Algunas especies introducidas desde afuera y que carecen de depredadores naturales se reproducen hasta el punto de generar un desequilibrio en el ecosistema y dañar las especies nativas que convivían de forma armónica en él.

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Es lo que está ocurriendo con el visón americano; un mamífero introducido para la industria peletera que se convirtió en plaga y avanza por el sur de Chile. Se alimentan de casi todo lo que encuentran, presentando una amenaza para muchas especies protegidas del país.

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Ahora, investigadores y conservacionistas ven con preocupación la presencia de este mamífero en áreas protegidas de Chiloé que tienen muchas barreras naturales y contienen naturaleza en estado prístino, lo que demuestra el grado al que ha llegado la invasión.

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Así lo relata Patricia Troncoso, presidenta de la iniciativa de conservación privada Ahuenco, que señala el avistamiento de visones en el parque que administra la organización y que colinda con el Parque Nacional Chiloé, así como en el río Chepu.

Ante el medio La Tercera, Troncoso explica que el visón demuestra ser una especie muy adaptable y agresiva, que logró cruzar importantes barreras naturales como el canal de Chacao y el río Chepu, llegando a una de las zonas con más endemismo de la isla, lo que significa que las especies allí presentes no existen en casi ningún otro lugar del mundo.

El visón se come a los especímenes de animales pequeños, y a las crías y huevos de animales más grandes, por lo que representa una amenaza generalizada. Puede atacar especies en peligro de extinción como la Ranita de Darwin o el Monito del Monte.

¿Qué se puede hacer?

Desde 2019 se ejecuta en Chiloé un programa de erradicación de la especie que no ha logrado ese resultado. Con cámaras trampa, denuncias y trampas, durante los cinco meses entre noviembre de 2022 y marzo de 2023, lograron capturar 313 visones. El programa terminó en 2023 aunque se podría renovar.

Sin embargo, quienes trabajan en el sector apuntan a la necesidad de generar acciones más coordinadas, de largo plazo e integrando distintos actores en todo el territorio, ya que se trata de un animal que rápidamente puede colonizar distintos espacios y compensar la baja en su población en una zona.

Troncoso opina en la misma línea, llamando a generar una política pública para manejar la plaga y aumentar los recursos disponibles del Servicio Agrícola Ganadero (SAG), que es el organismo encargado de supervisar la eutanasia pero que tiene poca capacidad de fiscalización.