Del trabajo al preuniversitario: El joven que estuvo a dos respuestas de los 1.000 puntos
La mañana de ayer se levantó a las 8:00, como acostumbra a hacerlo para ir al trabajo. Tranquilamente, Emilio Rivera tomó desayuno junto a su polola en la casa que habitan en Puerto Montt. A eso de las 8:30, con el nerviosismo disfrazado de serenidad, ingresó al portal del Demre para revisar sus puntajes en la Prueba de Acceso a la Educación Superior. Con su novia al lado y su mamá en mente, presionó enter y la sorpresa fue total: 963 puntos en la prueba de Matemática 1 se mostraban en un cuadro azul.
Horas después su madre, la primera en recibir la noticia en Santiago, desbordaba entusiasmo y orgullo dando a conocer que su “cachorro menor” había conseguido puntaje cercano al máximo y pateaba con fuerza la puerta que lo separaba de la educación universitaria. Los mensajes no dejaron de llegar desde ese momento.
El cachorro menor estuvo a 2 puntos de ser puntaje nacional en matemáticas. Está feliz y eso es mucho pa una mamá que admira su esfuerzo#PAES
— Yess ? (@convista_almar) January 2, 2024
Emilio se graduó de cuarto medio en 2022 y esta fue su segunda vez rindiendo la PAES. Quiere estudiar psicología en Santiago, en la Universidad de Chile o la Pontificia Universidad Católica, sueño que había postergado previamente mientras se instalaba definitivamente en un lugar.
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Si bien el resultado fue excelente y muy cercano a los 1.000 puntos que consigna un "puntaje máximo", Emilio asegura que "sentí que no me había preparado bien” sobre su rendimiento y experiencia en la prueba.
Las galletas de la discordia
Parte de sus bajas expectativas tenían como motivo una de las preguntas que le jugó en contra. “Cuando la estaba marcando, rellenando el cuadro de la hoja de respuestas, me di cuenta que me había equivocado de alternativa, pero no quedaba tiempo”, dice.
Era una ecuación sencilla que solucionó en instantes; planteaba el caso de una receta de galletas en la que había que calcular los cantidades de los ingredientes. ¿El error? El tiempo y los nervios.
Entre pega y preu
El buen rendimiento de Emilio no fue suerte, sino fruto de sus esfuerzos durante el 2023. Todos los días salía de su trabajo a las 16:00 y se dirigía a clases en el preuniversitario CPECH, donde comenzaba a las 17:00.
Ese fue su itinerario hasta noviembre, cuando ya frente al facsímil, con una “idea pesimista”, como agrega, respondía los ejercicios con Psicología como meta.
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El pesimismo fue propio del estudiante y el estrés de la situación. El resto de su familia sabía que dominaría la prueba como dejó ver ayer.
“Mis familiares esperaban que me iba a ir bien. Me llamaron todos para felicitarme”, dice el joven desde Puerto Montt.
Mientras, su madre, desde Santiago, luego de un día completo recibiendo mensajes de felicidades de la comunidad de la red social X, cerró sesión expresando el inmenso orgullo que siente por su “cachorro menor”, hasta ahora el primer universitario de sus hijos.
Se cierra un día redondito
— Yess (@convista_almar) January 3, 2024