Cecilia Toro: La chilena que ha llevado su arte gráfico de Angoulême a los Oscar
El más reciente viaje de la autora chilena Cecilia Toro fue con la delegación nacional que representó al país en el prestigioso Festival de Cómic de Angoulême en Francia, hace unas semanas, por su obra que combina cuento, comic y stop-motion y que tanto ha aportado a la internacionalización del arte gráfico chileno de los últimos años.
Sus últimos aportes fueron llevar en 2021 "Bestia" a los premios Oscar en Estados Unidos y llegar con la fotonovela "Calfucoy" al encuentro de artistas del cómic más importante del mundo en Angoulême, Francia.
Su más reciente entrega, "Calfucoy", cuenta la historia de Eloísa, una niña descendiente mapuche que se rehúsa a salir de casa, hasta que la curiosidad y dudas existenciales sobre cuál sería su lugar en el mundo exterior, la llevan a emprender un viaje hacia sus raíces. El interés de saber qué hay en el mundo que no conoce supera al miedo y la empuja a realizar una travesía que debe realizar "con la tierra en los pies".
Toro estuvo nominada a los premios Oscar el año 2021 por el cortometraje "Bestia", del que es productora general, sobre Ingrid Olderock, participante activa de la dictadura, quien entrenaba perros para cometer torturas y violaciones de todo tipo a los Derechos Humanos.
Ya en 2022, mismo año en que publicó "Calfucoy" a través de la editorial Ocholibros, conversaba con este medio sobre la identidad y el encierro como ideas principales de la fotonovela.
Ahora, reflexiona sobre el salto de su trabajo a los ojos internacionales, el mensaje de su obra, sus mayores inspiraciones en el rubro y la percepción que tiene sobre el escenario artístico y literario en Chile.
-¿Qué técnicas usa en Calfucoy? ¿En qué formato se presenta y por qué la elección de contar la historia a través de ese tipo de relato?
Calfucoy es un libro atípico, hecho en un formato híbrido entre el stop motion y el cómic, por eso quedó “a medio camino” en lo que llamo una “fotonovela gráfica”. Elegí esta forma porque sentí que la fotografía podía resultar más atmosférica y era la técnica que manejaba, entonces me pareció más natural.
-¿Que referentes tiene en el stop motion?
-Creo que Marjane Satrapi* es una referencia muy importante; lo politizada que es su obra universal es muy valioso. En stop motion, técnicamente siempre revisé todos los estudios que desarrollan la técnica, pero mi película favorita es Anomalisa, porque el guión justifica 100% que esté hecha en stop motion.
*Nota: Marjane Satrapi es una escritora, ilustradora y novelista de origen iraní. Su obra más famosa es "Persépolis", una animación autobiografía en la que expone su infancia en el seno de una familia liberal. En contexto de tensión política, su viaje de descubrimiento personal ocurre en las décadas de los 70 y 80, a través de tendencias rebeldes, punk y anti-fundamentalistas.
-¿Podríamos ver algunas similitudes o puntos de comparación entre Eloísa en Calfucoy y Marjane en Persépolis?
-Creo que ambos son retratos de las infancias en lugares no convencionales desde la no ficción. Miradas distintas a lo habitual, que suelen ser más naive. Lo que me impactó de Persépolis la primera vez que lo leí es que es casi documental, y creo que eso me marcó para atreverme a hacer un libro sin la fantasía habitual de los libros para la niñez.
-¿Cuál ha sido la experiencia y qué importancia le da a la participación en este tipo de festivales?
-Siento que es la perspectiva. Chile era el único país latinoamericano con participación apoyada oficialmente por el Estado, y fue un respaldo fundamental para tener esa perspectiva de analizar los temas que nos interesan, con el lenguaje que desarrollamos. Si bien, muchos de los autores tenían traducciones en francés, se vendieron todas las copias en español que llevamos, porque llamaba mucho la atención, incluso en niñas y niños.
-¿Cuál cree que es el mensaje que su trabajo está dando en el mundo?
-Creo que es simple y espontáneamente una voz más, desde una realidad muy chilena, común y corriente, contando una historia universal en este momento específico de la historia del mundo; una niña latinoamericana observa la desigualdad y el origen de su familia entre varios otros temas, en su realidad local, con su propio lenguaje y sus acervos.
-¿Cómo ve el futuro de relatos de este tipo en la escena nacional?
-Espero que comiencen a abrirse relatos más despiertos para y sobre todo desde la niñez, más alejados de las realidades idealizadas de las élites, que hasta ahora, monopolizan los imaginarios para las infancias, haciendo ver todo igual. Me encantaría que el espectro se abriera a nuevos tonos narrativos y nuevas formas de visualizarlas.
-¿Encontró nuevos referentes en el festival u otros artistas que usen la misma técnica?
-No encontré cosas parecidas y eso me gustó. También me sirvió para ver los lenguajes visuales actuales en Europa, el alto nivel de ediciones que tienen, sobre todo las portadas.
-¿Cómo fue la experiencia de llevar su trabajo a ojos fuera de Chile? La historia de Eloísa y el retrato de Ingrid en Bestia
-Creo en la universalidad de historias pequeñas y locales. También creo en no separar contenidos según rango etáreo, si no más bien por intereses, y mi participación en el festival de Angouleme fue una tremenda confirmación de esto, porque es un festival de narrativa gráfica en general, donde Calfucoy sí tuvo cabida desde su intención primordial de comunicar ideas desde ese formato. La idea no “edadista” de no dividirnos entre niñez y adultez si no por las cosas que nos importan y que queremos analizar abriendo perspectivas y puntos de vista, sin subestimar a las infancias, por fin siento que se cumplió y fue un tremendo aprendizaje que atesoro mucho y pretendo replicar a mi regreso.