Brutal testimonio de joven enfermera que atiende a pacientes con COVID-19: "Cuido a los mismos pacientes día a día hasta que mueren"
Un esfuerzo extra en lo laboral y emocional están llamados a hacer los profesionales médicos en tiempos de pandemia. Desafiados como nunca, el coronavirus los enfrenta a adversas situaciones, como lo es perder a sus pacientes a causa del virus que tantas vidas le ha costado al mundo.
Así lo cuenta en sus redes sociales la enfermera de 24 años Aleixandrea Macias, quien junto a una foto en la que aparece con los ojos rojos de llanto, entrega un desgarrador testimonio de lo que ha sido su trabajo con pacientes en cuidados intensivos durante los últimos 13 días.
La falta de expertos generada por la crisis del COVID-19, hizo que fuera designada a una de estas unidades creada específicamente para enfermos afectados por la pandemia, lo que la ha enfrentado a momentos realmente desgarradores. Porque durante el tiempo que lleva al servicio de la UCI, ningún paciente ha logrado sobrevivir.
Se ha sentido sobrepasada por la impotencia, abatida e incluso "inútil”. “Nunca había visto nada así antes, nunca había cuidado a nadie que fuera tan sano, pero que al mismo tiempo estuviera tan gravemente enfermo. Al estar en una UCI, cuido a los mismos pacientes día a día hasta que mueren. Nadie ha abandonado nuestra unidad, excepto en una bolsa para cadáveres”, se lee en el texto que hizo público a través de Facebook.
“Todos mueren en algún momento. Solo ha sido como un juego para ver cuánto tiempo más podemos mantenerlos medio vivos. Siento que nuestros esfuerzos son inútiles”, dice la enfermera cansada de ver morir a sus pacientes, superada ante tanta tragedia.
De acuerdo a su conmovedor relato, cuando los enfermos llegan a la unidad, todavía no están sedados, sí con una insuficiencia respiratoria grave. Están solos y sienten miedo. Antes de que se les ponga el respirador, les permiten contactar a sus familiares, lo que a esta joven enfermera le desgarra el corazón, porque sabe que muy probablemente, esa será la última ocasión en que hablen con sus seres queridos.
“He visto cómo pacientes llegan a nuestra unidad, todavía sin sedar y sin respirador, pero con una dificultad respiratoria extrema y más que asustados. Les he explicado lo que el COVID-19 les hace a su cuerpo, cuáles son los riesgos de ser intubado y de no intubar, y he escuchado cómo estas personas han llamado a sus familiares una última vez, antes de intubarlos. Si tengo un único consuelo, es saber que ayudé a darles esos últimos momentos con sus familias”, cuenta en medio de su dolor.
Lo más difícil para ella, ocurre luego de sedar al paciente. “Después de que los sedamos, sus objetos personales siguen aquí. Sus teléfonos siguen sonando, lo peor es escuchar cómo suenan sus celulares y saber que al otro lado hay alguien llamando que espera que conteste solo una vez más”, relata angustiada quien intenta ayudar lo más posible en medio de la precariedad a la que se enfrenta permanentemente.
'Bueno, lo podemos intentar y hacer esto, pero no tenemos esto otro”, dice que ha escuchado decir en innumerables ocasiones a su alrededor en un ejercicio que se hace cada vez más cotidiano.
A diferencia de lo que muchos creen, cuenta ella como tantos otros profesionales de la salud, no todos los enfermos graves por COVID-19 son adultos mayores.
“Estas personas no son adultos mayores. Son jóvenes. Muchas de ellas no tienen problemas médicos. Son fuertes, físicamente saludables. Uno incluso tenía cinco trabajos a la vez, hasta que el COVID-19 devastó su cuerpo. Este virus mata gente", dijo.
Muchos de sus pacientes son latinos, motivo por el que Alexandría trata de hablarles en español y de traducirles todo antes de ponerles el ventilador, esto gracias a que su pareja es oriunda de Latinoamérica y le ayuda a darles un mensaje de consuelo en sus horas más difíciles.
“No puedo explicarles cómo duele, cómo de real es, y lo asustada que estoy sabiendo que esto puede pasarle a mis propios familiares. Mi corazón duele demasiado esta noche por estas familias que han perdido a sus seres queridos demasiado pronto, por aquellos que están enfermos y absolutamente aterrorizados, y por todos aquellos que tendrán algún trastorno de estrés postraumático cuando esto termine”, escribió en su Facebook hacia el final de su posteo, dirigiéndose a la comunidad de Texas, donde las cifras oficiales hablan de 9,353 casos positivos y 177 defunciones hasta la fecha.