Desde el amor hasta los contenidos: Analistas evalúan la campaña del Plebiscito
Una icónica campaña televisiva, alegre y colorida, contribuyó a que, contra todo pronóstico, los chilenos votaran contra de que el dictador Augusto Pinochet se mantuviera en el poder en el histórico Plebiscito de 1988.
Al más puro estilo del "positive thinking", los anuncios a favor del "No" a Pinochet llevaron luz a los salones de miles de chilenos y, en vez de centrarse en las desgracias provocadas por el régimen, contaron las bondades de lo que podía ser una vida en democracia.
"¡Chile, la alegría ya viene!", fue la estrofa principal de la canción más famosa de aquella exitosa campaña, cuyo logo fue un arcoíris y cuya historia llevó a la gran pantalla Pablo Larraín en "No" en 2012.
Para Claudio Elórtegui-Gómez, de la Universidad Católica de Valparaíso, aquella campaña es "irrepetible" porque ocurrió "en un mundo sin redes sociales, con una televisión dominadora de la agenda masiva y con un nivel de miedo y dolor propio de una dictadura sangrienta que condicionaba la recepción de los contenidos políticos".
"Fue un hito de la televisión mundial. Una ventana de sueños posibles y libertad de expresión", apuntó a Efe.
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"Recházala por amor"
Más de 34 años después, la emocionalidad a la que apeló aquella "franja" -nombre con el que se conoce a las campañas televisivas en Chile- ha sido recuperada para otro referéndum decisivo, el que se celebrará el domingo sobre la propuesta de Constitución que busca sustituir a la actual, heredada de la dictadura.
"La franja no tiene la relevancia que tenía en el 88, cuando todo Chile se paralizaba delante de la tele, pero sigue teniendo valor simbólico, sobre todo en votaciones tan cruciales como esta", dijo Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.
La palabra amor es una de las que más se ha repetido en esta campaña, sobre todo en los anuncios de los que buscan rechazar el texto, donde se ha usado como lema el eslogan "Recházala por amor".
"Esta propuesta de Constitución está mal hecha porque se hizo con un sentimiento equivocado: la rabia. La rabia lo oscurece todo (...) Otra cosa es el amor. Un rechazo con amor es una nueva oportunidad", se repite en uno de los spots del Rechazo.
El oficialismo, en cambio, considera que el nuevo texto ayudará a construir "un país más justo", aunque se ha comprometido a moderar los aspectos más polémicos, como la plurinacionalidad o la justicia indígena.
"Uno espera de una campaña de derechas algo más programático y lo que hemos visto es emocional, mientras que la del 'Apruebo" es todo lo contrario", subrayó Mario Herrera, de la Universidad de Talca.
"No son Pinochetistas"
Para Heiss, lo que más llama la atención es que el "Rechazo" ha hecho una campaña que "no es de derechas", dirigida al centro y en la que no han aparecido los políticos más conservadores, sino rostros de la antigua Concertación, el bloque de centro que gobernó tras la dictadura.
"Quieren mandar el mensaje de que los que rechazan no son pinochetistas", agregó.
Un video en el que la senadora democristiana Ximena Rincón y Javiera Parada, hija de una víctima emblemática de la dictadura, imitan una mítica escena del 88 sobre un puente levantó polémica.
"Hace 35 años dijimos que No' para tomar el camino de la democracia. Hoy volvemos a decir que 'No' para tener la Constitución que Chile merece. Votamos Rechazo para tomar el camino de una Constitución que nos una", cuentan en el anuncio.
Las consecuencias de esta iniciativa no se dejaron esperar. De hecho, varios de los creadores de aquella franja, como Eduardo y Eugenio Tironi, publicaron una carta en El Mercurio calificando el video de "grosería".
"Cada cual es libre de elegir una opción (...) pero igualar lo que está en juego este 4 de septiembre con la gesta del "No" es francamente una grosería", aseguraron reprobando la pieza publicitaria.