Académicos proponen cambios en fórmula del 30-30-30 para combatir incendios forestales
Los incendios forestales que han afectado al centro-sur de Chile en las últimas semanas han puesto en evidencia la necesidad de actualizar los parámetros que se utilizan para medir el peligro de propagación de las llamas.
La tradicional regla del 30-30-30, que considera una combinación de temperaturas superiores a 30°C, vientos sobre los 30 kilómetros por hora y una humedad relativa del ambiente inferior a 30%, ha sido cuestionada por su falta de respaldo científico y su insuficiencia para reflejar las condiciones meteorológicas más severas que se han registrado en el país.
Así lo explican los profesores Miguel Castillo y Roberto Garfias, académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (CFCN) de la Universidad de Chile, quienes proponen adoptar un enfoque más flexible y adaptativo, que tome en cuenta la humedad del combustible fino y muerto y la velocidad y dirección del viento, entre otros factores.
Según Castillo, la regla del 30-30-30 ha tenido un impacto mediático en la opinión pública, pero no está probada científicamente. "Es un término que se habló, incluso a principio de este año, por una condición estacional de la meteorología local y las condiciones previas a un estado crítico que podría concitar los grandes incendios. Pero lo que es claramente cierto es que las condiciones meteorológicas están cada vez más severas”, afirma.
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El académico señala que la humedad del combustible fino y muerto es clave para determinar la intensidad y la tasa de propagación de los incendios, ya que, a menor contenido de humedad, mayor es la combustión. Además, el viento influye significativamente en las operaciones de combate y en la estrategia de control.
“Lo más sensible en el tamaño de los incendios va en directa relación -y eso sí está probado científicamente- con la humedad del combustible fino y muerto. También el viento, indudablemente, influye mucho, sobre todo para las operaciones de combate y para la estrategia de control”, asegura Castillo.
Por su parte, Garfias sostiene que más que hablar de proporciones o índices, es mejor ir al fondo del asunto y entender que los incendios de hoy son distintos a los de hace 20 o 30 años atrás. “El comportamiento del fuego es mucho más extremo y, por lo tanto, la sociedad en general tiene que tomar conciencia de lo que significa un incendio, el daño y el flagelo que significa para la naturaleza y para los seres humanos también cuando entran a las zonas pre-urbanas”, cierra Garfias.