La naturaleza evoluciona: los microbios están degradando el plástico
El micro plástico en el Océano es uno de los diversos efectos de la contaminación humana. Una realidad que ha destruido a su ecosistema, y que en el peor de los casos, ha terminado en la muerte de muchas de sus especies. Además, de dañar la salud de las personas tras consumir animales marinos e ingerir los fragmentos de polímeros que están presentes tanto en el mar, como en la tierra y el aire.
El estudio fue publicado en la revista Microbial Ecology y analizó más de 200 millones de genes encontrados en muestras de ADN capturadas del medio ambiente. Así, la investigación encontró 30.000 enzimas diferentes que podían degradar diez tipos distintos de plástico. Lo que demuestra una correlación entre la contaminación por plástico y algunos microbios que están evolucionando para consumirlo. Una demostración de la inteligencia de la naturaleza que está actuando frente a los efectos producidos por los seres humanos.
La producción de plástico ha experimentado un incremento de 2 millones de toneladas a 380 millones de toneladas anuales en los últimos 70 años. Lo que según los investigadores, ha dado el tiempo suficiente a los microbios para evolucionar. Los cuales están presentes en la tierra y el mar. Asimismo, las muestras obtenidas en los lugares más contaminados como el Mar Mediterráneo y el Pacífico Sur registraron mayor cantidad de enzimas.
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Diseño de enzimas para acabar con la contaminación
Sin embargo, este no es un descubrimiento nuevo. Ya que el conocimiento de microbios consumidores de plástico se remonta a 2016 cuando un grupo de científicos japoneses encontró por casualidad una bacteria con enzimas evolucionadas que se alimentaban de envases de PET. Según el estudio, este tipo de enzimas no ha parado de crecer desde que se observaron por primera vez.
Estos nuevos hallazgos son muy importantes puesto que ayudarán a los científicos a entender cómo diseñar microorganismos que acaben con las distintas formas de plástico. Sobre esto, Aleksej Zelezniak, profesor en Chalmers e investigador principal del estudio, explicó: "El siguiente paso sería probar en el laboratorio las enzimas candidatas más prometedoras para investigar de cerca sus propiedades y el ritmo de degradación del plástico que pueden alcanzar. A partir de ahí se podrían diseñar comunidades microbianas con funciones de degradación específicas para determinados tipos de polímeros".