Papayeros de Coquimbo trabajan para dar sello de origen a su producto, al estilo de la Champaña
Jugos, mermeladas, confites y conservas de papaya son el souvenir obligado para quienes visitan La Serena. Y aunque la especie, que se produce en casi toda la región de Coquimbo, es originaria de climas subtropicales, se ve favorecida por las temperaturas moderadas y la humedad alta que entra de la costa en las zonas bajas de la región.
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Para agregar valor a esta producción que se considera parte del patrimonio agroalimentario local, productores trabajan junto al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) a través de un fondo de innovación del gobierno regional, para obtener el sello de origen de la papaya coquimbana.
El objetivo del sello es demostrar que la papaya producida en Coquimbo es especial y distinta que la producida en otros lugares, y el reconocimiento incentiva a toda la cadena de valor de turismo, gastronomía y el comercio a agregarle valor al producto.
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Lograr el sello requiere de una fuerte organización entre productores y de conocimiento sobre las características del producto y su forma de producción. Para esto, desde el INIA están trabajando junto a los productores generando capacitaciones, talleres y encuentros para encausar el esfuerzo y lograr la certificación, que entrega el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI).
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Los productores participantes ya fueron catastrados por el equipo del INIA, quienes caracterizaron sus suelos, condiciones climáticas, sus frutas y su método de producción.
Papaya en declive
El trabajo cobra relevancia debido a la situación actual del cultivo de papaya en la región, ya que en los últimos años la superficie de cultivo ha disminuido sostenidamente. Se trata de una situación que se constata en las últimas décadas. Mientras en 2011 había 185 hectáreas disponibles de plantas de papayo, en 2015 ya había un tercio menos.
Entre las razones para este declive, autoridades regionales destacan el cambio en el uso de suelo y el aumento de la urbanización y de las parcelas de agrado, que en los últimos años han generado núcleos urbanos irregulares en suelos cultivables, así como en áreas naturales.
A esto también se suma la mega sequía, que en la región de Coquimbo continúa siendo crítica ya que no llegaron allí las lluvias de invierno del 2023. Productores han señalado que están reduciendo sus superficies de cultivo de papaya debido a que la falta de agua les obliga a instalar riego tecnificado, lo que encarece el costo por hectárea.
La situación presenta un incentivo del proyecto para incentivar la producción, organizar a las y los agricultores para que intercambien experiencias, y agregar valor a la papaya generando sub productos y potenciando su venta en distintos ámbitos como parte del patrimonio regional.