Hace poco más de 50 años, Chile se ponía a la vanguardia con el proceso de chilenización del cobre iniciado por el presidente Frei Montalva, el cual estableció la propiedad del Estado sobre el 51% de la gran minería, y profundizado durante el gobierno del presidente Allende, nacionalizando el 100% a través de un acuerdo unánime de todos los sectores políticos.

Se comprendía en ese entonces la importancia fundamental para la soberanía y el desarrollo nacional establecer la propiedad sobre nuestros bienes naturales. Hoy nuestro país comienza a retomar ese camino, de vital importancia para los objetivos e intereses que todos compartimos.

La Estrategia Nacional del Litio, que tiene como eje central la participación del Estado en todo el proceso productivo del mineral a través de una empresa pública que trabajará de la mano con el sector privado, es una hoja de ruta para crear y repartir la riqueza, desarrollar nuevas tecnologías, generar valor agregado y conocimientos que contribuyan al bienestar de las y los chilenos.

Por cierto: este anuncio no ha estado exento de críticas. La Sofofa señaló que esto “relega a un segundo plano” al sector privado, y otros actores han planteado que se deben “dejar de lado las ideologías”, o que el Estado no debiera asumir un rol empresarial en la economía.

¿Cómo se explica, entonces, que aceptemos que otros Estados, como el Estado de China o el Estado italiano inviertan en nuestro país, en empresas estratégicas incluso, pero que nuestro propio Estado no pueda hacerlo? Lo que nos tiene atascados es justamente esa mirada sobreideologizada de la economía, que deja al Estado relegado.

La Política Nacional del Litio es relevar la importancia de que todos y todas se vean beneficiados por nuestra economía. Es apostar al bienestar, dejando las palabras y accionando desde políticas estatales. Es colaborar entre lo público y privado, pensando en conjunto lo mejor para el país, haciéndonos cargo de nuestro futuro a paso seguro y concreto.

La cuestión es simple y debiera ser compartida por todas y todos: el litio para todas y todos los chilenos.