A 116 años de la matanza de Santa María de Iquique, la noche que marcó la lucha obrera en Chile
La noche del 20 de diciembre de 1907, en el puerto de Iquique, se vivió un momento de solidaridad y rebeldía que marcaría la historia de la lucha obrera en Chile. Los trabajadores del salitre, provenientes de distintas nacionalidades, se habían unido en una huelga general para exigir mejoras salariales y laborales.
Entre ellos, había miles de peruanos y bolivianos que habían sido contratados por las empresas extranjeras para explotar el desierto. Ante la amenaza del gobierno de deportarlos, los obreros chilenos decidieron acogerlos y protegerlos, formando una gran asamblea en la escuela Santa María.
Al día siguiente, el ejército chileno, al mando del coronel Roberto Silva Renard, rodeó el edificio y dio la orden de desalojo. Los huelguistas se negaron a abandonar el lugar, y respondieron con gritos de protesta y canciones revolucionarias. Entonces, se escuchó el primer disparo, seguido de una ráfaga de balas que duró más de una hora. La masacre fue brutal: más de 2.000 personas, entre hombres, mujeres y niños, fueron asesinadas a sangre fría.
[Te puede interesar] ¿El En contra ratificó la Constitución del 80?: Expertos aseguran que no
La matanza de Santa María de Iquique fue un crimen de Estado, perpetrado por los intereses de la oligarquía y el capitalismo. La versión oficial minimizó el número de víctimas y ocultó la responsabilidad de los autores. Sin embargo, la memoria popular conservó el recuerdo de los mártires y sus demandas.
Años después, el anarquista Antonio Ramón Ramón intentó vengar a su hermano muerto en la escuela, apuñalando al coronel Silva Renard. El militar sobrevivió, pero murió por las secuelas del ataque.
Hoy, a más de un siglo de la tragedia, el monumento erigido en el lugar del crimen rinde homenaje a los caídos y a su lucha por la dignidad y la justicia. Su ejemplo sigue vigente en las actuales movilizaciones sociales, que reivindican los derechos de los trabajadores y los pueblos.