Ministro Cataldo y 50 años: “Hay que trabajar más en formación ciudadana en nuestro sistema escolar”
Oficios, instructivos y otros documentos repletan el escritorio del ministro Nicolás Cataldo. “Aquí está lleno de papeles todo el día, más que cuando era subsecretario”, dice el titular de Educación. Y es que, a pesar de tener vasta experiencia en el mismo Mineduc, donde fue subsecretario antes que ministro, y en la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, la cual lideró por cerca de 11 meses, asumir una cartera, históricamente considerada como una de las más complejas, no es tarea fácil.
De hecho, mientras Cataldo era anunciado como nuevo ministro de Educación, trabajadoras de la Fundación Integra protestaban afuera de La Moneda por la reincorporación de educadoras y la homologación de sueldos. Solo pocos días después, el Colegio de Profesores concretó un paro nacional del gremio, el cual finalmente fue bajado tras negociaciones con la cartera de Educación, convirtiéndose en una inmediata prueba de fuego para el secretario de Estado.
Además, está la crisis de arrastre en el sistema educativo, siendo la deserción escolar, los bajos niveles de asistencia post pandemia, y los problemas de infraestructura presentes en gran parte de los colegios, algunas de las principales preocupaciones del gobierno y el Mindeuc, según el propio Cataldo.
“El llamado es a generar un acuerdo, un diálogo, que nos permita establecer mínimos comunes para avanzar en un desafío país de largo plazo. Cualquier transformación en educación es lenta, los resultados no se ven de un día para otro. Y en ese sentido, primero hago un llamado a la sociedad a asumir esta tarea con esa perspectiva de largo plazo, porque si esperamos que los resultados ocurran de un año a otro, eso no va a pasar”, asegura el ministro en entrevista con El Desconcierto.
Respecto al contexto previo a la conmemoración de los 50 años, el ministro reflexiona acerca del valor de la educación en derechos humanos y los avances que busca concretar su cartera en esta materia, asegurando que “hoy día, al menos desde el sector de educación, lo que sabemos es que tenemos que trabajar mucho más en la formación ciudadana y en profundizar estos valores en nuestro sistema escolar”.
Conmemoración 50 años
—En el contexto de la conmemoración de los 50 años, ¿qué medidas concretas el Mineduc plantea para que desde la educación se pueda construir sociedad más apegada a los valores democráticos y al respeto de los DDHH?
Una de las medidas que estamos llevando adelante es la de intencionar un diálogo y una conversación al interior de las comunidades educativas a través de instructivos de la División de Educación General, para justamente abordar el tema de la coyuntura de los 50 años, en particular sobre la importancia del resguardo de la democracia.
En ese sentido, es muy importante el compromiso que firmaron los expresidentes junto al Presidente Boric, respecto a no propiciar ni validar ningún proceso que vaya en dirección contraria a la democracia.
Hoy tenemos un desafío en educación en esa dirección, que tiene que ver con profundizar lo que se hace en materia de formación ciudadana y otras líneas que están en el plano curricular. Tenemos en desarrollo un congreso pedagógico que está discutiendo con las comunidades justamente para tener una línea de diálogo y nutrir el debate curricular que se nos viene el próximo año.
Yo espero que si esa carta está firmada de manera transversal por los expresidentes, no debería ser un problema que podamos dar un debate en el marco de la reforma curricular del próximo año, que corresponde al ciclo de primero básico a segundo medio, y podamos ir formalizando ciertas cosas que son mínimos civilizatorios y mínimos democráticos que toda sociedad debería intencionar en el sistema educativo.
—¿Esto iría de la mano con avanzar en la Educación Cívica en la malla curricular?
Por supuesto, y espero que haya voluntad política para eso, entendiendo que el Ministerio propone y el Consejo Nacional de Educación dispone. No deberíamos tener problemas en avanzar en algo que en realidad es deseado por la sociedad.
Creo que cualquier sociedad democrática debería desear formar a sus futuros ciudadanos, aquellos que son el futuro del país, que son nuestros estudiantes, para que precisamente ellos, en su desarrollo escolar, puedan incorporar valores como el respeto a la democracia, el diálogo por sobre todas las cosas, el respeto a las leyes y a la Constitución y por tanto de que los problemas de la democracia se resuelven, como hemos dicho varias veces, con más diálogo y más democracia.
—Hablando de Educación Cívica, y tomando en cuenta algunas declaraciones por parte de la oposición ¿a qué le atribuye el clima polarizado que se percibe previo a esta conmemoración de los 50 años del golpe?
Ese es un fenómeno que tenemos que analizar mucho más en profundidad desde el punto de vista político, sociológico e incluso histórico. Creo que se han ido corriendo barreras a propósito de un escenario de polarización política mucho más global y mucho más estructural en la sociedad y que uno puede identificar a partir de ciertos hitos como lo es el estallido social o el resultado del plebiscito y la elección del Consejo Constitucional. En ese sentido, veo que la conversación política se tiende a tensionar hacia los extremos y van validándose ciertas lógicas que hace algunas décadas atrás eran insostenibles e impensables.
Yo creo que es interesante que algunas opiniones, que se develan como relativizadoras de lo que pasó en el año 73 con el golpe de Estado, se vayan expresando, porque justamente obliga a que la sociedad tome posición respecto a eso para generar una condena. Porque uno podrá valorar de manera distinta al gobierno de la Unidad Popular, pero lo que yo espero es que haya coincidencia plena en que un golpe de Estado nunca es aceptable, bajo ninguna circunstancia. Hay mecanismos que la Constitución tiene para resolver estas controversias con política, no a través de la fuerza, la desaparición forzada, con tortura o persecución política, que es justamente lo que pasó en el periodo de 73 al 90.
Evidentemente es un proceso en desarrollo, y creo que más allá de la constatación de cuáles son las causas de ese fenómeno, hoy día, al menos desde el sector de educación, lo que sabemos es que tenemos que trabajar mucho más en la formación ciudadana y en profundizar estos valores en nuestro sistema escolar.
—En este contexto previo a los 50 años, usted asumió en medio de duras críticas por su militancia ¿cuál es su posición respecto a esta críticas y como las afronta?
Como cualquier militante comunista, para mí el anticomunismo no es nuevo, lo hemos vivido a lo largo de nuestra historia. De hecho hemos vivido dos periodos de ilegalidad importantes tanto de esta coyuntura que conmemoramos ahora con los 50 años como lo que fue la ley maldita en los 40. Entonces, de alguna manera, estamos familiarizados con esta forma de relacionamiento desde la derecha y la extrema derecha en particular hacia nosotros.
Yo lo veo con desazón, porque uno esperaría que justamente el año de la conmemoración de los 50 años del golpe, en pleno siglo XXI, estas cosas no estén puestas en el centro. Y hay algo que me parece mucho más delicado, que a partir de esta disputa política o ideológica, se busca convertir el debate educativo y el Ministerio de Educación en una trinchera, siendo que lo que necesitamos hoy día es formular un gran acuerdo en educación a propósito de los desafíos que tiene el sector.
Venimos saliendo de una pandemia que nos dejó retrasados de manera muy importante en materia de aprendizaje, que deterioró la convivencia escolar al interior de las comunidades educativas, que tiene a los estudiantes sin asistir a clases o con una baja en su asistencia. En ese contexto, lo que busco y en lo que hemos estado trabajando, es en precisamente construir mínimos comunes país, que son desafíos que no tienen color político y que probablemente ni siquiera tienen posición ideológica.
El llamado es a que nos hagamos cargo de esos desafíos, esa ha sido la invitación que yo al menos le transmití a la Cámara de Diputados, al Senado y a los parlamentarios de las comisiones de educación. He estado trabajando también con las comunidades de las iglesias católicas, conversando sobre reactivación educativa y lo que veo es que hay mucha disposición.
Me da la impresión de que desde mi nombramiento, como también ocurrió cuando estuve propuesto para ser subsecretario del Interior, hubo una polarización importante en el debate. Pero tal como ocurrió en la SUBDERE, se generan las conversaciones, se van estableciendo las agendas, y eso genera un clima de conversación que es mucho más estable y de mucho más de diálogo. Hasta ahora no tengo nada negativo que decir respecto a las conversaciones que he tenido con los parlamentarios de oposición, como también con los distintos stake holders del sistema, llámense fundaciones, representantes de los sostenedores, en fin. Al contrario, creo que es una buena conversación y eso tiene una buena perspectiva. Los desafíos de la educación están poniéndose en el centro, y vamos a seguir trabajando para que eso siga trabajándose en esa dirección.
Crisis en el sistema educativo
—Usted viene desde la SUBDERE donde tuvo una buena evaluación, no solo del gobierno, sino que del amplio espectro político ¿Qué aspectos de su gestión en esa repartición busca integrar al trabajo en el Ministerio de Educación?
Varias cosas que se han ido mezclando, porque antes de ser SUBDERE fui subsecretario de Educación y me permitió profundizar en la realidad del sistema educativo chileno y particularmente en este marco de transición hacia una nueva institucionalidad de la educación pública y, por tanto, trabajar mucho con los sostenedores municipales. En la SUBDERE la relación con los municipios está dada por la naturaleza de la función y me permitió consolidar una mirada de aquello, y desde ahí traer una idea de cómo estructurar un plan de desarrollo para enfrentar los desafíos de la educación desde la cartera.
Por otro lado, en la SUBDERE se nos abrió la puerta para poder entablar un diálogo transversal con los parlamentarios, con los alcaldes y alcaldesas y con los gobernadores regionales. Y aprovechar esas relaciones, esos vínculos, para atraerlos a la práctica del ejercicio democrático y la conversación en torno a los desafíos de la cartera educacional son elementos que no siempre se tienen. Efectivamente logramos consolidar una relación con parte de la oposición, y que se traduce en una conversación con muchos actores, que una parte importante del gobierno no tiene.
Todos vieron la relación que logramos construir con la alcaldesa Matthei en torno al proyecto de la Alameda- Providencia. Y esta relación es en torno a desafíos, no es solo un tema personal, es un tema de contenido, donde somos capaces de llegar a acuerdos y poner por encima los intereses generales respecto a nuestras propias diferencias, que sin duda las tenemos. Y eso yo creo que lo hemos cultivado, lo hemos aprendido a desarrollar, y eso es lo que queremos poner en práctica en el Mineduc, entendiendo que los desafíos son tremendamente importantes, críticos incluso, porque estamos atrasados como país, y sabemos que tenemos la obligación de poner eso por delante por sobre nuestras diferencias.
—Actores de distintos ámbitos aseguran que la educación atraviesa una severa crisis ¿comparte esa apreciación?
Por supuesto que sí, estoy convencido de aquello. Los resultados de aprendizaje retrocedieron, las brechas de género en algunas dimensiones como las matemáticas aumentaron, la asistencia escolar está en el suelo, nuestros estudiantes incluso han ido abandonando el sistema, la infraestructura escolar está muy deteriorada, el sistema de financiamiento no da cuenta de las necesidades de una parte importante del sistema educativo, es decir, hay una situación estructural que está afectando el desarrollo de la educación y de la que tenemos que hacernos cargo.
Por eso es este llamado a un acuerdo, a un diálogo, que nos permite establecer mínimos comunes para avanzar en un desafío país de largo plazo. Cualquier transformación en educación es lenta, los resultados no se ven de un día para otro. Y en ese sentido, primero hago un llamado a la sociedad a asumir esta tarea con esa perspectiva de largo plazo, porque si esperamos que los resultados ocurran de un año a otro, eso no va a pasar. Es difícil mover un sistema que tiene más de 3,6 millones de estudiantes, que involucra un presupuesto de más de 14 billones de pesos, con instituciones tremendamente complejas, y con distintos sistemas de sostenedores.
Entonces, el cómo generamos condiciones estructurales habilitantes para que el proceso educativo ocurra de la manera que tiene que ocurrir y favorezcamos entonces los aprendizajes es el desafío, y donde estamos construyendo una línea de acción que va a tener expresión legislativa y que también va a tener expresión administrativa, en la que esperamos poder cerrar pronto como planificación estratégica del Mineduc para lo que resta del gobierno.
—Uno de los hitos que marcó su arribo al Mineduc fue el tener que afrontar el paro de profesores. Y pese a que se bajó recientemente, las relaciones siguen tensas ¿cómo planea abordar este conflicto, de carácter histórico, y mejorar la relación con el gremio?
La verdad es que tengo una buena relación con el Colegio de Profesores. Cuando fui subsecretario de Educación logramos establecer una relación con todos los miembros del directorio nacional y creo que eso facilitó el diálogo en esta etapa en que me tocó llegar justo ad portas de una Asamblea Nacional, que terminó por convocar a un paro nacional. Esa sintonía (con el Colegio de Profesores) es la que nos permitió comprender de qué manera podíamos dar una respuesta que facilitara el retorno a clases en el menor plazo posible, entendiendo que el desafío de diálogo sigue adelante.
El presidente del Colegio de Profesores lo dijo, hay desconfianza, y son desconfianzas históricas, no con este gobierno en particular. Acá había una relación compleja y conflictiva de distintos ministros, de distintos gobiernos en la relación con el Colegio de Profesores. Y creo que lo que nos corresponde a nosotros como Mineduc es hacer todos los esfuerzos para reducir esa desconfianza y poder establecer un diálogo que nos permita abordar los problemas que están en el petitorio del gremio.
—También está el factor de los problemas locales...
Claro. Porque no solamente está la situación en relación a esta hoja de ruta de ocho puntos que presentó el Colegio de Profesores, también están los fenómenos de los territorios que se mezclan con este debate nacional.
Uno no puede entender el porcentaje de votación a favor del paro nacional en Atacama si no es en el contexto de la crisis del servicio local. Y nosotros lo entendemos y compartimos incluso la indignación que tienen los profesores y las comunidades educativas del territorio. Y hay que trabajar para resolverlo, pero ojalá en el marco de retornar a clases y de poner en el centro los aprendizajes de los estudiantes.
Yo diría que en muchos lugares se dio esta situación de que se cruzaron temas locales con esta demanda nacional. De esa forma solo es posible explicar que se haya bajado el paro y, al mismo tiempo, mayoritariamente se haya rechazado la propuesta del Ministerio. Pero si uno suma las opciones ambas propuestas suman más del 56% de la aprobación. Entonces, en realidad, mayoritariamente se aprobó de manera total o parcial la propuesta del Ministerio de Educación.
Acá hay que conversar mucho, hay que establecer las mesas de trabajo que se comprometieron en la carta. La subsecretaria Alejandra Arratia está trabajando en eso. Ella va a conducir el trabajo técnico con los colegios profesores y esperamos ir quemando las etapas para efectos de poder ir dando cumplimiento a los compromisos que hemos establecido en esa carta.
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—Sobre esto mismo que menciona, sobre las irregularidades en el traspaso de recursos en el Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Atacama, ¿qué medidas está tomando el MINEDUC?
Lo primero es que estamos muy preocupados de cómo ha avanzado la implementación de la Ley 21.040, que es la Ley de Nueva Educación Pública. Sabemos que ahí el Ministerio tiene un tremendo desafío en poder mejorar la implementación y adecuar de mejor manera la ley y los componentes administrativos que están asociados para que se traduzca en un proceso exitoso. Ya tenemos 11 servicios locales implementados, se nos vienen 6 más y van a seguir aumentando. Por lo tanto, aquí lo que nos queda es poder ponernos de acuerdo en mejorar este proceso. Estamos trabajando en eso. De hecho acabamos de terminar hoy una jornada de planificación donde uno de los temas centrales fue justamente cómo enfrentamos este desafío.
Hay un proyecto de ley en el Parlamento que está para la discusión. Esperamos hacerle mejoras a ese proyecto de ley para que pueda avanzar en su tramitación, porque también necesitamos tener el soporte jurídico que nos permita hacer este ejercicio. Y desde allí es que el problema de Atacama, que lo podemos detectar también en otros lugares, se está enfrentando con varias medidas.
Primero, esta auditoría que se hace en Atacama también se está haciendo en simultáneo en otros lugares del país, en otros servicios locales. Necesitamos transparencia en el proceso y en ese sentido, de hecho, con los resultados de la auditoría de Atacama y analizándolo por parte del Ministerio de Educación, el 29 de agosto enviamos estos antecedentes al Ministerio Público y a la Contraloría, con el fin de que se hagan las investigaciones correspondientes tanto en el plano penal como en el plano administrativo. En eso nosotros no tenemos ninguna duda y vamos a enfrentar esto con toda la transparencia del mundo y muy de frente respecto a las consecuencias que puedan haber en relación al tema.
En segundo lugar, estos días fue una delegación del Ministerio de Educación encabezada por la subsecretaria Alejandra Arratia y también por el director ejecutivo de la Dirección de Educación Pública, Jaime Veas, quienes estuvieron trabajando en el terreno. Una de las medidas más críticas diría yo, y que salió en la prensa, fue la solicitud de la renuncia no voluntaria al subdirector de Finanzas, que se indica como uno de los principales responsables de este proceso.
Las investigaciones tienen que ocurrir. No me corresponde a mí hacer juicios preliminares al respecto. Para eso están las instituciones. Pero se toma una decisión, porque entendemos que hay responsabilidades administrativas y políticas.
—¿Esa decisión la tomó usted?
Esa decisión la tomó el equipo allá. Nuestro equipo también tiene la capacidad de tomar decisiones en los territorios. Son autoridades electas por la Alta Dirección Pública, en el caso del director ejecutivo, que es el responsable de los servicios locales, y por otro lado una subsecretaria que está totalmente empoderada y con las atribuciones para tomar decisiones.
Yo respaldo esas decisiones. Y obviamente el diálogo con el territorio va a continuar. Eventualmente esto se va a terminar resolviendo en otra conversación presencial, allá o acá, eso es algo que tenemos que determinar todavía. Y esperamos que durante la próxima semana estos temas estén ya abordados.
Hay un plan de acción del Ministerio para enfrentar este tema, que contempla medidas administrativas para mejorar la gestión y la inyección de recursos, que tienen que ver con tener los implementos para el funcionamiento de las escuelas en un corto plazo. O sea, son medidas que buscan mejorar el servicio rápidamente, además de tomar las medidas para mejorar la gestión y también establecer las responsabilidades políticas y administrativas de quienes están hoy día a cargo del sistema.
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Futuro del PC
—Hace pocas semanas el Partido Comunista lamentó el fallecimiento de su histórico presidente, Guillermo Teillier. Más allá de quien será la figura que tome las riendas, ¿cómo imagina usted el futuro del PC?
Fortaleciendo el papel del partido en la institucionalidad política del país. Creo que a partir de la llegada de nuestro presidente, Guillermo Tellier, el partido logró avances importantes. Volvimos a tener representación parlamentaria, que fue creciendo en el tiempo. Hoy en día ya tenemos presencia en el Senado y en la Cámara de Diputados, hemos sido gobierno dos veces, y yo creo que es el camino: contribuir al desarrollo de la democracia en Chile y aportar, como históricamente lo ha hecho el Partido Comunista, a profundizar esa democracia y a mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.