Detengamos la masacre contra la humanidad de Israel en Gaza
“La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo”
Heba Abu Nada (1991 – 20 de octubre 2023, Gaza)
En Gaza, el asesinato bajo las bombas de la joven poeta, novelista, bioquímica y activista feminista palestina Heba Abu Nada junto a más de 6.500 personas muertas a la fecha, entre ellos 2.700 niñas y niños, no es una simple información que podemos conservar tranquilamente en el registro de los saberes que tenemos en nuestras cabezas.
En unos días más, si el despliegue de las atrocidades sigue igual, aplastando día y noche a los dos millones de habitantes de esa cárcel a cielo abierto que es Gaza, con las bombas y misiles, sin agua, sin luz, sin alimentos, serán decenas de miles las víctimas de esa maquinaria del horror que avanza ante la mirada de la humanidad, con la complicidad y apoyo de parte significativa de las grandes potencias del mundo occidental.
Sin duda no podemos dejar como un mero hecho el horror del asesinato de los mil cuatrocientos israelíes el pasado 7 de octubre, muchos de ellos estaban en medio de una fiesta, o en sus Kibutz. Tampoco es un mero dato las vidas cegadas en estos últimos 15 años que, a septiembre 2023, alcanzaban a 6.407 palestinos muertos y 308 israelíes.
¿Podemos seguir nuestra vida tranquilamente mientras la espiral de violencia y muerte domina nuestras pantallas, mientras el horror se vive y hace cotidiano en tantas y tantos gazatíes? ¿Podemos asumir la indiferencia bajo la racionalidad de la distancia que nos separa del conflicto? ¿Qué pasó con la compasión y empatía de nuestra humanidad? ¿Dónde está la solidaridad? ¿Qué es ser justo hoy, cuando asistimos a un genocidio en proceso, transmitido y visto en tiempo real?
Domina la impotencia, el espanto, la indignación y la rabia. Como chilenas y chilenos, como palestinas y palestinos, como judías y judíos, es imprescindible levantar la voz y apelar con fuerza por el respeto al derecho internacional, condenar y exigir el fin de las masacres de civiles, de los bombardeos, de los secuestros, de los encarcelamientos masivos, del castigo colectivo a la población civil, y el inmediato término del genocidio al pueblo palestino.
Nada de esto es aceptable, nada de esto puede ser tolerable, nada de esto puede ser realizado en nombre de la seguridad, de la defensa, de la guerra, de “la civilización”.
Porque Gaza es hoy también una fosa común a cielo abierto, donde yacen junto a las víctimas de los bombardeos los anhelos de justicia y de paz de nuestra humanidad.
La memoria de nuestras historias de dolor cobra toda su fuerza y sentido cuando nos permite empatizar y ponernos en la piel de las y los perseguidos, cuando defendemos y luchamos por la justicia y dignidad propia y la del otro, cuando somos a la vez judíos y palestinos una sola humanidad. No permitamos que una nueva página de duelo se sume a los anales de la historia en la apatía.
Debemos enfrentar con firmeza toda vulneración a los derechos humanos y al derecho internacional, independientemente de donde venga.
Es hora de exigir justicia, así como la inmediata aplicación de las resoluciones de la Naciones Unidas en relación con los dos estados, terminando con la ocupación y represión del Estado de Israel en Cisjordania y Gaza.
Es hora de aplicar sanciones a quienes no respeten el derecho a la vida y la paz.
Es hora de enfrentar el negocio y dominio de las armas y la muerte.
Declaración pública firmada por cerca de 50 personas de origen palestino y judío.