La incansable lucha del padre de Valentina Maureira por cumplir sus sueños
El pasado 14 de mayo se cumplieron 8 años del fallecimiento de Valentina Maureira, la niña que le pidió a la entonces Presidenta Michelle Bachelet que le concediera la eutanasia.
En un video publicado en Youtube, la joven, de 14 años en aquel entonces, dijo: “Solicito hablar urgente con la presidenta porque estoy cansada de vivir con esta enfermedad y ella me puede autorizar la inyección para quedarme dormida para siempre”.
Cuando Valentina publicó el video, ya acarreaba varios años padeciendo fibrosis quística, enfermedad genética que afecta gravemente los pulmones y que había provocado la muerte de su hermano a los 6 años de edad.
La respuesta de La Moneda fue tajante: la legislación chilena no permite acelerar la muerte, pese a lo complejo que pueda ser vivir con una enfermedad como la que padecía Valentina. “La ley vigente en Chile no permite que el Gobierno acceda a una solicitud de esa naturaleza”, dijo el vocero de la Moneda de Bachelet, Álvaro Elizalde.
Pese a la negativa, el llamado de la joven hizo eco, no solo en Chile, sino que en todo el mundo.
Medios como BBC, CNN, Deustche Welle, The Guardian, El País, además de canales y diarios nacionales, cubrieron la noticia, lo que terminó poniendo en la palestra un debate que no se había dado en Chile: el derecho a una muerte digna o en palabras simples, la eutanasia.
Los sueños de Valentina
Tras el fallecimiento de Valentina, su padre, Fredy Maureira Godoy (61) tomó la posta y se propuso cumplir los sueños que dejó su hija antes de dejar este mundo.
Organizar la corrida más grande del mundo por la donación de órganos, hacer casas de acogidas para familiares de pacientes con enfermedades graves, construir un hospital clínico para enfermedades raras, escribir un libro y realizar una película, fueron las tareas que Valentina le encargó a su padre Fredy.
A 8 años de que se le encomendaran esas tareas, Fredy sigue golpeando puertas, a pesar de la frustración que le ha provocado no obtener repuesta (o falsas promesas) de las autoridades.
Aunque se ha reunido con los presidentes Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, y con distintos ministros, diputados y senadores, el hombre de 61 años aún no ve que se concreten los compromisos que se le han hecho.
Recursos monetarios y proyectos de ley se le han ofrecido en innumerables ocasiones, pero Fredy ya conoce el desenlace; todo se termina esfumando.
“Me aburrí con los políticos, en el sentido de las fotos, abrazos, y los videos. El mismo presidente Piñera hizo videos, por el proyecto de órganos”, dice Fredy, asegurando que esas gestiones no tuvieron frutos. “Me utilizó”, dice sobre el exmandatario.
Pero esa situación no se ha limitado al gobierno de Piñera. Cuando Gabriel Boric fue recién elegido como Presidente de la República, Fredy se reunió con Giorgio Jackson en la llamada “Moneda Chica”. Ahí se le dijo que el gobierno lo iba apoyar con las iniciativas que impulsa. Pero el resultado fue el mismo que con la administración de Piñera; de las palabras no se pasó al hecho.
Esto también ocurrió cuando el gobierno ya estaba ejerciendo. “La ministra (de Salud) Begoña Yarza me dijo mirándome a los ojos ‘Fredy, vamos a hacer cosas grandes’. Y no pasó nada”, sostiene Maureira.
Lucha infructuosa, pero sin descanso
Fredy, admite, que está cansado. Y es que para él no ha sido fácil el camino. Además de perder a sus dos hijos a una corta edad, el año pasado su madre falleció, lo que supuso un duro golpe para él.
Dice que eso lo desanimó por casi un año, pero que ahora se está “reactivando”. Por eso busca a través de medios y redes sociales expandir el mensaje que dejó su hija y golpea puertas para cumplir los sueños que dejó en vida.
Sus intentos por reunirse con el Presidente Gabriel Boric tampoco han ha cesado. Fredy comenta que le ha enviado 14 cartas pidiéndole una audiencia, pero todas las solicitudes han recibido la misma respuesta: “no hay espacio en la agenda”.
Ante esto, decidió explorar otras vías. Recientemente le envió una carta al ministro del Deporte, Jaime Pizarro, para reunirse con él prontamente, con la intención de seguir avanzando en la creación de una maratón anual que promueva la donación de órganos.
Con todo, Fredy afirma que seguirá insistiendo ante autoridades y cualquier persona que pueda ayudar a cumplir los sueños que dejó Valentina. Asimismo asegura que seguirá abogando para se legalice la eutanasia, esa que una vez su hija pidió y no pudo acceder.
“Cuando nace un hijo uno hace una fiesta. Pero la muerte tiene que ser igual, con todas las condiciones. Y si uno no puede más, tener la opción de la eutanasia. Tiene que haber dignidad”, sentencia Fredy.
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Para contactar a Fredy Maureira puede escribir a [email protected]