Los resultados de la elección de consejeros constitucionales del 7 de mayo dieron como ganador al Partido Republicano y, en menor medida, a la lista del oficialismo Unidad para Chile. Sin embargo, el gran número de votos no válidos, es decir, nulos o blancos fue una de las grandes sorpresas de la jornada alcanzando más de dos millones de sufragios, más que cualquier candidato electo. 

Según los datos proporcionados por el Servicio Electoral (Servel) los sufragios inválidos alcanzaron 2.687.978 (21,53%), es decir, uno de cada cinco chilenos no marcó preferencia. De ellos, 2.119.488 (16,98%) corresponden a nulos y 568.490 (4,55%) a blancos.

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Considerando solo los votos blancos, los sufragios donde no se marcó ninguna preferencia, supera al electorado completo obtenido por el Partido de la Gente (PDG), cuyos candidatos recibieron 537.067 sufragios. 

Por su parte, los tres partidos de Chile Seguro, la UDI, Evópoli y RN, fueron superados por los nulos. Su pacto alcanzó 2.063.892 sufragios. Solo las dos primeras listas, Republicanos y Unidad para Chile, consiguieron superar esta cifra. 

Este alto porcentaje de votos inválidos rompe con la tendencia que se venía dando en las últimas 15 elecciones en Chile. La cifra más grande que se había reportado en los últimos años fue en la votación de consejeros regionales en 2021, donde se reportaron solo 381.468 votos nulos.

¿Qué explica la avalancha de nulos?

Según Gonzalo Espinoza, coordinador del Observatorio Político Electoral UDP, esta situación se debe, al menos, a tres razones. La primera es que hay un grupo de personas que encuentran que sufragar nulo una forma de protesta ante la clase política.

“Esto es un voto que pudo estar en contra del proceso en sí mismo, de personas que no están conformes con la actuación del gobierno o que no estaban dispuestos a votar por una coalición de centro-izquierda o por la derecha”, comentó.

Otro factor fue que esta elección fue con voto obligatorio, lo que sumado al desinterés, genera una mezcla peligrosa para las pretensiones electorales.

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“Muchas personas asistieron a votar por obligación, sin una preferencia clara. Contrario a lo que ocurrió en el plebiscito, donde la decisión era más clara, rechazar o aprobar el cambio del status quo. Esta elección es más compleja, con una papeleta repleta de opciones. Si no existe una claridad sobre quién votar antes de llegar a la urna, es probable que las personas pudieran anular”, sostuvo. 

El alto número de votos nulos, además, muestra el descontento ciudadano en torno al proceso constituyente y, según Espinoza, esto puede ser una oportunidad para el oficialismo de recuperarse en la próxima elección.

“Hay un significado bien claro: existe un millón de votos que pueden ser abarcados por cualquier coalición para la siguiente elección. Esto puede dar, incluso, un impulso a la alicaída izquierda”, manifestó.

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