Rentabilidad de fondos de pensiones versus utilidades de AFP: Expertos analizan cómo lo ha hecho una industria que tiene las ganancias aseguradas
Desde que comenzaron a operar en 1981, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) han recorrido un largo y tranquilo camino lleno de jugosos dividendos. Pero en los últimos cinco años ese camino se ha vuelto pedregoso y amenaza con hacerlas desaparecer o, al menos, limitar su influencia en el sector previsional. La seguridad social ha evolucionado en Chile y la solidaridad intergeneracional se ha instalado como una medida transversal en el espectro político, además de nuevas y fuertes regulaciones para estas administradoras privadas.
Sus estrechos vínculos con Sanhattan, el enriquecimiento que han tenido los dueños de las AFP tras cuatro décadas de cobros de comisiones, una desregulación financiera cada vez más profunda respecto de sus obligaciones de encaje y régimen de inversión y un establishment cuadrado en su defensa, han sido el caldo de cultivo ideal para que se instale un rechazo a esta industria entre sus cotizantes.
Por lo anterior, el debate sobre el impacto que tendría un eventual retiro del 10% de los ahorros y la comparación sobre la rentabilidad histórica que han logrado las AFP para los fondos de pensiones, versus sus propias ganancias en estas cuatro décadas, son parte también de la conversación diaria de chilenos y chilenas, quienes están obligados a cotizar en un sistema cuyas pensiones -como lo han comprobado ya expertos en la materia- distan mucho de ser suficientes para sustentar una vida digna.
Algo de historia
En sus primeros años, entre 1981 y 1985, las AFP manejaban un fondo de $283 mil millones, pero tenían las manos bastante atadas. Podían invertir, pero sólo en activos de renta fija a largo plazo, es decir, de baja rentabilidad.
Y en realidad eso no tenía mucha importancia, pues los volúmenes transados por otros inversionistas en acciones eran bajos y riesgosos. Sin embargo, esto cambiaría gracias a la liquidez que los ahorros de todos los chilenos, administrados por estas entidades, trajeron al mercado nacional.
“Desde que entraron en operación en mayo de 1981, las AFP contribuyeron a otorgar gran volumen, profundidad y liquidez al mercado de instrumentos de renta fija. Entre 1981 y 1982 los montos operados en estos valores aumentaron más de 10 veces, y pasaron de un 4,8 a un 21,5 por ciento del movimiento bursátil. Desde entonces las transacciones en valores de renta fija continuarían creciendo, y su participación seguiría elevándose, hasta convertirse a mediados de la década en el sector más importante de la actividad bursátil”, dice al respecto el libro Historia de la Bolsa de Comercio de Santiago (1983 - 1993), de Couyoumdjian, Millar y Tocornal.
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En 1985, y mientras comenzaban los procesos de privatización de las empresas del Estado -política que terminaría por entregar a un grupo de antiguos gerentes de dichas empresas la propiedad de las mismas- a las AFP se les permitió invertir en acciones, como una forma de apoyar el proceso de privatización. Ese mismo año, las AFP inauguraron la era de inversión en acciones con un limitado 0,01% de todos sus fondos, es decir, unos $28 millones.
Así, con el pasar de los años las restricciones se fueron debilitando, y las AFP fueron invirtiendo cada vez más en acciones e instrumentos de renta variable, llegando en 1994 -con $8,9 billones acumulados en los fondos de pensiones- a invertir el 32,07% en acciones que se transaban en la bolsa, algo así como $2,8 billones, marcando el punto más álgido, en términos porcentuales, de las apuestas de las AFP en acciones hasta esa fecha.
Los tímidos $28 millones de 1985 habían pasado, en menos de una década, a billones de pesos. A 2018, el monto invertido por las AFP en la Bolsa de Santiago alcanza los $11 billones, mientras que el total administrado era de $134 billones (hoy dicho monto llega a los $160 billones aproximadamente).
Por esto, algunos de los detractores del retiro del 10% argumentan que éste podría tener impactos negativos en la economía nacional, ya que implicaría que las AFP vendan un porcentaje relevante de las acciones locales de los fondos de pensiones, lo cual podría empujar hacia la baja los valores en bolsa afectando a todo el sistema. Pero, como se verá, esto no necesariamente es así.
El supuesto impacto del 10% en la economía nacional
En cifras generales, el sistema de AFP chileno manejaba a 2018 ahorros por $134 billones, los cuales invirtió mayoritariamente en nuestro país (58,6%) y el resto en el extranjero (41,3%). (Para más información sobre en qué empresas se invierten estos dineros, revisa este reportaje).
Del total nacional, el 81% de las inversiones son en renta fija. Por esto, de aprobarse la legislación del retiro del 10%, las ventas de acciones que las AFP lleven a cabo para generar la liquidez necesaria no debería provocar mayores distorsiones en el mercado nacional, pues las principales enajenaciones serían de bonos públicos y privados en mercados secundarios, con un descuento en su tasa de interés.
Recaredo Gálvez, investigador de la Fundación Sol, sostiene que "si bien el efecto puede ser de una reducción de valor (de las acciones), tenemos que tener en cuenta la temporalidad. Cuando hablamos en términos financieros, la temporalidad cobra importancia, y no nos olvidemos que ya, en lo que va del año, han habido caídas fuertes, y eso también afectó a los flujos de pensión, y en cierta forma fue una situación de shock que después se fue viendo remediada, debido a que los mercados financieros responden a distintos tipos de anuncios vinculados con política pública".
"En este caso, tenemos que tener en cuenta que cualquier proceso que se lleve a cabo en términos de liquidación de acciones, por un lado van a tener a las AFP, vendiendo estas acciones, pero también va haber compradores, y probablemente si ocurre que se venda a precios más bajos, estos compradores posteriormente van a estar en una mejor posición en términos de cómo estaban anteriormente, y eso también va permitiendo el desarrollo de salida del shock (ya que dichos compradores tenderían a vender más caro de lo que compraron). No olvidemos que esta situación de caída es algo estructural, no es algo que viene ocurriendo los últimos años, ni siquiera relacionado al estallido social o al coronavirus. Nosotros vamos observando los datos de la rentabilidad de los fondos de pensiones, y las últimas tres décadas la rentabilidad promedio ha venido a la baja. Incluso, en la última década la rentabilidad promedio ha estado debajo del 5%", agregó el experto.
En ese sentido, Gálvez enfatizó también que las AFP pueden decidir vender acciones del extranjero, lo cual no debería tener mayores impactos en la economía nacional. "Lo que hay que comprender es que el problema no van a ser estos shock que se produzcan, porque estos se escapan de las manos incluso de las propias políticas públicas locales, ya que algunos de ellos incluso tienen que ver con la inversión que tienen las AFP en el extranjero (en el sentido de que las AFP pueden elegir vender las acciones que ellos quieran, ya sean en Chile o fuera del país). No olvidemos que eso representa también un margen bastante cuantioso del fondo de pensiones. Estamos hablando de alrededor de un 45% del fondo de pensiones", sostuvo.
Las ganancias
Para comprender de mejor forma el funcionamiento del sistema de pensiones, a continuación revisaremos la evolución de las utilidades de las AFP, comparándolas con la rentabilidad de los fondos de pensión.
Como se observa en el gráfico, año a año las AFP se llevan ganancias producto de las comisiones que cobran sobre el sueldo de sus cotizantes, además de negocios asociados que puedan tener.
Para entender estas ganancias, es importante comprender las comisiones que cobran las AFP, por el concepto de administrar los recursos. Entre estas, existen dos que son, al menos, cuestionables.
Se trata de las comisiones "fantasma" y "anticipada". La primera, como lo explica el PhD en Finanzas de la Washington University of St. Louis, y académico de la FEN de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), Fernando López, se refiere a cotizaciones que los usuarios le pagan a una tercera empresa, que la AFP subcontrata, para que realice precisamente la misma función para la que el usuario le paga a la AFP, invertir sus fondos.
"Las comisiones pagadas a estos 'gestores externos' han sido uno de los temas controversiales del debate previsional. Sin embargo, aún no tenemos la respuesta del millón, que es cuánto valor agrega el pago de estas comisiones a los fondos de pensiones. Eso es lo que yo llamo el gran punto ciego del debate en torno a las comisiones fantasmas", sostiene López. (Para conocer más sobre estas comisiones te recomendamos este texto).
La segunda, se refiere a una comisión que el usuario le paga a la administradora por el concepto de administración, pero de forma anticipada, por la administración de sus fondos en las próximas décadas.
"Cuando alguien contrata a un administrador de inversiones, debe pagarle una comisión de administración. No cabe duda. Pero lo normal es que se la pague vencida, después de que prestó el servicio. A ningún inversionista se le ocurriría pagar una comisión de administración anticipada, porque dicho pago no tiene justificación alguna, ya que solo le genera perjuicios y absolutamente ningún beneficio a quien lo realiza. ¿Por qué razón alguien debería pagar por un servicio de manera anticipada? ¿Y por qué el anticipo debería ser por décadas?", sostiene al respecto el ingeniero comercial de la Universidad de Chile, Sergio Fernández Figueroa.
En síntesis, hoy los afiliados cotizamos, dependiendo de cuál sea nuestra AFP, entre 10,69% y 11,45% de nuestro sueldo imponible. Ese porcentaje de diferencia con el 10%, que va directo a nuestro ahorro, es el que la AFP se embolsa. Y, multiplicado por millones de usuarios, constituye parte importante de sus millonarias ganancias, que como se mencionaba, pueden llegar a los cientos de miles de millones de pesos anualmente.
En contraste, los fondos administrados por estas entidades no necesariamente generan ganancias para los afiliados y, por el contrario, en la última década han registrado promedios de rentabilidades por debajo del 5%.
Así, estudios como el que publicó la Fundación Sol hace un algunas semanas, han dado cuenta de que "el 95% de los usuarios recibirán pensiones menores a los $300 mil", y que solo 10,4% de los afiliados (unas 33 mil personas) ha ahorrado montos entre los $50 millones y $80 millones, lo cual les permitiría recibir una pensión desde los $245.536.
Por esto, Recaredo Gálvez enfatiza en que "no hay que perder de vista que acá lo que hay que tratar son reformas mucho más profundas que lo que se está proponiendo con relación a este 10%, y lo que hace falta es un sistema que tenga en la base un sistema público, solidario, de reparto, y que las AFP ocupen el lugar que les corresponde, que puede ser el lugar de ser entidades financieras donde personas que así lo quieran, depositen parte de sus ahorros, pero que existan niveles básicos y públicos para financiar las pensiones".
"Seguir destinando los ahorros de una generación completa al mercado de capitales es lo más riesgoso que podemos hacer en este momento", cerró el investigador.