Bolsas plásticas: Conciencia más allá de la obligación
A tres años de la completa puesta en marcha de la ley 21.100, que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio, es necesario seguir avanzando.
Las bolsas plásticas de un solo uso (en adelante BPUU) constituyen un problema importante de contaminación, debido a que son un material resistente, se dispersan fácilmente debido a su volatilidad, lo que determina que estén presentes en todo nuestro planeta.
Alrededor del 50% de los casi 12 millones de toneladas de plástico, que anualmente llegan al mar, son bolsas que afectan los ecosistemas subacuáticos y dañan a más de 600 especies marinas, que las confunden con alimento o que perecen entre los restos de plástico.
Un estudio realizado en Australia en 2019, determinó que los seres humanos consumimos en promedio 5 gramos de plástico semanalmente, el equivalente a una tarjeta de crédito. Un consumo que no proviene solamente de los productos marinos contaminados, sino que también de la micro fragmentación que alcanzan los polímeros y que permite que ingresen fácilmente a nuestro organismo, muchos de ellos provenientes de las BPUU, debido a las características que estas tienen y que hace que sean fácilmente trituradas, pero no degradadas. Problema que afecta profundamente nuestro organismo y nos expone a graves enfermedades.
Vemos con preocupación, que tras la pandemia el uso de las BPUU fue retomado como medida higiénica a nivel global, lo que de alguna forma ha permitido, que en nuestro país que se relajen las medidas de fiscalización.
Un ejemplo de ello es que en ferias libres y comercios menores no se cumple con la actual legislación. Si sumamos a esto que los primeros envoltorios plásticos de los productos, como los que adquirimos en supermercados, no están incorporados en la ley, claro está que es absolutamente necesario seguir avanzando en esta materia.
Se proyecta que al año 2030 el consumo de plásticos podría incrementarse hasta en un 50%, lo cual refleja que también es imprescindible regular la fabricación y comercialización de envases plásticos. Lamentablemente los mismos consumidores ven como sinónimo de comodidad y buena atención el recibir este utensilio con sus compras. Desde esa perspectiva, ¿basta con endurecer las leyes o mejorar la fiscalización? Sin duda, no.
En nuestro país, el 2009 se implementó la Política Nacional de Educación para el Desarrollo Sustentable, que tiene como principal objetivo formar ciudadanos capaces de asumir individual y colectivamente la responsabilidad de crear una sociedad sustentable.
Esta política fue actualizada el 2014, incorporando en los currículos escolares las temáticas de concientización medioambiental. Sin embargo, como todo proceso de cambio cultural, requiere de tiempo para que esto ocurra. Y justamente el tiempo es un factor que no podemos controlar.
Ante esta preocupante situación para la salud de la población y sus entornos, es que resulta urgente ir más allá y tomar en nuestras manos la responsabilidad de un consumo más consciente, de adquirir hábitos sustentables y ser agentes de cambio social.
Te invitamos a seguir estos consejos que pueden contribuir a mermar el daño del que hablamos:
- Lleva tu bolsa reutilizable cuando vayas de compra.
- Evita recibir bolsas plásticas en el comercio.
- Busca alternativas de empaque sustentables.
- Prefiere alimentos a granel o con envases retornables.
- No botes bolsas plásticas en zonas cercanas a afluentes de agua o del mar.
- Busca formas de reciclar en tu entorno, separando tus desechos de acuerdo a su naturaleza, y usando las bolsas en ladrillos ecológicos o entregándolas a organismos que le dan nuevos usos.
No olvides nunca: Reduce, Reutiliza y Recicla.