El abandono de la clase media por las isapres
No será la clase media la que en los próximos meses abandonará en masa el sistema de salud privado: parece más bien una decisión de las isapres marginalizar a la clase media.
En un contexto de alta inflación y una recesión inminente, las seis principales isapres han anunciado que subirán la prima GES en promedio un 49%. En términos monetarios, supone un incremento de hasta $ 27.000 por cada miembro del plan.
En un ejemplo concreto, un afiliado de la isapre que más incrementó su prima GES, con dos cargas en su plan y un ingreso de $ 1.500.000, paga un plan mensual de $ 150.000. A contar de noviembre deberá desembolsar $ 230.000 para mantener el mismo plan. Esto supondría destinar el 15% de su remuneración sólo para salud. Más del doble de lo que pagaría en el sistema Fonasa. Algo inviable para miles de familias.
Recordemos que el GES en el sistema de isapres puede ser reajustado cada tres años, tras un proceso de revisión del Ministerio de Salud, en que se actualiza la cobertura y se pueden incorporar nuevas patologías. En este proceso interviene el Ministerio de Hacienda, haciendo una proyección de los costos del nuevo decreto para el sistema público. Para el periodo 2022-2025 el incremento proyectado por Hacienda es de solo un 0,76%. Sin embargo, las isapres han aplicado un incremento de hasta un 133%. ¿Cómo se explica esto?
A diferencia de lo que ocurre con los incrementos de precio base que están sujetos a un tope máximo establecido por la Superintendencia de Salud, en el caso del GES las isapres no están sujetas a ningún control previo. Basta que se publiquen los nuevos valores en el Diario Oficial para que comiencen a regir. Así, aun cuando un porcentaje mínimo de los cotizantes recurra a la justicia y logre rebajar o anular esta alza, la inmensa mayoría terminará aceptándola. Esta total desregulación ha transformado la prima GES en la gallina de los huevos de oro.
Eliminar el sistema de salud privado no es una solución que beneficie a los actuales cotizantes de isapres, ni tampoco a los del sistema público, que se enfrentarían a una incluso mayor lista de espera. No obstante, este tipo de conductas abusivas son intolerables. Resulta necesario que se dote a la Superintendencia de Salud de facultades que le permitan establecer topes bajo un criterio técnico para la determinación de la prima GES, tal como sucede con las adecuaciones de plan.
No nos sorprendamos en los próximos meses con titulares que anuncien un éxodo masivo de afiliados a Fonasa, una judicialización sin precedentes, y la infaltable amenaza de las isapres de una quiebra total del sistema ante cualquier cuestionamiento.