Amnistía Internacional: El ataque ruso al teatro de Mariúpol es un “claro crimen de guerra”
En el contexto de la invasión de Rusia a Ucrania, que ya transita por su quinto mes, una investigación liderada por Amnistía Internacional concluyó que fuerzas militares del Kremlin cometieron un crimen de guerra al atacar el teatro de Mariúpol, en Ucrania, un hecho ocurrido en marzo del año en curso que redundó en la muerte de al menos una decena de personas, aunque probablemente fueron muchas más.
En un nuevo informe “Children: The Attack on the Donetsk Regional Academic Drama Theatre in Mariupol, Ukraine", la organización documenta cómo probablemente los militares rusos atacaron de forma deliberada el teatro el 16 de marzo, aunque sabían que cientos de civiles se refugiaban allí, lo que convierte el ataque en un claro crimen de guerra.
Para hacer este estudio, el equipo de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional entrevistó a numerosos supervivientes y recopiló gran cantidad de antecedentes digitales, lo que le permitió llegar a la conclusión de que, "casi con toda seguridad, el ataque lo llevaron a cabo aeronaves de combate rusas que lanzaron dos bombas de 500 kilos que cayeron una cerca de la otra y detonaron simultáneamente".
“Después de meses de rigurosa investigación, análisis de imágenes de satélite y entrevistas con decenas de testigos, llegamos a la conclusión de que el ataque fue un claro crimen de guerra cometido por fuerzas rusas”, sostuvo al respecto Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Y en relación a los fatídicos hechos, aseguró que “muchas personas resultaron heridas o perdieron la vida en este despiadado ataque. Es probable que sus muertes fueran causadas por el ataque deliberado de fuerzas rusas a civiles ucranianos.”
Paralelamente, sobre las responsabilidades involucradas en esta embestida bélica, Callamard asegura que “la Corte Penal Internacional y todas las demás instancias que tienen competencia en materia de crímenes cometidos durante este conflicto deben investigar este ataque como crimen de guerra. Todos los responsables deben rendir cuentas por causar tanta muerte y destrucción”.
La investigación
Con el propósito de establecer cómo ocurrieron los hechos, detalla un comunicado, "Amnistía Internacional encargó a un físico la creación de un modelo matemático de la detonación, para determinar el peso explosivo neto de la detonación que sería necesario para causar el nivel de destrucción que se observó en el teatro. La conclusión fue que las bombas tenían un peso explosivo neto de 400-800 kilos. Basándose en los datos disponibles en relación con las bombas aéreas del arsenal de Rusia, Amnistía Internacional cree que las armas fueron con toda probabilidad dos de 500 kilos del mismo modelo, lo que arrojaría un peso explosivo neto total de entre 440 y 600 kilos.
Paralelamente, la entidad detalla que "las aeronaves rusas que con mayor probabilidad llevaron a cabo el ataque fueron aviones de combate multifunción (como el Su-25, el Su-30 o el Su-34) con base en aeródromos rusos cercanos y que con frecuencia pueden verse operando en el sur de Ucrania".
Y a partir de los datos creíbles disponibles, la investigación concluyó que se trató de un ataque aéreo deliberado contra un objetivo civil, lo que se asume como la explicación más verosímil ante lo ocurrido.
“Vi explotar el tejado del edificio”
Luego de la invasión rusa de Ucrania a fines de febrero de 2022, la población civil comenzó a huir de sus hogares. En la Mariúpol asediada de la región de Donetsk, el teatro se convirtió en una zona de seguridad para la población civil que intentaba refugiarse de los combates.
El recinto era un centro de distribución de medicinas, agua y alimentos y un punto de encuentro designado para las personas que esperaban ser evacuadas a través de los corredores humanitarios. El edificio era claramente reconocible como objetivo civil, quizás más que ningún otro lugar de la ciudad.
Residentes locales también habían escrito en gigantescos caracteres la palabra “Дети” —“niños”, en ruso— en las explanadas situadas delante y detrás del edificio, visibles para los pilotos rusos y también en las imágenes de satélite.
Sin embargo, las bombas rusas cayeron en el teatro poco después de las 10 de la mañana del 16 de marzo, generando una explosión que causó el derrumbe del tejado y de partes de dos muros. En el momento del ataque había cientos de civiles en el teatro y sus alrededores, relata la organización al tiempo que estima que al menos una decena de personas murieron a causa de estos hechos. Y —probablemente muchas más. Otras, en tanto, resultaron gravemente heridas.
En el momento en que las bombas detonaron, destruyeron las paredes interiores adyacentes junto con los laterales del espacio y después abrieron brechas en los muros de carga exteriores y generaron dos zonas de escombros principales en las fachadas nororiental y suroccidental del edificio.
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Ihor Moroz, un arquitecto de 50 años que estaba en las inmediaciones del lugar cuando el teatro recibió el impacto, entregó su testimonio a Amnistía Internacional. “Todo ocurrió ante nuestros propios ojos. Estábamos a 200 o 300 metros (cuando) tuvo lugar la explosión. Pude oír un avión y el sonido de bombas al caer. Después vi el tejado levantarse”, contó.
Por su parte, Hryhorii Holovnyov, empresario de 50 años, también relató su experiencia. “Iba caminando por la calle que lleva al teatro. Pude oír el ruido de un avión (...) pero en aquel momento no le presté ninguna atención porque (los aviones) volaban constantemente por allí. (...) Vi explotar el tejado del edificio. Saltó 20 metros y después se derrumbó. Entonces vi mucho humo y escombros. No podía creer lo que veían mis ojos porque el teatro era un santuario. Había dos grandes letreros que decían 'niños'”, detalló.
Paralelamente, varios sobrevivientes y otros testigos confirmaron que habían visto cadáveres de personas que no pudieron identificar, y es probable que muchas muertes sigan sin denunciarse.
En el caso de Yehven Hrebenetskyi, encontró el cuerpo de su padre, Mykhailo, dentro de la sala de conciertos. “Había muchas personas heridas, había policías intentando sacar a la gente de los escombros. Al principio vi su brazo. Primero vi una mano que me resultó familiar. Conocemos la mano de nuestros seres queridos. Tenía la cara cubierta de sangre. Tenía el cuerpo cubierto de ladrillos (...) No quise que mi madre lo viera”, es parte de su conmovedor relato.
La organización advierte y reitera que este caso representa "probablemente un ataque deliberado contra un objetivo civil y un crimen de guerra".
“Por aire y por tierra, las fuerzas rusas han llevado a cabo en Ucrania una matanza de civiles bien documentada y deliberada”, asegura Callamard al tiempo que agrega que “es necesario realizar con urgencia investigaciones exhaustivas para hacer rendir cuentas a los autores de tales actos por las graves lesiones y pérdidas de vidas de civiles que han causado, así como por los enormes daños causados a infraestructuras civiles”.
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