Comunidad científica pone sus ojos sobre prometedor fármaco que podría ayudar en casos graves de COVID-19

Comunidad científica pone sus ojos sobre prometedor fármaco que podría ayudar en casos graves de COVID-19

Por: Carolina Ceballos | 29.04.2020
Un estudio clínico preliminar efectuado por científicos en Francia, específicamente de la Asistencia Pública de Hospitales de París, logró constatar cómo el Tolicizumab disminuye los efectos nocivos de la avalancha de citoquinas que afecta a un porcentaje que oscila entre el 5% y el 10% de los pacientes afectados por coronavirus.

La artritis reumatoide es una enfermedad que implica la inflamación crónica de las articulaciones y cuya farmacología ha evolucionado de manera importante durante los últimos años, lo que ha redundado en el diseño de una serie de inmunoterapias que han resultado bastante exitosas en términos del impacto que tienen en los diferentes componentes que participan en el inicio y perpetuación de la respuesta inmune de los organismos afectados.

Una de las respuestas a la investigación farmacológica para este cuadro es el Tolicizumab (TCZ), el primer anticuerpo monoclonal inhibidor del receptor de la interleucina 6 (IL-6), citoquina con actividad proinflamatoria. Y al parecer, una esperanza para el tratamiento de los casos más graves de COVID-19.

Durante las últimas semanas, se ha hecho recurrente escuchar hablar de este remedio cuya molécula indicada en el tratamiento de la artritis reumatoide evidencia resultados positivos contra el coronavirus, lo que podría consolidarla como una solución para el tratamiento de pacientes críticos que se hayan contagiado con el virus, lo que incluso podría evitar someterlos al temido uso de respiradores e incluso ahorrarles una prolongada estadía en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

Publicaciones europeas alusivas a sus auspiciosos resultados así lo certifican.  Es el caso de un estudio clínico preliminar efectuado por científicos en Francia, específicamente de la Asistencia Pública de Hospitales de París, quienes lograron constatar cómo el fármaco disminuye los efectos nocivos de la avalancha de citoquinas que afecta a un porcentaje que oscila entre el 5% y el 10% de los pacientes afectados por coronavirus.

Los pacientes con los que se experimentó fueron seleccionados de entre los hospitalizados por neumonía moderada o grave como respuesta al COVID-19 que no requirieron reanimación al ser ingresados a estas unidades críticas. El objetivo primario, cita La Tercera, fue la combinación de la necesidad de ventilación mecánica o no invasiva o el riesgo de muerte en 14 días de internación.

La muestra aleatoria alcanzó a un total de 129 pacientes: 65 para el tratamiento habitual más una intervención con Tocilizumab y 64 para el grupo control. Sorpresivamente, aquellos afectados por una neumonía grave que recibieron el antirreumático presentaron una menos necesidad de apelar a la respiración artificial y una menor tasa de mortalidad, un resultado ciertamente auspicioso aunque no del todo concluyente. No al menos en esta etapa.

El prometedor estudio fue coordinado por los profesores Olivier Hermine, hematólogo del Hospital Pediátrico Necker, del Instituto de enfermedades genéticas Imagine, Xavier Mariette, reumatólogo del Hospital Bicêtre, quienes trabajaron bajo la dirección científica de Pierre-Louis Tharaux, especialista cardiovascular del Hospital Europeo Georges Pompidou, entre otros profesionales del grupo Corimuno-Toci.

En relación al mecanismo de acción del anticuerpo, Hermine, coordinador del estudio explicó a Qué Pasa que este opera bloqueando el receptor de IL-6, específicamente “previniendo las interacciones de IL-6 que se expresa en muchas células”, con lo que “previene la hiperactivación del sistema inmune después de la infección por el virus”.

Si el Tocilizumab arroja buenos resultados en todos los casos graves de Covid-19, el investigador aclara que de momento, “los datos son demasiado prematuros para responder a esa pregunta”.

Como sea, los resultados del experimento que se inició el 27 de marzo que continúa en curso en varios hospitales de París, no se han oficializado en detalle porque sus responsable se encuentran a la espera de la evaluación de una comisión científica para su publicación en una revista médica.