Conocido por su belleza escénica y pozones, el Parque Nacional Siete Tazas, y la reserva que colinda con él, son unos de los espacios naturales más importantes de la región del Maule.

Ahora, tras un cambio en el Plan Regulador de la comuna de Molina, sus inmediaciones podrían urbanizarse, según alertan organizaciones territoriales de la zona.

La principal crítica de la comunidad es que las decisiones para aumentar la urbanización en la zona se tomaron con información ambiental desactualizada, recopilada en el 2011.

“Ambientalmente lo encontramos súper riesgoso ya que no hay un estudio sobre la capacidad de carga del territorio, cuanta basura aguanta, cuánta agua tiene. Las condiciones climáticas también han cambiado mucho desde 2011. No se sabe si se están interviniendo o no corredores biológicos”, resume Catalina Arroyo Navarro, representante del Concejo Ecológico de Molina.

Un plan cuestionado

El plan regulador, que tomó en cuenta una evaluación ambiental de 2011, cambió el uso de suelo de rural a urbano para varios sectores que colindan con la reserva Siete Tazas, y algunas con el parque.

Por su parte, una enmienda votada y aprobada la pasada semana por el concejo comunal intensifica aún más el uso de suelo en las áreas urbanas, aumentando por ejemplo la densificación y la altura permitida.

Siete organizaciones territoriales con amplia trayectoria en la comuna se enteraron recién este año que el Plan Regulador se había aprobado con estos cambios, y se presentaron en el concejo para pedir que se rechace la enmienda, que finalmente fue aprobada.

Según declaran, el proceso de participación ciudadana con el que se hicieron estos cambios no fue exitoso. “Somos varias organizaciones de la comuna que trabajamos hace años en turismo y conservación, y no fuimos invitados ni notificados”, declara Catalina.

“Este lugar es como la mina de oro del Maule, una de las áreas protegidas más visitadas. Es necesario conversar de forma más transversal, por ejemplo con un plebiscito comunal y si hay una estrategia comunal basada en el ecoturismo por ejemplo, sería de toda racionalidad que los espacios aledaños al parque y la reserva queden protegidos”, argumenta Pedro Guajardo Troncoso, trabajador turístico de la comuna.

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