Paralización de loteos inmobiliarios en la costa de Valdivia
Una de las principales responsabilidades de nuestro Municipio de Valdivia es velar por una planificación territorial acorde a la legislación y los intereses comunales. Lamentablemente, por mucho tiempo esta tarea municipal no se asumió con la urgencia y prioridad que requiere, lo que ha implicado tener un crecimiento desordenado, que ha ido atentando a un modelo de comuna a escala humana, que conserva y cuida su medioambiente y garantiza una vida de calidad para sus habitantes.
Uno de los grandes daños de esta falta de planificación han sido precisamente los loteos con fines inmobiliarios en la costa valdiviana. Procesos de urbanización, que presentan una alta probabilidad de originar nuevos núcleos urbanos al margen de la planificación urbana intercomunal, no pueden ser aprobados sin el cumplimiento de la normativa correspondiente, entre otras cosas, por el importante impacto ambiental que generan.
Nos referimos aquí a una agresiva intervención del paisaje, la tala de la selva valdiviana, la intervención y contaminación de las napas subterráneas, la excavación de pozos profundos destinados a dotar agua potable a dichos proyectos, riesgo de remociones de tierra, perjuicio a los Comités de Agua Potable Rural y sus habitantes, y afectación a condiciones socioambientales y cultural considerando además la existencia de diversas comunidades mapuche lafkenche y el atentado a su cosmovisión y vinculación ancestral con el territorio en cuestión.
¿Qué hemos hecho como municipio? Actuar como lo ha mandatado la ciudadanía, las comunidades que por largo tiempo venían alertando esto y los organismos técnicos pertinentes en la materia; y hemos procedido, como nos confiere el poder de la ley, a decretar la paralización total de las obras de urbanización y construcciones asociadas a 6 proyectos inmobiliarios en el sector de Los Pellines, Cutipay, Pilolcura, Loncoyén Alto, Tres Pinos y Pino Huacho.
El desarrollo comunal que promovemos para nuestra comuna es uno sostenible. Bienvenida la inversión privada, siempre y cuando respete las normativas vigentes, nuestra vocación territorial y la certeza que el desarrollo urbano debe ser parte de las soluciones al cambio climático y no el problema.