La Contradicción del Comité de Reforma Previsional
Este martes se definieron a los expertos para conformar las distintas fuerzas políticas, sociales y económicas que van a discutir la reforma previsional del país. Citando a algunas de las mentes más avezadas en materias de pensiones, el gobierno dio el puntapié para dirimir algunos puntos fundamentales para la ciudadanía que desde hace años lucha por una mejor jubilación.
Lo curioso, sin embargo, de este importante comité y la tarea titánica que tiene por delante, es que no se les paga a los expertos por el trabajo que van a realizar. A diferencia de los funcionarios públicos, parlamentarios y personajes del gobierno central, quienes recibirán las diferentes indicaciones del comité, que reciben onerosos sueldos, a los integrantes de esta mesa se les pide—aunque más bien se les exige—vocación pública y caridad.
Vale la pena agregar, a lo inentendible de la situación, la presencia de varios parlamentarios en el comité asesor. Estos continúan recibiendo sus formidables sueldos—pagados por todos y todas los chilenos—mientras que algunos de sus colegas se sientan a su lado “por amor al arte.”
La ausencia del gobierno, que se ha indicado en múltiples ocasiones como defensores de los trabajadores, es ensordecedor. No sabría decir si es responsabilidad de los partidos políticos que nombraron a estos expertos pagar, por lo menos, un sueldo simbólico. No sólo porque suponen ser de las personas más avezadas en esta materia dentro de nuestro país, sino porque todos deben ser remunerados por el trabajo que uno realiza. Más encima si es un pos del bien colectivo de la nación.
Resulta disparatado, además, pensar que las voces gratuitas que hoy se presentan en el comité asesor deben hacer frente al poderoso lobby que opera a nombre de las Administradoras de los Fondos de Pensiones (AFP), llegando con amplia ventaja ante los parlamentarios que, el día de mañana, probablemente voten por dejar todo igual.
Insto al presidente de la república, Gabriel Boric, a remediar la situación de inmediato. No es justo, ni para el país que desea una mejor situación previsional, ni para quienes están trabajando y entregando lo más valioso que poseen (conocimiento y tiempo), que lo hagan de forma gratuita.
Me queda preguntarme, ¿Por qué en Chile las mejores mentes trabajan gratis?