Clara Yáñez, artista visual e hija de Juan Emar, expone inédita selección de 80 obras
En el marco de las celebraciones de los 27 años del Centro Experimental Perrera Arte, que dirige el artista y gestor cultural Antonio Becerro, se presenta la obra inédita de Clara Yáñez, artista que reside en el archipiélago de Chiloé, y quien por primera vez expone a sus 84 años.
Empujada por el propio Becerro tras una larga amistad y una serie de viajes realizados por el artista a la localidad de Queilén (Ciprés Colorado), en donde vive la hija del mítico Juan Emar, la muestra “Clara Yáñez” podrá ser visitada en forma gratuita hasta el 7 de noviembre, para luego entrar a un circuito itinerante aún por definir.
“Clarita tiene una espontaneidad que escasea en el mundo moderno. Hablo de una naturalidad que ni siquiera se encuentra en creadores jóvenes. Una de las cosas que me atrae, es su mirada de la vida y la relación que tiene con su entorno, la naturaleza y los animales. Clarita desarrolla su arte en un verdadero edén, hecho que la hace para mi aún más contracultural”, explica Antonio Becerro.
Se trata de la exhibición de cerca de 80 obras diversificadas en dibujos, acuarelas, esculturas, objetos instalaciones y un video documental testimonial. Todo un trabajo que requiere de un cuidado especial dado el formato y soporte de sus obras con medidas variables que responden estéticamente a su imaginario personal trastocado con la artesanía religiosa y mano factura del arte barroco isleño.
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“Pájaros, ovejas, árboles, nubes, perros, gatos, revolotean a su alrededor, la Clara observa con ese despojo de superioridad que es tan propio de lo humano, para luego crear, a tono con la belleza de los paisajes y su alma libre, su propio mundo”, dice Daniela Grossi, quien conoce la obra de Clarita y hace trabajo de gestión y producción en Chiloé.
Esta artista que no se declara artista, hija del afamado y legendario escritor surrealista Juan Emar, es primera vez que muestra sus trabajos fuera de su casa y se motiva a hacerlo como premisa con el fin de mostrar al mundo sus esculturas para que la gente los disfrute a modo de dejar constancia la labor artístico cultural de una zona de Chile que muchas veces pasa desapercibida. La idea también es promocionar su Capilla para el Arte y generar puentes de comunicación con espacios culturales de la gran capital y eventualmente con otras regiones.
“Yo fui educada por una institutriz. Pero además era una niña medio salvaje, me la pasaba jugando, tuve una infancia feliz, estudié solo hasta cuarto preparatoria. Cuando fui a un colegio normal, la Alianza Francesa y el Manuel de Salas, fue un fracaso, me sentí muy mal, hablaban de política y tenían las uñas sucias. Fui clasista sin saberlo y le dije a mi madre que nunca más quería ir, me daba vergüenza. Así que me sacaron y me eduqué más libre en relación a otros niños”, dice la octogenaria creadora.
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Con respecto del legendario Emar, Clara Yáñez dice que solo leyó algunos de sus libros y lo recuerda escribiendo y de regreso a Chile arruinado. “Solo he leído de Juan Emar los primeros libros, que escribió cuando era joven. Y de esos solo recuerdo el de un personaje que va galopando por un paisaje y, mientras avanza, va describiendo lo que siente y comenta lo que ve sobre el caballo. Me pareció poético, simpático y bien escrito, pero obviamente no me marcó, no me cambió el alma. El Papo se fue enamorado de una francesa y se fue, se nos perdió. Regresó viejo, flaco, sin ni uno, solo con su abrigo y una maleta. Así lo devolvió la francesa, que al parecer le chupó toda la plata”.
Clara Yáñez y Antonio Becerro en Chiloé
Una Muestra que Emociona
Para el curador y Doctor en Historia del Arte, Ramón Castillo, la exposición no podría estar en otro lugar mejor. “Me parece muy emocionante el montaje porque conozco a Clarita hace algunos años y es impresionante porque ella trabaja en el contexto de su hogar que es una gran vitrina. Ella realiza estas piezas con volúmenes de ángeles y demonios, además de los dibujos habitando su propio espacio. No me cabe duda que en este minuto siente la ausencia porque son amigos a los que les conversa, les pone cosas a su lado, los acompaña, etc. Para Clarita son una familia que está en su cotidiano. Por eso vine también muy motivado", cuenta.
"Y la verdad es que estoy muy de acuerdo en que este trabajo es impresionante como debut expositivo, al mismo tiempo de ser capaz de leer, y representar la antigüedad y el tiempo, porque hay una antigüedad ancestral analítica, reflexiva y también muy metafórica. Es increíble como logra estar muy cómodo el montaje en la Perrera. Creo que no podría haber estado en otro lugar", dice el destacado académico.
También la reconocida investigadora y botánica Alicia Hoffmann, que actualmente se dedica a realizar libros educativos, amiga de años de Clara Yáñez hace referencia a la exposición. "Comenzamos trabajando juntas con la Clara en el Departamento de Zoología de la UC en donde ella ilustraba jaibas, erizos, todo tipo de escarabajos marinos. Creo que el lugar de esta exposición es mágico porque viste a la obra y ella al espacio".
“Como curador y productor de esta muestra creo que el contrapunto de su obra instalada en la Perrera como espacio de arte urbano y experimental se potencia en la diferencia de dos conceptos. Se trata de una instalación de sus objetos en un espacio rudo y sombrío de hormigón armado con fierro, por una parte, y un montaje cuidadosamente diseñado para destacar e integrar esta exposición que es algo así como una retrospectiva de una artista que nunca ha expuesto. Ella se niega como artista, actitud, que, sin duda, la pone en un lugar especial y simbólico dentro de la lógica del arte actual”, concluye Becerro.
