Transición Justa: Lo glo(cal) como desafío regional del Litio
En la historia de la humanidad hemos mutado y transformado nuestra fisonomía social, política y económica en diversas ocasiones. Así, encontramos múltiples momentos de transición desde un punto “a” hacia un punto “b”. Por ejemplo, imaginemos lo que significó para las comunidades latinoamericanas o africanas la colonización europea, o las dictaduras y los retornos a las democracias, o incluso la electrificación y el lanzamiento del internet.
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Muchos de estos cambios o grandes transformaciones que ha enfrentado la humanidad se han desarrollado en base a imperativos, pero ¿qué son los imperativos? Podemos entender los imperativos como la razón o el fundamento que nos mandata a realizar tal o cual acción a un determinado ritmo.
Por ejemplo: la colonización del mundo bajo el imperativo de la evangelización y el desarrollo comercial europeo; o la extracción de recursos naturales por el imperativo del crecimiento económico; incluso de forma más extrema, el lanzamiento de la bomba atómica y el genocidio sobre el imperativo de la paz.
Lo interesante es que las transiciones orientadas por imperativos históricamente suelen cargar con violencias, con aquello que se mete debajo de la alfombra en nombre de avanzar, lo que a veces llaman “externalidades negativas” o “huellas”. En vez de asumir a priori aquella carga ¿por qué no interrogarnos de forma seria, sistemática e informada sobre la planificación y construcción de tecnologías políticas que permitan la gestión de estas imposiciones?
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En el mundo que habitamos debemos reconocer que las distancias se han acotado y que con todas las desigualdades, imposiciones, colaboraciones y vínculos hemos avanzado a un tipo de sociedad global. En efecto, más allá de la valoración y opinión que tengamos sobre la globalización es innegable que se han complejizado las redes a una escala mundial, por ejemplo, podemos pedir un producto por una aplicación a China y en menos de una semana llega a la puerta de nuestra casa en Antofagasta. Este vínculo entre lo global y lo local es lo que llamamos lo glo(cal), un espacio sumamente complejo que pueda ser positivo, pero también inmensamente nocivo, todo depende de cómo se gestione el poder.
El impulso global de transitar hacia sociedades más sustentables en un momento de ebullición climática genera un contexto complejo. La transición se basa en el imperativo de acción, de hacer algo rápido ante esta crisis total.
Pero si nos detenemos un momento y desaceleramos el imperativo del cambio por un periodo corto, quizás vale la pena interrogarse regional y nacionalmente ¿qué estamos dispuestos y dispuestas a hacer en nombre de la transición sustentable a nivel global?, ¿cuál es el límite para que deje de ser sustentable a nivel local?, ¿cómo podemos medir esa “sustentabilidad”? ¿cómo afecta el desarrollo global a nivel local?, ¿es posible hablar de un desarrollo global que considere todas las particularidades de los diversos territorios que conforman nuestro planeta?
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La pregunta central y la reflexión que debemos desplegar urgentemente es ¿cómo realizar una transición sin reproducir las violencias que las transiciones en base a imperativos siempre traen consigo? Ese es el desafío de pensar una Transición Justa, una Transición Justa para la Región de Antofagasta y para el desarrollo futuro del Litio.