¿Rechazo 2.0?: Apoyo al Consejo Constitucional se diluye acorde a encuestas y estudios
El Consejo Constitucional no pasa un buen momento. A las polémicas enmiendas presentadas por Republicanos y el posterior recurso ante la Corte Suprema presentado por el oficialismo para frenarlas, ahora se suma un nuevo flanco: el creciente descontento ciudadano con el proceso constitucional.
Los estudios y sondeos de opinión pública dan cuenta de un sostenido pesimismo de la población respecto al trabajo del órgano constitucional, situación similar a lo que se vivió en la Convención Constitucional.
Pese a tener el apoyo mayoritario en un inicio, la propuesta de la Convención terminó con un rotundo rechazo el 4 de septiembre de 2022, lo que se advirtió meses antes por encuestas que evidenciaban una brusca caída en el apoyo al órgano entonces liderado por la Lista del Pueblo y fuerzas de izquierda.
Ahora, con el Partido Republicano a la cabeza, el panorama no es muy distinto. Según encuestas como Research Chile y CADEM, la posibilidad de tener una nueva Constitución parece cada vez más difícil.
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Aunque aún falta para que el Consejo Constitucional presente la propuesta final —que deberá ser consensuada con la Comisión Experta— la ciudadanía ya parece posicionarse en el rechazo o el “En Contra”, opción que aparecerá en la papeleta de diciembre.
Según la última entrega de Research Chile, el 79% cree que es muy difícil o de plano no cree que Chile tendrá una nueva Constitución en 2023 y solo el 20% sostiene que sí se podrá aprobar la nueva carta magna que emanará del nuevo proceso constituyente.
Esto representa un notorio aumento del rechazo al actual proceso en comparación a 2022, cuando un 36% afirmaba que sí se aprobaría la nueva propuesta constitucional. Además, el sondeo asegura que solo un 7% está a favor del proceso, un 23% dice estar en contra y el 69% sostiene que prefiere leer el proyecto final para adoptar una posición.
Por su parte, CADEM —pese a no llevar en sus últimas ediciones un apartado constitucional— también ha evidenciado un alza sostenida del “En Contra”. Si en mayo de 2023 solo el 36% aseguraba que estaba por rechazar la nueva propuesta y el 40% decía que estaba por aprobar, hoy la situación es totalmente opuesta: un 57% está por desechar el texto, mientras solo el 26% se manifiesta a favor.
A esto se le sumó el nulo conocimiento del trabajo que está desempeñando el Consejo Constitucional. El 59% declara saber poco o nada sobre la propuesta, el 22% dice estar medianamente informado de lo que está pasando en el órgano y solo el 18% afirma estar “bastante” informado.
Esta distancia con el órgano también se expresa en la valoración de los consejeros. De hecho, el 60% respondió que le pondría una nota del 1 al 4 a los consejeros Republicanos, fuerza que lleva la batuta en este segundo tiempo constitucional.
Sumado a estas encuestas, un reciente estudio de la UNAB arrojó que el 80% de los consultados desconfía del Consejo Constitucional, mientras que el 40% indica que su sentimiento sobre el proceso constituyente es de engaño.
Consejo y Convención: Diferencias y similitudes
A pocos días de asumir Luis Silva, el jefe de bancada de los consejeros republicanos, dio una pista de cómo quería que fuera este nuevo proceso constituyente. “Yo quiero pensar que no va a ser un proceso que concite demasiada curiosidad por parte de la ciudadanía”, dijo el republicano.
La lógica de Silva tenía un mensaje implícito. Diferenciarse de la Convención podría traer más respaldo al trabajo del Consejo, lo que también repercute directamente en la imagen del Partido Republicano al ser la principal fuerza del órgano.
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Sin embargo, a juicio de Rodrigo Zambrano, director de Research Chile, los republicanos han caído en un error que cometió la Convención: creer que tener la mayoría conlleva un respaldo irrestricto.
“Los miembros del Partido Republicano parecen haber olvidado el principal error que provocó el fracaso anterior, y es que aun cuando se tenga una mayoría, esta es circunstancial y no representa el sentir permanente de la sociedad”, sostiene Zambrano.
Por su parte, la directora del Departamento de Periodismo de la UAH e investigadora del Núcleo Milenio MEPOP, Ximena Orchard, ambos procesos son “claramente diferentes”, tanto en “su diseño como desde el punto de vista de su presencia en la agenda mediática”.
Pese a esto, la académica asegura que “la mayor similitud radica en que en las dos elecciones de representantes el voto mayoritario se puede leer como una intención de entregar espacios de participación a fuerzas políticas no mayoritarias en la política institucional. En ambas votaciones hay señales hacia la política institucional y su incapacidad de representación. Y un nuevo voto de rechazo podría sellar ese mensaje”.
Razones políticas de la baja valoración
Para Orchard existen varias razones que explican este bajo apoyo a la labor de las y los consejeros. Por un lado está el hecho de que el tema constitucional “se ha transformado en un catalizador de descontentos que no tiene domicilio político ni coherencia ideológica”, y por otro, está la posición que ha adoptado Republicanos.
“El Partido Republicano se posicionó desde un inicio en contra de la existencia de este proceso, señalando que no iba a resolver nada en la vida de las personas. Existe una importante incongruencia en el hecho de que hoy sea la principal fuerza en el Consejo Constituyente”, sostiene la experta en comunicación política.
Una opinión similar tiene Zambrano quien asegura que la “agenda identitaria” ha jugado un rol principal a lo largo de todo el proceso constituyente.
“En el proceso constituyente anterior, la debacle se inició al rechazar la idea de debatir iniciativas como ‘con mi plata no’ y otras relacionadas con género o pueblos indígenas. Aunque al comienzo de este nuevo proceso este riesgo parecía no existir, hoy en día algunos consejeros y miembros del Partido Republicano parecen haber olvidado el principal error que provocó el fracaso anterior, y es que aun cuando se tenga una mayoría, esta es circunstancial y no representa el sentir permanente de la sociedad”, explica el director de Research Chile.
Fatiga constituyente
Además de estos factores está la llamada “fatiga constituyente”. Desde que se abrió el proceso, han pasado más de tres años, dos procesos y un rechazo.
“Diversos estudios sugieren que hay un desgaste en el vínculo emocional de las personas con el proceso, en todo el espectro político. La principal emoción que se observa en el discurso de las personas es la decepción. Y la decepción no moviliza la aprobación”, explica Orchard.
Zambrano opina que este factor condiciona una posible aprobación y es un aspecto que puede ser más decisivo incluso que el rol que puedan desempeñar Republicanos.
“Esta sensación de ‘fatiga’ podría llevar a que el descontento con el proceso actual (acumulado al anterior) pase a la idea de que prolongar la incertidumbre constitucional durante varios años más sea peor a rechazar cualquier propuesta. En consecuencia, podría surgir la preferencia por aprobar el texto propuesto, sin importar cuán deficiente pudiera ser”, sentencia el experto electoral.