¿Todos por igual? El debate sobre los derechos de los animales en la Constitución
Una de las iniciativas populares de norma que logró alcanzar el número de firmas necesarias para su votación en la Convención Constitucional (CC), fue la iniciativa “No son muebles”, presentada por la fundación Vegetarianos Hoy, y que busca reconocer los animales como sujetos de derecho y seres sintientes.
Aunque la cantidad de firmas recolectadas para su aprobación demuestran un amplio apoyo popular a la medida, se levantó la alerta entre biólogos y conservacionistas que conocen la amenaza que las especies invasoras representan para la fauna nativa, y que a veces requiere de medidas como el control letal de estas especies para reducir sus poblaciones y lograr que no hagan peligrar a especies nativas.
Este viernes, el informe de reemplazo de la Comisión de Medio Ambiente de la CC será votado en el pleno, incluyendo normas que reconocen la sintiencia e individualidad de los animales, y el rol del Estado de protegerlos creando un servicio de protección animal. A raíz de esta propuesta han surgido diversos testimonios de personas que se dedican a la conservación o a estudiar las amenazas a la fauna nativa, y que temen que este tipo de norma en la constitución genere obstáculos para la protección de especies nativas cuando esto implica reducir las poblaciones de otras especies.
Camila Zárate, coordinadora de la comisión de Medio Ambiente sostiene que la aprobación de estas normas relativas al reconocimiento de los animales como seres sintientes no entra en contraposición con medidas que se puedan tomar para conservar la biodiversidad nativa dado que en la CC ya se aprobaron los derechos de la naturaleza, lo cual incluye el resguardo de la biodiversidad. Además, para reforzar esa visión, la convencional Cristina Dorador presentó junto a otros una indicación para agregar luego del reconocimiento a los animales, afirmando que el Estado debe proteger el hábitat de las especies nativas para su supervivencia y no extinción.
Animales como amenaza a animales
Se dice popularmente que el perro es el mejor amigo del humano. Pero también ha generado la extinción de casi una docena de especies a nivel global, y presenta una amenaza para al menos 200 otras. En Chile también es considerado una amenaza para la biodiversidad local, junto a otras decenas de especies exóticas invasoras como el castor, el jabalí o la chaqueta amarilla, que muchas veces hacen peligrar la supervivencia de especies nativas.
Como forma de enfrentar estas amenazas, se utiliza el control letal para reducir el tamaño de las poblaciones de especies invasoras y eliminar la amenaza. Un ejemplo chileno exitoso se dio en el archipiélago de Juan Fernández, donde en los 2000 se implementó un control de la población de conejos utilizando la cacería masiva o productos químicos, que resultaron en la erradicación del mamífero invasor y la recuperación de la fardela blanca; un ave migratoria que anida únicamente en tres islas de Chile.
“Lo que prima en esta lógica es la preservación de una especie, por sobre la de un individuo. Las especies exóticas invasoras al ser erradicadas no van a extinguirse, porque existen en otros lugares. Yo no conozco casos en que se haya aplicado un control no letal que haya logrado reducir el daño que causan estas especies. En algunos lugares en vez de erradicar esterilizan a los animales para que no se reproduzcan y los devuelven al lugar, donde siguen causando daño unos varios años más hasta que mueren. Muchas especies no tienen ese tiempo”, explica el profesor de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) e investigador asociado del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Darío Moreira. Además recalca que existe hoy en día el conocimiento como para realizar un control letal de forma ética, asegurando el menor sufrimiento posible para el animal.
La necesidad de generar este tipo de manejo de amenazas muchas veces ha chocado con normativas orientadas a proteger a los animales, como por ejemplo la ley de tenencia responsable de mascotas o ley Cholito, y por eso hay quienes sostienen que la fauna nativa debería tener un grado mayor de protección. “Las especies nativas tienen una historia evolutiva super rica, de millones de años en que han existido y evolucionado junto a los ecosistemas y las condiciones bioclimáticas del entorno, y por lo mismo cumplen roles importantes en su hábitat además de contribuir al bienestar humano a través de los llamados servicios ecosistémicos, como la purificación del agua, la polinización o el control de plagas”, explica Darío.
[Te puede interesar] Los derechos de la naturaleza ya entraron a la Constitución de 2022
Establecer la protección
“Las normas que se proponen no tienen ninguna contraposición con estas ideas para la conservación. De hecho los derechos de la naturaleza ya fueron aprobados e incluyen conservación de la biodiversidad. Por supuesto eso se puede reforzar con la indicación presentada por Cristina Dorador. Si logramos aprobar esto, tendríamos un deber estatal mayor que obliga a hacerse cargo de este tema, pero siempre considerando la perspectiva individual de que estos son seres sintientes y por lo mismo hay que buscar mecanismos de conservación que sean éticos”, explica al respecto Camila Zárate.
La indicación presentada por Cristina Dorador, y que deberá ser votada este viernes, establece que “el Estado protege la biodiversidad, debiendo preservar, conservar y restaurar el hábitat de las especies nativas silvestres, en tal cantidad y distribución que sostenga adecuadamente la viabilidad de sus poblaciones y asegure las condiciones para su supervivencia y no extinción.” Para Cristina, la indicación consolida la protección de la fauna silvestre nativa y para los casos en que una especie amenaza a otra se deben tomar medidas éticas para regular la situación. Las medidas específicas que se pueden tomar para esto y las que no deben definirse por ley, comenta la convencional.
Para Javiera Farga, abogada de la fundación Derecho y Defensa Animal, la indicación tampoco es necesaria ya que los derechos de la naturaleza fueron aprobados y estarán en otro artículo. “Ante la eventual existencia de conflictos entre derechos de la naturaleza y de los animales, la solución es que se deberá ponderar caso a caso cuál derecho prima. Esto no es nuevo y se hace con otros derechos que suelen entrar en conflicto como el derecho a la honra y la libertad de expresión. En ningún caso el reconocimiento de derechos para los animales implica una prohibición absoluta, sino que más bien permite considerar en el mismo plano jerárquico ambas posiciones, y llegar a una solución que armonice la protección a la naturaleza con el respeto por los animales”, concluye.