Ministra Vallejo: “Los 50 años no pueden limitarse a simbolismos. Allí la relevancia del Plan Nacional de Búsqueda”
“La justicia no es por venganza, la justicia es por amor”, reflexiona la ministra Camila Vallejo en su despacho en La Moneda, pocos días antes de que se cumplan 50 años del golpe de Estado. Alcanzar esa justicia, que ha sido perseguida por madres, esposas e hijas de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, es el propósito del Plan de Búsqueda Nacional que lanzó el gobierno esta semana.
La tarea no es fácil. Según las cifras que maneja el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, aún no hay rastros de 1.092 detenidos desparecidos. De hecho, probablemente no será posible dar con la ubicación de los restos de todas las víctimas que aún quedan por identificar, dice la ministra vocera de Gobierno. Pese a esto, valora que por primera vez el Estado implementará una política que acompañe a los familiares en esta búsqueda.
“Evidentemente no es fácil, no es rápido, pero por primera vez en la historia tendremos una política de Estado sistemática para encontrarlos y encontrarlas”, sostiene Vallejo.
Sobre la necesidad de que esta conmemoración no quede solo en simbolismos, el negacionismo que impera en sectores de la sociedad y la política, junto a la necesidad de sanar las heridas abiertas por la dictadura, reflexiona la ministra de la Secretaría General de Gobierno (Segegob), Camila Vallejo, en esta entrevista.
—A 50 años del golpe ¿qué deudas mantiene el Estado y cómo el gobierno está trabajando para subsanarlas?
Lo principal es que no se ha asumido en estas más de tres décadas una política de Estado para la verdad, la justicia y la reparación, a través de una mirada integral hacia las víctimas de las violaciones de los derechos humanos. Los familiares de las víctimas han cargado en sus propios hombros con la responsabilidad de buscar justicia.
Ese tránsito, acompañado de familiares y de abogados, que han tenido también la valentía de acompañar a esas familias, no ha ido de la mano del Estado como política pública. Y esa deuda que vemos es la que estamos tratando de subsanar con el Plan Nacional de Búsqueda.
No se trata sólo de encontrar los restos, porque probablemente en muchos casos no lleguemos a encontrar los restos, sino que conocer lo que pasó con esas personas y con eso también la vida de esas personas, pero al menos el trayecto de sus detenciones hasta lo que fueron sus ejecuciones, o su destino.
—¿Cómo el Plan Nacional de Búsqueda contempla avanzar concretamente en justicia?
El Plan Nacional de Búsqueda trata de eso. Es conocer la verdad de las trayectorias de las personas detenidas. Lo que sucedió realmente. Y con eso, poder establecer o reconocer responsabilidades. En la medida en que logremos encontrar responsabilidad se podrá avanzar en lo que son las sanciones y acceder a la justicia. Porque esto es verdad, justicia y reparación.
Está contemplado en el plan nacional una mirada integral del Estado, que no es solamente lo que empuja al poder ejecutivo, sino que también lo que se puede hacer con los fiscales especializados y con el Ministerio Público. Esto no es simplemente decir 'provean información', también es saber dónde buscar esa información. Por eso este Plan Nacional de Búsqueda involucra a más instituciones.
Esa coordinación interinstitucional contribuye a que esto lo entendamos realmente como política Estado. La política de Estado no puede ser sólo una voluntad del Ejecutivo, sino que implica muchas instituciones para poder, en conjunto con las familias, hacer avanzar este Plan Nacional de Búsqueda.
Evidentemente no es fácil, no es rápido, pero por primera vez en la historia tendríamos una política de Estado sistemática para encontrarlos y encontrarlas.
De todas formas hay que reconocer que el esfuerzo de la Comisión Valech y la Comisión Rettig, también fueron esfuerzos de gobierno y del Estado, por tener al menos el listado cierto de los casos de violación a los derechos humanos. Pero lo que nos faltaba como Estado es el acompañamiento en la búsqueda de la verdad y la justicia. Y algo de reparación, porque nunca se van a poder reparar completamente las heridas que se dejaron.
Pero, si el Estado fue responsable de los crímenes de lesa humanidad, tiene que ser el mismo Estado el que busque reparar aquello. Y además del plan de búsqueda, deben haber garantías de no repetición, y para que garanticemos que esto no se vuelva a repetir, tiene que existir compromiso político y de las instituciones. Debemos dar un paso más allá. Ese el esfuerzo adicional que estamos haciendo con el llamado del Presidente de la República a la suscripción de un compromiso con la democracia.
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—Sobre esto último que menciona. El Presidente, en el lanzamiento del Plan de Búsqueda, aseguró que los presidentes de Chile Vamos, pese a ser invitados, no asistieron. Además, representantes de ese sector adelantaron que no concurrirán a la firma, ¿a qué le atribuye que la oposición se esté restando de estos espacios?
Yo respondería con mesura. Nosotros estamos haciendo todos los esfuerzos para que exista un consenso civilizatorio lo más transversal posible. Porque la defensa de la democracia, el resguardo y respeto a los derechos humanos, no debe ni puede ser el patrimonio solo de la izquierda o el mundo progresista, tiene que ser también del amplio mundo de derecha.
El presidente está haciendo una invitación a comprometerse con algo muy básico. Que es que la democracia se respeta y se defiende siempre, bajo cualquier circunstancia, y que nada justifica la ruptura violenta de una democracia y la vulneración de los derechos humanos fundamentales.
Hay preceptos puestos sobre la mesa que no deberían ponerse en duda. Creemos que, independientemente de las diferencias políticas que se puedan tener sobre el gobierno de la Unidad Popular o de cualquier otro gobierno, hay cosas que no pueden estar en cuestión. Porque si las ponemos en cuestión ahora, respecto de los hechos del pasado, podemos ponerla en cuestión ahora sobre los hechos del presente o del futuro. Y ahí justamente se pone en juego las garantías de no repetición.
—Usted dice que lo tomaría con mesura, pero parlamentarios de oposición han planteado que derechamente justifican el golpe de Estado, ¿no ve ahí una actitud negacionista de ese sector?
Evidentemente hemos tenido declaraciones preocupantes de algunos parlamentarios o autoridades que dan cuenta de un retroceso de ese sector. Pero yo esperaría que así como algunos han hecho esas declaraciones, podamos destacar a otros que no han justificado o no han seguido esas declaraciones. Creo que hay que tener una mirada más completa de esos pronunciamientos que no necesariamente hoy día debiesen representar al conjunto de la oposición.
Espero que frente a esas declaraciones que simbolizan un retroceso civilizatorio, primen las posiciones que no ponen en duda la importancia de la democracia y su defensa. Incluso pensando más allá de los liderazgos políticos. Espero que sea un compromiso que involucre a la ciudadanía, a las calles, a las poblaciones, a los hogares. Que no nos quedemos con la pelea o las declaraciones disonantes del mundo político opositor, sino que veamos también más allá de eso.
Yo tengo la esperanza y la confianza que, independientemente de los procesos electorales, la ciudadanía, mayoritariamente, prefiere siempre la democracia frente a otros sistemas políticos.
—El 5 de septiembre se anunciará la agenda legislativa que acompañará el Plan Nacional de Búsqueda, ¿en qué aspectos en concreto planea avanzar el gobierno mediante esta agenda?
Bueno, es algo de lo cual no me corresponde adelantar anuncios, pero sí es parte de nuestra agenda, porque entendemos que la conmemoración de los 50 años no pueden ser actos solamente simbólicos También deben haber avances en política pública. Allí la relevancia del Plan Nacional de Búsqueda, que también va a ir complementado con iniciativas legislativas.
Por cierto que las actividades, la recuperación o creación de espacios de memoria, también son formas de materializar los cinco ejes de la justicia transicional, que es verdad, memoria, justicia, garantía de no repetición y reparación.
—¿A qué apela el gobierno, mirando a la derecha, para sacar adelante esta agenda legislativa que a priori se ve muy difícil?
Sin lugar a dudas la agenda legislativa en el Congreso Nacional, sea cual sea el tema, se enfrenta a complejidades por cómo está organizado el Congreso Nacional y la alta fragmentación. Eso implica siempre un esfuerzo del Ejecutivo tremendamente importante. Ahora, dicho esto, con la dificultad específica que tiene una agenda en materia de derechos humanos, y ante la aparición de un sector que es más radical en la derecha, no obsta o no hace que el gobierno renuncie a avanzar en estos temas.
Nosotros tenemos un compromiso y una convicción de que es necesario avanzar institucionalmente en los cinco ejes de la justicia transicional. Tenemos que hacer mucho más que solo actos simbólicos. Tenemos que avanzar más en política pública, en cambios institucionales. A pesar de las dificultades que vamos a enfrentar, nosotros vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para avanzar en reforzar y profundizar nuestra democracia. Y estas cosas no pasan solo por una cuestión de matemática de voto, también tiene que ver con cómo la ciudadanía se involucra en estos temas.
Si tenemos una ciudadanía que subvalora la democracia, menosprecia los derechos humanos, por cierto que eso facilita a que en la expresión política parlamentaria tengamos una representación de esa subvaloración. Pero si tenemos una sociedad que sigue valorando la importancia de la democracia y prefiriendo un sistema político-democrático frente a cualquier otro, esa expresión debiese ser considerada a la hora de votar y legislar.
—El expresidente Piñera, tras reunirse con el presidente Boric, aseguró que el bombardeo fue un "tremendo error" ¿percibe un dejo de relativización en las palabras del exmandatario sobre los hechos ocurridos hace 50 años?
Que asuma que fue un error y no lo justifique al menos es un avance. Ahora, más que un error, fue una brutalidad y un crimen de lesa humanidad. Pero es un paso que el Presidente (Boric) pueda lograr que, en este diálogo con un exmandatario, particularmente el único expresidente de derecha, establezca una condena y no una justificación al golpe militar. Es significativo y espero que eso abra la posibilidad de una conversación más amplia.
[caption id="attachment_862956" align="aligncenter" width="2048"] Foto: Val Palavecino[/caption]
—En la antesala de esta conmemoración organizaciones de DD.HH. manifestaron reparos respecto a la gestión del gobierno. De hecho, la diputada Hertz mencionó que "habría esperado más del gobierno", ¿hay una autocrítica sobre esto por parte del Ejecutivo?
Es que la conmemoración no ha terminado. Ni siquiera hemos llegado el 11 de septiembre. Presentamos recientemente el Plan Nacional de Búsqueda, que fue posterior a las declaraciones de la diputada.
Estamos con una serie de actividades que incluso no van a terminar el día 11, sino que van a seguir durante todo el año, porque es el año de la conmemoración de los 50 años del golpe cívico militar. Por lo tanto, vuelvo al punto que es la idea central de esta conmemoración, que no sean simplemente eventos simbólicos, sino que nos permitan avanzar en que el Estado se haga cargo de estos ejes de la justicia transicional.
En eso podemos coincidir con la diputada. Esto no debe ni es solo un saludo a la bandera. La conmemoración de los 50 años debe ir acompañada de avances significativos. De hecho, hay avance en materia internacional. Por ejemplo, que se haya solicitado por parte del Estado de Chile, a través de la Cancillería, el seguir desclasificando los archivos de la CIA y del gobierno de Nixon, en contexto de la relación de Estados Unidos con lo que fueron las iniciativas de desestabilización y de preparación de las condiciones para un golpe de Estado. Obviamente aún falta, pero ya se dan señales importantes en la relación del gobierno de Estados Unidos con el gobierno de Chile en esta materia.
No estamos enmarcando los 50 años en un evento simbólico, sino que en acciones concretas. No es un tema fácil, por cierto. Llevamos 50 años desde que se rompió la democracia en Chile, pero creemos que con el Plan Nacional de Búsqueda, con las señales desde Estados Unidos, con la agenda legislativa, con el legado de los sitios de memoria que estamos recuperando, podemos avanzar.
—¿Hay intención del gobierno de cerrar el penal Punta Peuco?
Esto me lo han preguntado varias veces. Primero, son cosas que no me corresponden a mí señalarlas. Son cosas que se hacen, no se anuncian y son determinaciones del Presidente de la República.
Nosotros comprendemos que no deberíamos mantener privilegios en materia de cárcel. Ahora, el cómo se hace, cómo se promueve, cómo se propicia, es una discusión que es mucho más compleja a lo que es esa voluntad.
Pero que insisto, son cosas que se hacen y que no se anuncian.
—A modo más personal, ¿con qué sensación apronta esta conmemoración de los 50 años? ¿Le hubiese gustado que fuera en otro contexto donde existiera un consenso más amplio como sociedad de que estos hechos no son justificables?
Creo que son momentos muy intensos. Aunque yo no tengo familiares directos víctimas, sí tengo familiares que vivieron el quiebre democrático. Mi madre, teniendo 14 años, yendo al colegio, vivió un momento muy traumático esa mañana del 11. Presenció y escuchó cosas que me transmitió a mí sobre persecuciones, detenciones, de tortura. Uno no olvida ese tipo de historias, que son parte de la historia del país, de la historia familiar y que, al final de cuentas, nos constituyen en lo que somos como sociedad actualmente.
Y claro, enfrentar o escuchar a personas que niegan esa realidad, que dicen que son mitos, o incluso algunos que justifican y que perfectamente podrían repetir situaciones como esa, es violento. Porque se mueven con el odio. Es una suerte de mercenarios del odio. Se alimentan de aquello. Pero también me pasa que veo esta situación con la tranquilidad de que son otros los que retroceden, no nosotros. Y que aún la gran mayoría de nuestro país son personas que siguen valorando la democracia y que entienden perfectamente que la ausencia de la democracia le afecta directamente.
Porque, ¿quiénes pierden cuando se pierde la democracia? Pierde la patria, pierde el país, pero también pierde la familia trabajadora. Pierden lo más vulnerables. Los que están más expuestos al riesgo de un Estado que se usa para hacer abuso de su poder, vulnerando la dignidad de otros.
Siento que las experiencias personales ayudan mucho, pero también las experiencias colectivas. Creo que también hay que hacer una reparación colectiva. No es algo solamente individual de cómo las familias o cercanos a las víctimas procesan el dolor y encuentran justicia. Colectivamente debemos procesar ese dolor y lograr reparar ese dolor para tener una convivencia más sana y más humana. Y en esa comprensión profunda la juventud pone un papel trascendental.
Somos los jóvenes, que no vivimos directamente la dictadura, los que podemos tomar la posta para que a través de la memoria, del aprendizaje de los errores y las brutalidades del pasado, pongamos en escena actualmente el cómo somos constructores de una sociedad más justa, más democrática, para hoy y para mañana.
—Transversalmente se ha dicho que el futuro debe ser una aspecto principal en esta conmemoración, ¿cómo ve usted el futuro?, ¿cree o confía en que Chile será capaz de cerrar las heridas abiertas por el golpe?
Yo creo vamos a ser capaces, en algún momento, de generar una sanación colectiva de las heridas. Creo que como sociedad chilena, independientemente de las dificultades, de las emergencias, de los estallidos, somos capaces de construir grandes obras. También creo que somos capaces, en medio de las diferencias, de lograr acuerdos y consensos básicos para convivir. Y creo que esos acuerdos y consensos básicos, en un proceso histórico, pueden derivar en algo que no sea tan mínimo, sino que nos permita un modelo y un sistema para desarrollar nuestras vidas mucho más plenas. Y que no se sustente también solo en lo mínimo, en lo cual nos tenemos que conformar, sino que nos permita un desarrollo más integral y más feliz.
En mi convicción, y en la convicción de nuestro gobierno, es que para avanzar en eso es importante conversar sobre el rol del Estado, y cómo el Estado promueve formas de desarrollo comunitario, colectivo y que sean más justas. Un Estado de bienestar que proteja, cuide, dé seguridades en salud, en educación, en pensiones. Al mismo tiempo que logra un desarrollo armónico de nuestro sistema económico. Yo creo que podemos lograr eso. Y en la medida que logremos ese desarrollo, lograremos resguardar de manera más plena también los derechos fundamentales de la gente.
No estaría en política si no creyera en la humanidad. Porque no soy una persona de fe en Dios, aunque respeto las religiones. Pero mi fe está puesta en el ser humano. Y creo que el ser humano y nuestra sociedad es capaz de, poniendo en el centro a las personas y su interrelación, avanzar en una mejor calidad de vida.
—¿Qué le hace falta a Chile para que se cierre ese capítulo y se logre reconciliación?
Justicia. Quizás es bueno separar lo que es la reconciliación en cuanto a las heridas que se generaron, versus lo que es la reconciliación entendida como un pacto social y un consenso civilizatorio. Porque tampoco puedo hablar en representación de las víctimas. No le puedo exigir, pedir a una víctima, que esté disponible a reconciliarse con el victimario. Pero sí creo que si no hay justicia es muy difícil la reconciliación.
La justicia no es por venganza, la justicia es por amor a la humanidad. Es una forma de evitar el odio. La forma de procesar los daños como corresponde es con justicia. Y la justicia también es entender que cuando se tortura, cuando se violan los derechos humanos, se requieren condenas, que es algo mínimo.
No le podría pedir a los familiares que perdonen cuando ni siquiera les han pedido disculpas. Menos si no hay justicia. Lo que sí puedo pedir es que hagamos justicia, independientemente de los procesos propios que vive cada quien. Pero yo sé que, al menos lo que han expresado los familiares, es que su principal motivación en la exigencia de verdad y justicia, es por amor, por compromiso, por convicciones democráticas.
Y eso es lo que uno tiene que destacar, que a pesar de todo el sufrimiento, a pesar de décadas de abandono, son las personas que han logrado sostener la memoria histórica, la memoria colectiva, y lo han hecho por amor a los que no están, pero también por amor a los que están. Y por amor a los que vienen.