ECMPO: La herramienta de pueblos originarios para proteger las aguas de las islas en venta
Para sus propietarios, la isla Guafo significa una oportunidad de negocio. Tras desistir de extraer carbón en la zona ante un escenario de descarbonización, buscan vender la isla por 20 millones de dólares. Para los pueblos originarios de Chiloé, Guafo es un espacio sagrado donde los ngen, o espíritus de la naturaleza, se manifiestan con más fuerza al ser una zona poco intervenida por humanos. Y en visión de las comunidades, así debe quedarse.
“A nosotros nos sorprendió un poco la polémica porque siempre hemos sabido que Guafo está en manos de un particular, que como tal tiene derecho a tomar decisiones. Pero considerando la biodiversidad y riqueza que tiene la isla, es preocupante que se venda a alguien que pueda generar proyectos contaminantes. Queremos conservar el espacio para que nuestros nietos puedan ver una ballena azul, puedan conocer un lobo marino, puedan observar y aprender de la naturaleza en su forma pura”, explica Cristian Chiguay, vocero de la iniciativa que solicita un ECMPO para los mares de la isla.
Los Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios (ECMPO) se crearon en el 2008 en el marco de la ley Lafkenche. Esta ley surgió justamente en negociación con la comunidad mapuche huilliche que solicitaba administrar y proteger las aguas de la Isla Lacao, también en venta actualmente.
Se trata de territorios marítimos cuya administración se entrega a las comunidades indígenas que demuestren los usos ancestrales que han hecho de esos espacios. Bajo esta protección, los propietarios actuales o futuros de las islas deberán coordinar con las comunidades las acciones a realizar en los mares de dichas áreas.
“Uno de los objetivos de los ECMPOs es justamente resguardar la biodiversidad. No puede instalarse ningún tipo de infraestructura o proyecto que vaya en desmedro de los recursos naturales, explicitados dentro del plan de administración que haya sido aprobado para ese espacio”, señala Yacqueline Montecinos, encargada de biodiversidad marina de la ONG WWF Chile, que ha colaborado con las comunidades en el ECMPO de isla Guafo. Los ECMPO para ambas islas, aunque con distinto estado de avance, se encuentran aún en tramitación.
Pueblos originarios y la isla Guafo
Las comunidades Huilliche han navegado históricamente las aguas circundantes a la isla Guafo, practicando la pesca a pequeña escala, la recolección de mariscos a pie y la extracción de hierbas medicinales. Durante los últimos años, estas comunidades se unieron entre sí y con otras organizaciones de pescadores artesanales, para solicitar un ECMPO y asegurar la protección de esas aguas, que hasta ahora no han sido afectadas por la creciente actividad industrial en los mares de la región.
“El primer paso fue la conversación. Sociabilizamos la idea aclarando que las comunidades no estamos solicitando el espacio para ser propietarias del mar, sino que queremos proteger los usos y el recurso que tanto nosotros como los pescadores artesanales hemos hecho siempre. Porque sabemos que todos nosotros obtenemos lo que necesitamos, y solo lo que necesitamos. No sacamos para lucrar sino para abastecernos lo suficiente”, explica Cristian Chaguay.
Con apoyo transversal de los sindicatos de pescadores, Cristian confía en que el espacio va a ser otorgado, pero espera que los plazos se agilicen, ya que la ley establece un período de meses, pero en la práctica las tramitaciones de ECMPO han demorado en promedio más de cuatro años.
ECMPOs como forma de conservación
Hoy en día, existe una decena de ECMPOS ya otorgados y con planes de administración ejecutándose a manos de pueblos originarios, y otra decena con los trámites ya avanzados. A pesar de los plazos extensos, el instrumento se ha posicionado tanto para las comunidades como para organizaciones ambientales, como una herramienta para la conservación.
“Los ECMPO sólo son aprobados cuando existe ya un plan de administración, lo que es un avance con respecto a otras áreas protegidas. Estos espacios son evaluados cada dos años, y si se constata que ha habido una afectación a la biodiversidad, las comunidades pierden la administración. No se trata solo de una herramienta de manejo pesquero, sino que se realzan los objetivos de conservación que están intrínsecos tanto en la visión de las comunidades indígenas como en el articulado de la Ley Lafkenche”, resume Yacqueline Montecinos.
Los ECMPO que funcionan hace más tiempo, han sido evaluados, y aunque los resultados son preliminares, “hay tendencias importantes de que las medidas de vigilancia y manejo de las comunidades han tenido efectos positivos en la conservación de la biodiversidad”, comenta Luciano Hirart Bertrand, director ejecutivo de la fundación Costa Humboldt. Dicha organización ha apoyado a comunidades en la etapa de implementación de ECMPOs, y uno de los puntos que más destacan es la interacción entre los conocimientos ancestrales y las nuevas tecnologías o formas de monitoreo, generando experiencias interesantes de conservación.
En los planes de administración que se han aprobado en estas áreas, se incorporan iniciativas como “el turismo sustentable, el turismo marino que también genera una diversificación económica en las mismas comunidades, o planes de manejo con refugios de semilleros para la recuperación de las especies” ejemplifica Luciano.
Pueblos Originarios en Caulín
Uno de los casos pioneros para este instrumento es el del ECMPO en Caulín, una zona costera al norte de Chiloé, donde se ubica la isla Lacao. Aunque se trata de un proceso que está en trámite desde el 2011 y todavía espera su tramitación, ya han propuesto su plan de administración. “Se establecen espacios para ecoturismo, para avistamiento de aves, para monitoreo con cámaras, para mariscar y también lugares específicos donde no se va a poder extraer, para que haya una protección del recurso”, destaca Francisco Vera Ule, vocero de la iniciativa de ECPMO en Caulín.
Francisco lleva trabajando en este tema incluso desde el desarrollo de la Ley Lafkenche, liderando los diálogos para sociabilizar la ley y lograr consensos entre los distintos grupos. “Ha sido un aprendizaje y una vez que hubo acuerdo el trabajo ha sido muy bonito porque tanto indígenas como no indígenas estamos tirando para el mismo lado la carreta. Lo importante es que hay que cumplir con todos los plazos, estar siempre pendientes del proceso y molestar y molestar, porque la burocracia demora mucho pero si la comunidad falla con un solo plazo, se cae todo el trabajo”, aconseja para los grupos que están comenzando sus solicitudes.
Judicialización y avance salmonero
Una vez que se admite a solicitud un ECMPO, no se puede otorgar ninguna otra concesión en ese espacio hasta que se termine el trámite. Así, la solicitud de estos espacios por parte de los pueblos originarios ha logrado ponerle límite al avance de la salmonicultura, y a los impactos negativos que ha generado en las costas del sur de chile. Pero el camino no ha sido fácil.
Un espacio codiciado por esta industria es el archipiélago de las Guaitecas, donde comunidades huilliche presentaron una solicitud de ECMPO que deja en suspensión las nuevas concesiones. Esta solicitud ha sido rechazada ya dos veces por la Comisión Regional de Uso del Borde Costero, llegando en ambas ocasiones ante la Corte Suprema, que falló la primera vez a favor de la comunidad, y la segunda en contra.
Daniel Caniullán, uno de los líderes del proceso, afirma que están buscando el apoyo de otras comunidades para crear un frente común y volver a solicitar el espacio. “Nosotros presentamos estudios completos de usos ancestrales con aprobación de la Conadi y aun así rechazaron la solicitud, porque obedecen a decisiones que privilegian el gran interés productivo e industrial que hay en esta zona, por eso tampoco nosotros vamos a rendirnos, vamos a seguir adelante”, declara el Lonko.
Una experiencia similar se ha vivido en el territorio ancestral del pueblo Kawésqar, donde a pesar de existir una solicitud de ECMPO admitida, se otorgaron tres concesiones salmoneras en el espacio. Las comunidades llegaron hasta la Corte Suprema, quien ordenó retirar las concesiones. Sin embargo, una de ellas continúa vigente. Representantes Kawésqar han debido recurrir nuevamente a la justicia con un recurso de protección, mientras esperan que avance el trámite del ECMPO. “Lo más complejo en este proceso ha sido la capacidad que tiene la salmonicultura. La capacidad de capital y de convertir a otros en contra nuestro”, señala Leticia Caro, lideresa de la comunidad que lleva adelante esta iniciativa.
Pueblos originarios y conservación
El principal opositor a este instrumento es el sector acuícola, desde donde se señala que la ley Lafkenche ha sido “mal utilizada para obstaculizar sectores productivos”. Desde la academia, ha crecido el interés por entender la efectividad con que los pueblos originarios manejan sus territorios de una forma sustentable y logrando conservar la biodiversidad. Así, cada vez más organizaciones ambientales ofrecen apoyo técnico y representación a las comunidades, y se han generado redes de apoyo y aprendizaje para compartir experiencias a la hora de solicitar y de manejar ECMPOs.
Los pueblos originarios históricamente han visto cómo el avance industrial deteriora sus territorios, mientras que sus actividades y conocimientos ancestrales han sido excluidos de los espacios de manejo y toma de decisión sobre los ecosistemas. En ojos de las comunidades, los ECMPO abren un espacio para decidir sobre sus territorios y conservarlos, poniendo en cuestión la relación extractivista con la naturaleza.
https://www.eldesconcierto.cl/2020/09/15/paises-incumplen-todos-los-objetivos-para-frenar-la-destruccion-de-la-biodiversidad-fijados-para-2020/