¿Cuándo se jodió el Perú?
¿Cuándo se jodió el Perú? ¿Cuándo se jodió Chile? ¿Cuándo se jode un país? Son preguntas acuciantes que se hacen hoy algunos miembros de la opinión pública para tratar de explicarse o de entender los procesos políticos actuales de sus respectivas sociedades.
Es una pregunta pertinente en el Perú, obviamente, pero también en Chile, Argentina o Bolivia y, en verdad, en cualquier país latinoamericano. Pues se trata de un ejercicio intelectual productivo, pero lleno de incertezas y de suposiciones, que un historiador no soportaría, a menos que se trate de Teoría de la Historia, muy útil por lo demás para entender corrientes profundas y constantes en la larga y la corta duración.
Pero vamos al grano: ¿cuándo se jodió el Perú? ¿Qué diría un historiador moderno? Probablemente, que con Fujimori, pero de seguro habrá otro que dirá que fue antes, con Sendero Luminoso, e incluso algunos que con Velasco Alvarado y su intento nacionalista de un Perú para los peruanos.
Si bien todas esas son respuestas plausibles y atendibles, creemos que el Perú se jode o se jodió cuando deja de lado su apego al diálogo y este se vuelve entre sordos. Cuando la democracia ya no escucha ni pone atención en el otro, sino que cada uno levanta su sombrero y pretende opacar al contrincante.
No es otra la explicación de lo que estamos viendo por estos días en el vecino país, tras la defenestración de José Pedro Castillo Terrones, el dirigente sindical, líder popular y representante de la Sierra, cuyos adherentes no se conforman y protestan ruidosamente, sin escuchar ni tampoco ser escuchados, pero en un proceso de escalada, donde la tensión aumenta. ¿Hasta cuándo será esto? Creemos que será hasta el momento en que efectivamente el Perú se joda y la situación sea irreversible.
Es el destino de las asonadas, de las defenestraciones y de las acusaciones por un presunto delito de rebelión, como lo tipifica la juridicidad peruana, destinada a preservar el orden constitucional. Efectivamente, Castillo no puede eludir su cuota de responsabilidad en el asunto y, más allá de que haya en año y medio de mandato nombrado cinco gabinetes con un total de cerca de 80 ministros (lo cual es todo un récord administrativo), lo cierto es que enturbió aún más un diálogo que viene dándose en sordina ya desde hace mucho tiempo y que es el que ha venido jodiendo cada vez más al Perú.
Creemos, sinceramente, que si semejante escalada amaina y se detiene, el Perú de Chabuca Granda, de Eva Ayllón, de Vargas Llosa, de Mariátegui y de Haya de la Torre, entre muchos otros, podrá recuperar su senda y ser el país que la mayoría de los peruanos anhela.