Primera denunciante de Felipe Berríos: "Tengo la certeza de que abusó de mí"
Considerando que este sábado vence el plazo de la abogada María Elena Santibáñez, quien fue designada para que elaborara un informe con el resultado de la investigación sobre las acusaciones por "hechos de connotación sexual" contra el sacerdote jesuita Felipe Berríos, un reportaje periodístico hizo importantes revelaciones respecto de la primera denuncia, correspondiente a abril del año en curso.
Específicamente, esta corresponde a la acusación de una mujer adulta, quien denunció ante la Compañía de Jesús a Berríos, por hechos de los que fue víctima cuando era menor de edad. En consecuencia, desde la congregación encargaron en mayo a Santibáñez que estableciera la veracidad de la denuncia para luego enviar los respectivos antecedentes al Vaticano.
Lo que vino después fue la autodenuncia de Berríos ante la Fiscalía, defendiendo su inocencia y argumentando su determinación de llegar a esta instancia, apelando a que este camino le permitiría defenderse "de la forma más transparente posible".
Todo esto, mientras la Fundación para la Confianza recibía nuevas acusaciones. Transcurridos los meses, Ex-Ante detalló este viernes que Santibáñez recibió el testimonio de al menos otras dos mujeres que, pese a su compleja experiencia con Berríos no han declarado en Fiscalía por temor a verse expuestas.
La denuncia que dio origen a la investigación contra Berríos
Durante las últimas horas, y en vísperas de que expirara el plazo para que la abogada Santibáñez entregara su informe, La Tercera publicó parte de la denuncia que redundó en la investigación contra Berríos, quien actualmente se encuentra suspendido de su ejercicio sacerdotal.
De acuerdo a lo que detalla el medio citado, la denunciante que en la actualidad tiene 32 años, relató que fue a través terapias sicológicas a las que se sometió durante una década que pudo desbloquearse y llegar a los hechos de abuso que sufrió cuando era niña y luego adolescente.
En su relato, cuenta que a sus escasos siete años, Berríos se transformó en "guía espiritual" de su familia, tras el doloroso deceso de una tía en la tragedia del vuelo de Aeroperú donde murieron 30 chilenos. "Se volvió muy cercano a toda mi familia, convirtiéndose en el confesor y guía espiritual de mis abuelos, mi mamá y otra tía, quienes lo consideran un gran amigo", dijo al tiempo que contó que quien en ese entonces hacía misa en el Colegio San Ignacio El Bosque, ayudó a su familia a "encontrar sentido a partir del dolor”.
"Empezó a realizar tocaciones con sus dos manos"
Llegado el 2004, cuando ella tenía 14 años, su madre fue con ella a la oficina de Berríos en Infocap para que la ayudara con episodios de angustia que estaba experimentando tras tener relaciones sexuales con su pareja.
"Berríos le explicó que debía calmarse, porque lo que le describía no era un acto sexual como tal y que no había perdido la virginidad como creía. Junto con esto le aconsejó que tomara un espejo y observara sus partes íntimas, y le señaló que él no entendía que las mujeres no conocieran su propia anatomía", detalla el artículo de prensa respecto del encuentro entre ambos.
La denunciante cuenta luego qué fue lo que sucedió durante esa cita. "Felipe comenzó a hacerme cariño en la rodilla mientras la conversación derivó en mi inconformidad con mi cuerpo, en lo insegura que me sentía frente al mismo. En un momento me pidió que me pusiera de pie. Él siguió sentado en su silla y empezó a realizar tocaciones con sus dos manos en mis brazos, abdomen, muslos y glúteos, en virtud de su posición de poder y la vulnerabilidad en la que yo me encontraba. Me hizo darme vuelta mientras seguía pasando sus manos y diciéndome: 'Pero si estás súper bien'. Luego me dio una palmada en los glúteos y me volví a sentar. Al final del encuentro, el denunciado me absolvió de mis pecados, como se hace en una confesión católica", relató.
[Te puede interesar] Aseguran que existen más denuncias contra Felipe Berríos: Mujeres eran menores de edad
Paralelamente, contó que en mayo de 2021 comenzó una nueva terapia sicológica a través de la que recordó graves situaciones de abuso experimentadas cuando era niña en la sacristía del Colegio San Ignacio El Bosque.
"Comienzo a sentir como su tuviera su vello púbico en mi cara, veo imágenes de sus piernas desnudas, me veo sentada al lado de él, sobre una cama o sillón, yo chica, a los siete u ocho años", detalló al tiempo que aseguró que "a pesar de que las imágenes del abuso cuando niña, a mis siete u ocho años, se muestran inconexas, sueltas, como imágenes aisladas, tengo la certeza de que Felipe Berríos abusó de mí en esa época".
Finalmente, la denunciante confirma que está intranquila con lo que ha descubierto. "Siento que tengo la responsabilidad de alertar a quienes corresponda, de manera de evitar que situaciones como las que viví puedan seguirse repitiendo, de modo de evitar sufrimiento en aquellas personas que puedan estar en contacto con Felipe Berríos. Me siento incómoda guardando silencio, sabiendo que mi testimonio pudiese ayudar a otras mujeres que pudiesen haber vivido algo parecido o estar viviéndolo en la actualidad, sobre todo porque tengo la impresión de que el comportamiento abusivo del sacerdote es un 'secreto a voces'", dice la mujer que ha pasado años sometida a terapias varias, intentando sanar las heridas de esta compleja experiencia con el que hasta hace unos meses era uno de los sacerdotes más creíbles e influyentes del país y que actualmente se encuentra alejado del ejercicio sacerdotal a la espera de la respectiva investigación sobre las graves denuncias de abuso que recaen sobre él.