF a 400
Este mercado se centra en las necesidades y demandas de los adultos mayores e incluye sectores tan diversos como la salud, dependencia funcional, ahorros, alimentos, banca, automoción, energía, vivienda, telecomunicaciones, ocio y turismo, entre otros.
Entre estos sectores los que más protagonismo pueden tener son la tecnología y el entretenimiento, pero los diferentes mercados deben generar las condiciones para que produzca la “silverización”, para que se dé impulso a nuevas profesiones y a la inversión de planes estratégicos para mejorar la planificación del crecimiento de las ciudades.
No obstante, hoy en día se considera una visión más integral de las personas mayores, por cuanto se les percibe como actores relevantes y muy importantes en la economía. Considerando este contexto, las instituciones de gobierno y las empresas reconocen que la “economía plateada” jugará un papel fundamental en el desarrollo de la economía de los próximos años ya que, a medida que la esperanza de vida se extiende, se plantea igualmente el desafío de crear una economía que no solo se mantiene, sino que de manera importante prospera en respuesta a la prolongación de las vidas humanas.
Por este motivo, en la nueva concepción del concepto “economía plateada” se va más allá de la generación de productos y servicios que resuelvan problemáticas en concreto de las personas mayores, y se incluye el emprendimiento y el empleo.
Además, se trata de un segmento atractivo para las empresas, ya que aún cuando hay diferencias por regiones y dentro de los mismos países, se trata de personas con un poder adquisitivo mayor que el de los más jóvenes, y poseen más ahorros y un patrimonio mayor.
Esas características, sumadas a un mayor tiempo libre para disfrutar de la llamada “segunda juventud”, y también que son personas activas a las que les gusta cuidarse -y por ende demandan productos y servicios más específicos y personalizados-, convierten a este grupo en un segmento de mercado atractivo y ofrecen la oportunidad de desarrollar negocios y crear empresas para cumplir con sus demandas y necesidades específicas.
Pero, para que se genere este impulso en la economía a nivel país tenemos el desafío de poder integrar a las personas mayores a nuestra sociedad de una manera activa e inclusiva. Para esto es necesario que se potencie y establezcan políticas públicas orientadas a estimular el empleo y el emprendimiento entre las personas mayores.
[Te puede interesar] La tendencia y la tradición de la polarización ideológica
Lo anterior pasa porque las personas mayores tengan la libertad de permanecer en el mercado laboral o tomar la decisión de emprender por un interés personal, y no por razones de índoles económicas (por ejemplo, la necesidad de complementar las pensiones con otras fuentes de ingresos). Esto generará un efecto sinérgico en la economía, porque si las personas mayores permanecen en el mercado laboral, o generan ingresos mediante emprendimientos, se estimulará el consumo nacional y mejorarán los indicadores macroeconómicos, como la tasa de crecimiento del PIB.