Servicios Locales de Educación (SLEP): Pésimo Servicio
La crisis que vive hoy el Servicio Local de Atacama no es más que otra señal de lo mal diseñada de la política pública educativa en un contexto donde se quiso siempre sobreponer el concepto de educación pública desde una mirada épica. Si bien el diseño de los Servicios Locales apuntó a implementar políticas públicas educativas tendientes a mejorar los procesos educativos pensando además en el aumento de oportunidades principalmente para los sectores más vulnerables de la sociedad chilena, estos servicios también son una caja de empleo para quienes como siempre ven en el Estado una realidad laboral fácil, sin control, perfecta para instalarse y dejar pasar la vida mirando por el lado como otras cosas también pasan.
Concordamos que efectivamente se necesitaba en este país abordar de manera seria y sistemática un cambio profundo y radical a la situación vivida por la educación pública sumida en el desastre propio de la municipalización. Un sistema educativo a expensas de las administraciones locales que en su mayoría no cuentan con cuadros técnicos apropiados para sobrellevar procesos tan complejos como los que se relacionan con la formación escolar de niños, niñas y adolescentes. Pero como sea su forma de administración el botín siempre se lo repartió la administración que ganó la última elección municipal. Se suma a esto la sabida fuga de recursos desde educación hacia otras áreas municipales, el oscurantismo contable propicio, la poca acción de la contraloría y un sinfín de problemáticas que sumadas a la entrega de recursos de manera desigual determinó un fracaso mayor en la municipalización educacional.
La solución nuevamente vendría desde la iluminación. Se crean los llamados Servicios Locales de Educación Pública para ser instalados en todo el país y que de manera progresiva se fuera dando termino a la educación municipalizada dando paso a un sistema más justo, equitativo, de calidad y que considerara todas las necesidades, características y particularidades de los y las estudiantes en la localidad donde se ubican. Como siempre el papel aguanta demasiado. La clase política sonrío para la fotografía una vez más iniciando una apuesta que hasta ahora tiene más grises que colores.
Dos ejemplos. En la Región Metropolitana se sabe de los enormes problemas del SL Barrancas (Cerro Navia, Lo Prado y Pudahuel) por su falta de recursos, la poca puesta en práctica de soluciones reales y como siempre los escases de recursos que den reales soluciones a niños, niñas y adolescentes que les toca vivir a -estas alturas – el desastre de la educación pública. Convengamos que en esos sectores del territorio son pocas las familias que eligen la educación que quieren para sus hijos e hijas. En el norte son cada vez peores las noticias que llegan desde Atacama. Un paro de docentes eterno terminó por demostrar el nulo efecto de esta política pública en lo que según el diseño venía a terminar con el fracaso de la educación municipal. Son visibles la crisis en infraestructura, mantenimiento de establecimientos, problemas de administración y un sinfín de otras situaciones que tienen a estudiantes y docentes en una situación indigna.
Sin embargo, ambas experiencias demuestran elementos comunes además de los ya sabidos. Sigue siendo la educación pública un botín para quien gobierna, para quien milita y para quien ve en el Estado una profesión laxa, cómoda y sin mayor control. Nuevamente y sin mayores sorpresas los cargos públicos son el cotillón de una mala fiesta. Autoridades de adorno y sin respuestas. Sin mayor interés en poner en discusión las temáticas de fondo porque lo que realmente importa es como se equilibran las cuotas de poder dentro de los SLEP mandatados desde alcaldes, diputados, diputadas, senadores o partidos políticos que buscan espacios donde además de eso nuevamente sirva el Estado como insisto “botín”. Históricamente “la decadencia” se origina cuando los cambios fueron interpretados como una ruina. A partir de lo observado y de lo que evidentemente ocurre, no cabe mejor apelativo que aplicar el de decadencia al proceso que hoy vive la educación pública chilena.