¿Logrará Chile cruzar la meta de la transición energética en 2030?
Si bien Chile se propuso ser carbono neutral para 2050, hay un paso intermedio que debería lograrse a fines de esta década; la conversión total de su red de energía a una totalmente limpia. Aunque parece que las voluntades existen, por lo menos en el papel, conforme se acorta el tiempo aparecen más obstáculos a superar. Las acciones tienen que comenzar ya, advierten especialistas.
Durante junio pasado el precio de la energía en Chile fue el más alto en los últimos siete años. Los costos marginales de energía —el parámetro que mide la transacciones entre empresas— casi se duplicaron respecto de mayo de este año. Si bien esta alza no afecta directamente al consumidor final, ya que los precios de las cuentas de la luz residenciales los fija el estado, esto sí es un síntoma de cómo está el sistema eléctrico del país.
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En espera
A fines de 2021 fue publicada la Estrategia de Transición Justa en el Sector Energía, la que estaba comprometida en la actualización de la NDCs (Contribuciones Nacionalmente Determinadas) de Chile. El trabajo fue encabezado por los ministerios de Energía, Medio Ambiente y Trabajo del gobierno que dejó el cargo en marzo pasado, y también contó con una consulta pública.
Entre otros temas, dicha estrategia contempla medidas de reconversión laboral y un plan de monitoreo de las zonas donde están las plantas a carbón para determinar cómo va su mejoría tras los cierres.
Si bien el nuevo gobierno, asumido en marzo, se declara especialmente proclive al medio ambiente, aún no ha hecho mayores pronunciamientos sobre la transición energética acelerada, como sí lo acaba de hacer, por ejemplo, sobre el desarrollo del hidrógeno verde en el país, el cual será mayormente destinado para exportación.
El pasado 5 de julio se reunió el primer Consejo Interministerial dando el puntapié inicial al Comité de Desarrollo de la Industria del Hidrógeno Verde, en el que participan diversos organismos de gobierno. El trabajo de la entidad se basará en la implementación de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, presentada por el gobierno anterior. Esto podría dar una pista de lo que podría pasar con la transición energética.
Consultado por Diálogo Chino sobre el tema, el Ministerio de Energía aseguró que se encuentra trabajando —en conjunto con el Coordinador Eléctrico Nacional y la Comisión Nacional de Energía— en el desarrollo de un plan técnico de retiro de centrales a carbón del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) para 2030.
Los tres organismos están enfocados en encontrar la forma de hacer frente a las necesidades que tendrá la operación del sistema eléctrico, como son la inercia y fortaleza de la red ante la salida de dichas unidades, aseguraron desde el organismo. Además, buscarán empujar la eficiencia en la utilización de los recursos del sistema, definiendo el uso óptimo de las instalaciones de transmisión, y la ubicación y horarios de operación de las centrales de generación acorde a la demanda. Una vez finalizado el trabajo, aseguró el ministerio, se convocará a la industria para recibir sus comentarios y observaciones con el fin de perfeccionar estos lineamientos.
Un paso adelante en el camino de la transición energética
En paralelo a ese trabajo, el Coordinador dio un paso más adelante y a principios de junio pasado presentó su “Hoja de Ruta para una Transición Energética Acelerada”. En ella se analizan los escenarios posibles y se definen acciones que permitirían alcanzar una participación de energías renovables del 100% a partir del año 2030.
“El foco de la transición energética debe estar en los ciudadanos, procurando que esta transición llegue a todos. No pretendemos que esta sea una Hoja de Ruta de políticas públicas o regulatorias, ni una trayectoria o plan de inversiones en generación”, dijo durante la presentación Juan Carlos Olmedo, presidente del Coordinador.
Según datos de la entidad, incluidos en su hoja de ruta, la participación de la energía renovable variable en el Servicio Energético Nacional alcanzó el 22% en 2021 y la máxima contribución renovable variable instantánea llegó al 62%, es decir el máximo aporte al sistema que alcanzó. Se espera que en 2030 esos valores instantáneos puedan llegar a 85% a nivel país y a 100% en algunas zonas específicas.
El problema es que tal como está conformado el sistema eléctrico actualmente esa meta no se lograría. Esto porque, como el Coordinador advierte, la transición energética está produciendo un cambio radical en la forma en que se produce y consume electricidad, así como en el tipo de tecnologías que primarán en el SEN. “Esto dará origen a escenarios operacionales altamente complejos y desconocidos”.
En otras palabras, la transformación tiene que ser prácticamente total. Es decir desde la misma arquitectura del sistema hasta su flexibilidad, robustez y resiliencia para así garantizar una transición energética segura, eficiente y costo-efectiva. Las piedras de tope, continúa el documento, están en la lentitud en la implementación de reformas regulatorias, señales y decisiones de inversión; los atrasos de los proyectos; y los efectos del cambio climático, como sequías extremas y desastres naturales intensos, entre otros.
Para Álvaro Lorca, académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica, la pregunta ya no es si Chile va a lograr la transición energética, sino más bien cuándo. “El problema es que la tecnología se está desarrollando muy rápido, por lo que no sabemos si lo que hoy creemos será lo más adecuado, lo será en diez años más”, explicó. Incluso, agregó, las posibilidades están tan abiertas que “no se sabe si efectivamente el hidrógeno verde va a dominar o lo harán un nuevo tipo de baterías”.
Ahora bien, aunque la posibilidad de lograr la transición para 2030 es muy ambiciosa, sí se puede, opina el investigador, pero con costos bastante altos. Esto porque entre otros, “si se hace la transición demasiado acelerada será como cambiar el auto súper seguido, y no se podrá vender lo que ya se instaló para recuperar la inversión, y estas son máquinas muy caras”. No se puede pensar en rapidez sin sopesar los costos.
A ello se suma lo complejo de reestructurar todo el sistema. Si bien Chile es un ejemplo mundial en la adopción de la energía solar, dice Álvaro Lorca, “hay que entender que el sistema eléctrico de hace 20 años no tiene nada que ver con el actual y este, a su vez, no tendrá nada que ver con el de 20 años más (…) no se pueden adoptar políticas obviando los aspectos técnicos, si no vamos a tomar muy malas decisiones”, aseguró.
Transición energética: un tema urgente en Chile
Si bien en el anterior gobierno la política no estaba del todo clara, desde que asumió la nueva administración el panorama se ve aún más difuso, opinó Javiera Lecourt, coordinadora de Incidencia del Proyecto de Transición Justa Latinoamericana y directora ejecutiva de la ONG CEUS Chile.
“Si bien el nuevo gobierno tiene una clara intención ecológica, en sus primeros 100 días ha estado muy enfocado en salvar la urgencia incluso incentivando los combustibles fósiles”, explicó. Uno de ellos ha sido el aumento del fondo de estabilización del petróleo, un mecanismo que permite amortiguar el alza del combustible.
Lo hecho hasta ahora no implica necesariamente que vaya a marcar el paso del resto del gobierno, continuó, pero es necesario retomar la agenda de transición y dar un mensaje claro hacia la descarbonización.
“Es necesario que se acelere el plan de cierre de centrales a carbón, además de apoyar la iniciativas de ley necesarias para la transición, así como las relativas al almacenamiento”, detalló. De otra forma, advirtió, no se va a llegar a la meta; “estamos muy justos con los tiempos”.