“Baquedano, La república militar”: La peligrosa tensión entre el ejército y el gobierno
4 de septiembre, día de votación. Los adherentes de Jorge Alessandri pasan tocando bocina mientras Olga ordena sus papeles. De pronto encuentra una caja con ejemplares de La voz de las mujeres, la revista en que trabajó a mediados de la década de los 20, invitada por su entusiasta tía Alicia. A partir de este hallazgo irá recordando aquel tiempo, en un ir y venir entre el pasado y su presente.
Las oficinas estaban en el centro del acontecer, segundo piso de un antiguo edificio en el Portal Fernández Concha, a pasos de los principales diarios. De a poco dejará sus tediosas tareas de periodista novata y comenzará a reportear los síntomas de algo que pasa. Voces anónimas de descontento en los regimientos. Llamadas, panfletos. Entonces el Congreso discute la dieta parlamentaria haciendo caso omiso a los pagos atrasados a los militares, lo que desencadenará un hecho inédito: un grupo de generales irá a la sesión donde se debía votar la ley y hará sonar sus sables, en una señal de amenaza y advertencia. A partir de ese momento la tensión aumentará, terminando con un presidente que debe auto exiliarse porque no le permiten renunciar. Se trata de una narración en fragmentos compuesta de diferentes voces y ambientes, que utiliza frecuentemente el salto temporal:
“Jorge Alessandri era entonces un apuesto soltero de vientiocho años. Hoy es don Jorge, un anciano de setenta y cuatro. Ver su nombre en la papeleta electoral (por segunda vez) me hace sopesar el tiempo transcurrido. Cuarenta y seis vueltas en torno al sol. Sus partidarios están seguros de ganar, no conciben otra cosa y no están preparados para una sorpresa.”
Y de alguna forma indirecta también llega a nuestros días, porque la estatua de Baquedano en su caballo, emblema de la república militar y uno de los sueños de Ibáñez como estatua para ese lugar central de la ciudad, fue inesperadamente el epicentro de las protestas del año 2019 y tuvo que ser reubicado. Nada es para siempre, ni el parlamentarismo, ni la república militar ni las constituciones, pareciera ser el mensaje entre líneas.
La realidad no tiene mucho que ver con esa forma parcelada en que se estudian los eventos en el colegio. Es más cómodo para poder aprender y memorizar, pero la historia tiene más relación con una masa un poco caótica, en donde las relaciones se establecen como un tejido. En este sentido, fue un acierto del autor Carlos Tromben incorporar algo del mundo de la poesía de aquellos años. Pablo Neruda comenzaba a salir del anonimato con sus 20 Poemas y una canción desesperada y el otro Pablo, el Piedra, profundizaba su figura de Capo entre los más jóvenes. En algunos de los escritos que han ido apareciendo (volantes y pintadas en muros) se puede entrever una mano con facilidad para la palabra. Y es de lo que se da cuenta el agente Pezoa de Investigaciones, antiguo compañero de pensión del por ese entonces Neftalí Reyes, a quien pide que le ayude a aclarar quienes entre sus conocidos poetas tienen inclinaciones militares.
Sorprendentemente decide ayudar y sale en busca de Julio Molina, actual abogado de Ferrocarriles del Estado con oficina en Cal y Canto, autor de Selva Lírica (1917), monumental antología que incluye un minucioso estudio sobre el desarrollo de la disciplina en Chile. Neruda no pudo estar porque recién hacía sus primeras exploraciones poéticas. Ahora, 1924, con una obra que comienza a tener presencia, entabla una relación de amistad con Molina, el abogado que siempre gozó con los poetas y sus disputas. Lo va a ver a su oficina, le pasa un ejemplar del mítico libro y le habla de algunos autores que formaban parte del ejército, entre ellos Sady Zañartu y David Bari, quienes luego tendrán un rol relevante en la república militar que se estaba gestando. Haber incorporado este mundo permite apreciar el nivel del complot y cómo comenzó a operar desde las sombras. (En www.memoriachilena.cl Selva Lírica está digitalizado para su revisión online o descarga).
Al mismo tiempo es posible apreciar facetas menos conocidas de personalidades relevantes de la historia nacional. Por ejemplo, es difícil pensar en Luis Emilio Recabarren retirado de la vida política, trabajando en una imprenta y recibiendo con entusiasmo el accionar de los generales, viendo en ello la puerta para acercarse a la añorada revolución socialista.
“(…) Luis Emilio Recabarren regresa a la oscuridad de su habitación, al silencio de sus noches de insomnio y a la esperanza de que en esa crisis política hay una oportunidad para el movimiento que él ayudó a crear. No será la gran emancipación, sino apenas un paso más en la dirección correcta. Avanzar de a poco, pero de manera constante hasta que se conjuren las condiciones objetivas para una revolución que él no verá porque estará varios metros bajo tierra (…) La irrupción de la oficialidad joven del ejército es un factor nuevo en la correlación de fuerzas y el petitorio que le han hecho llegar a Alessandri contiene palabras como reforma constitucional y código del trabajo”.
No quiso ver lo más evidente, que muy probablemente el país se convertiría en tiranía. Lo curioso es que este sentir no fue marginal. Según el retrato que nos entrega el libro, hubo un apoyo transversal por parte de los medios (los principales diarios y la radio que daba sus primeros pasos). Un caso claro para apreciar como el fervor puede hacer que los extremos se toquen.
Una narración fluida que logra algo complejo: informar sin dictar cátedra y, al mismo tiempo, que el lector se sienta cautivado por un período insólito de nuestro pasado.
FICHA TÉCNICA
Título: Baquedano, La república militar
Autor: Carlos Tromben
País: Chile
Género: Novela histórica
Año: 2022
Editorial: Ediciones B
Artículo publicado en alianza con Culturizarte.
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