Daniel Mansuy:

Daniel Mansuy: "Es sintomático que la derecha no tenga una respuesta a la pregunta por Pinochet"

Por: Camilo Espinoza | 03.07.2023
En entrevista con El Desconcierto, el autor de "Salvador Allende: La izquierda chilena y la Unidad Popular" hace un profundo análisis sobre el Golpe de Estado y los nudos que dejó tanto para la izquierda como para la derecha. También compara al exmandatario con Gabriel Boric. Ambos, dice, tienen "dificultad para ejercer liderazgo sobre quienes lo respaldan".

Daniel Mansuy Huerta (45) es un reconocido intelectual de derecha. En su juventud ingresó a las filas de la UDI, es académico de la Universidad de Los Andes y forma parte del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), todos espacios que son parte del ecosistema de este sector político.

Sin embargo, nada de esto fue impedimento para que el Presidente Gabriel Boric recomendara su último libro, Salvador Allende: La izquierda chilena y la Unidad Popular (Taurus, 2023).

Según reconoce el propio autor, el libro nace con la humilde intención de responder a sus hijos centennials sus dudas sobre el Golpe de Estado. Pero hoy es una aguda revisión de los nudos que la izquierda todavía no resuelve sobre el gobierno de la UP.

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En el marco de los 50 años del Golpe de Estado, Mansuy accedió a hablar con El Desconcierto y profundizó en su mirada sobre el exmandatario, el significado de su suicidio y las tareas pendientes, tanto para la izquierda como para la derecha.

- En tu libro distingues al Salvador Allende antes del Golpe, y aquel que estuvo en La Moneda el mismo día 11 de septiembre. ¿Cuál es el factor determinante que distingue a uno de otro?  

Diría que el Salvador Allende del 11 se eleva, por su gesto final, sobre todos las dificultades de su gobierno y de su liderazgo presidencial. El Allende del 11 hace muy difícil pensar con serenidad al Allende previo, y por muy buenos motivos.

- También señalas que uno de los errores de Allende era que sobrestimaba su capacidad de maniobra política, pero no me queda claro cuál era la opción que tenía. ¿Cómo te imaginas actuando a Allende para que su gobierno hubiera sido exitoso?

Yo creo que el problema es previo. Para ser candidato, Allende aceptó una configuración política que él pensaba poder conducir con su muñeca, pero que lo dejaba en una situación muy degradada: estaba sometido a la unanimidad del comité político de la UP.

Entonces, el problema se inicia antes de que fuera electo. Él aceptó la candidatura pero el precio fue hipotecar su eventual mandato. Una vez electo, los problemas estructurales van aflorando progresivamente, y él se va dando cuenta de que su talento no bastaba para proveer de unidad a una coalición profundamente dividida.

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Las causas del Golpe

- Para que se generaran las condiciones políticas para el Golpe de Estado, le atribuyes un rol importante al quiebre que hubo entre la Unidad Popular y la DC. ¿Crees que no hubiera habido Golpe si la DC llegaba a un tipo de acuerdo con el gobierno?

Es el plano de la especulación, pero es difícil pensar que las FFAA hubieran decidido intervenir en caso de un acuerdo con la DC. Ese hecho está arriba de la mesa, y por eso es tan dramático el último diálogo en casa del Cardenal: todos saben lo que terminará ocurriendo si no hay acuerdo, y por ese motivo Aylwin concurre contra la opinión de Frei.

- Cuando se mira el Golpe de Estado desde el contexto internacional, pensando que ocurrió en plena Guerra Fría, donde Chile era una pieza más de un tablero más grande, con dos potencias en disputa, las razones domésticas palidecen ante las acciones externas. ¿Cuál es la importancia que le otorgas a la intervención norteamericana, ampliamente documentada y que incluyó enormes partidas de financiamiento desde el día 1?

Es importante, pero menos de lo que suele pensarse. No por falta de ganas de los norteamericanos, sino porque su intervención está mediada por dinámicas internas, y de hecho ellos no cuentan con las herramientas como para leer bien el clima interno: tienen recursos, pero no saben en realidad lo que está pasando en Chile, no entienden bien a los actores, y así. Todo esto está muy bien documentado en un espléndido libro de Antonia Fonck (Miradas desclasificadas - Ediciones UAH, 2020).

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- La vía chilena al socialismo plantea una innovación importante para la izquierda: Hacerlo por vía democrática y respetando las instituciones, a contramano a lo que ocurría con el resto de los movimientos revolucionarios del continente, que en Chile tenía exponentes como el MIR. ¿Crees que hubo ingenuidad en Allende y los partidos de la UP al no considerar que podría haber una reacción capaz de tumbar al gobierno, o al revés, crees que la vía chilena al socialismo falló porque nunca convenció del todo ni tuvo el suficiente respaldo?

Todos esos factores juegan, y se alimentan entre sí. La vía chilena era muy difícil, por decirlo de modo suave, y esa dificultad exigía plena unidad de conducción, y eso nunca existió porque Allende tenía poco apoyo al interior de la UP. Esa división del oficialismo alimentó los temores de la derecha, que vio amenazada su existencia frente al ala guevarista, y eso desencadenó una dinámica infernal.

- Uno de los hitos que más ruido generan es que, meses antes del Golpe, la Unidad Popular aumentó su respaldo electoral, lo que fue interpretado como una derrota por la alianza entre la DC y el Partido Nacional. ¿Cuál es la interpretación que haces de este hito, y por qué no terminó siendo un espaldarazo para el gobierno?   

La UP alcanza una mayoría leve, pero mayoría, en las municipales de abril de 1971. Luego obtiene un 44% en las parlamentarias de marzo de 1973, seis meses antes del golpe. Perdió la mayoría, pero ese resultado fue vivido como un triunfo para la izquierda, pues la oposición había acariciado la idea de arrasar, e iniciar un proceso de destitución a través del Congreso.

Entonces, ese resultado fue positivo para el gobierno, en función del contexto, pero no daba herramientas para salir del empate institucional. El país estaba partido en dos mitades: una era más grande que la otra, pero no tenía la fuerza suficiente como para imponerse.

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- Uno de los dilemas que sigue golpeando a la izquierda es si el Golpe fue una derrota o un fracaso, algo que ha sido abordado por innumerables autores. A tu juicio, ¿fue una derrota o un fracaso?

Fue ambas, porque no son alternativas excluyentes. Fue derrota, por motivos obvios; pero también fue fracaso en la medida en que no se contaba con una reflexión adecuada a la altura de los desafíos. Esa, al menos, fue la conclusión de la renovación socialista, que yo comparto.

Los 50 años: De Allende a Boric

- El paralelo entre el gobierno de Gabriel Boric y Salvador Allende es uno de los puntos más interesantes del debate. ¿En qué se parecen ambas figuras?

Hay muchas diferencias de clima y de nivel de polarización, pero también hay puntos comunes. El más llamativo me parece la dificultad del presidente para ejercer liderazgo sobre quienes lo respaldan. Sin ir más lejos, hace dos semanas el mandatario le pidió a los partidos del FA que se fusionaran, y la verdad es que a nadie le importó mucho: es como si para los partidos el éxito de este gobierno no fuera prioritario. Es una situación rara, por decir lo menos.

- ¿Cuáles son las diferencias que los marcan?

El Presidente Boric llegó a la Moneda al inicio de su carrera, mientras que Allende llegó al final. Esa es una diferencia fundamental. Por otro lado, representan a izquierdas muy distintas: el allendismo tenía un arraigo en el país que no me parece que tenga equivalente hoy. Por último, y esto es en parte por el clima de la época, Allende tenía cierta debilidad por el castrismo que Boric no comparte.

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Tareas pendientes de la derecha

- También señalas que las figuras de Allende y Pinochet no son equivalentes. Pero una encuesta reciente de CERC Mori muestra que existe una especie de revival pinochetista en el Chile actual y que ha surgido cierta nostalgia por el autoritarismo. ¿Crees que estos cambios que se empiezan a percibir en la sociedad chilena pueden ser peligrosos para la democracia? ¿Cuál es el desafío en ese escenario para los distintos actores políticos?

El desafío para la democracia es enorme: debe ser capaz de mostrar que puede dar soluciones efectivas a las urgencias de las personas. Si no lo hace, no faltarán quienes se sientan tentados de ensayar otros caminos.

- Este año se conmemoran 50 años del Golpe y, así como existen dilemas que se han extendido en la izquierda, también los hay en la derecha. De hecho, hubo muchas críticas cuando uno de los consejeros más votados tildó a Pinochet de “estadista”, mientras que, por ejemplo, en Uruguay, la derecha asiste a marchas de familiares de detenidos desaparecidos. ¿Crees que hay temas pendientes para la derecha en esta materia?

Así como la izquierda no se ha contado bien su historia, la derecha tampoco lo ha hecho. Es sintomático que la derecha no tenga una respuesta a la pregunta por Pinochet: es algo que siempre la complica. Es una reflexión que todavía está por hacerse.

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