Coronavirus: Embarazada denuncia negligencia de clínica y abandono del Minsal
Una compleja situación se encuentra viviendo María Teresa, una mujer embarazada de cinco meses con una hija de dos años que admite sentirse a la deriva, frente a lo que le está pasando producto del diagnóstico, a su juicio tardío, de coronavirus que afecta a su marido, quien actualmente está internado en la Clínica Bicentenario.
"Todo empezó el 3 de marzo. Mi esposo se empezó a sentir mal. Venía hace días con dolores, decía que se sentía cansado, que le dolía la espalda, que se sentía mal. No iba al doctor por la pega, lo obligué. Y el jueves 5, tuvo que ir de urgencia. Llegó a la Clínica Bicentenario, le hicieron exámenes y me dicen que queda hospitalizado porque le diagnosticaron neumonía. No me habían permitido verlo", dice la mujer en el inicio de su denuncia.
"Lo fui a ver un día y lo vi muy mal. Porque tenía mucha fiebre, el malestar nunca pasó y el domingo 8 lo dan de alta, cuando la noche del sábado había tenido fiebre, pero le dijeron que con los remedios que le iban a dar, se le iba a pasar. Ese día en la casa, los malestares seguían, la fiebre era cada una hora, terrible, era algo desesperante. Más encima, le dieron un antibiótico cada 24 horas que se llama Auxil, además de Ketoprofeno cada 12 horas. Los que tenemos hijos y abuelitos que toman remedios, sabemos que un antibiótico no va a hacer efecto cada 24 horas", agrega angustiada María Teresa.
"El dolor seguía y mi marido tomó Ketoprofeno líquido para que le bajara la fiebre. El malestar siguió el 9 y 10. Y el 11 de marzo le dije que, por favor, fuera a verse. Encima, el martes 10 empezó con una tos terrible, se estaba ahogando, no podía respirar, se afirmaba de la pared, nunca lo había visto así, él es muy sano, no tiene problemas respiratorios, no fuma, no toma, nada. Jamás ha tenido un problema crónico", cuenta nuestra entrevistada antes de proseguir con su relato.
"Se fue a la urgencia, lo vinieron a buscar, lo ingresaron, lo tuvieron un rato, le hicieron igual el test del coronavirus, pero decían que era imposible que tuviera (esta enfermedad), que era una bacteria", dice luego.
"Le tomaron el examen el miércoles, el viernes recién llegaron los resultados, decían el día anterior que el examen llegaba a las 13:00 horas, nos cambiaron el horario como cinco veces. Yo preocupada, por mi estado y mi hija, que tiene dos años. Mi esposo me llamó para confirmarme que era positivo. Al rato, me llama mi cuñado, que lo venía a buscar y a dejar, porque él no podía manejar, y me pregunta si sabía que era positivo. Al rato lo contactó una persona del ministerio de Salud, no estaban enterados de que nosotros sabíamos, que Carlos estaba consciente. Y eso que él entró crítico a la clínica, lo que nunca se ha informado, ellos nunca dijeron nada. El tipo dice que Carlos está conectado a máquinas, que casi se está muriendo y que, si éramos creyentes, que rezáramos", cuenta incrédula frente a lo que les está tocando vivir como familia.
"Mi cuñado le dijo al tipo que llamó, 'pero si acabo de hablar con mi hermano'. Y el tipo apenas dijo, 'les pido disculpas'. Y cortó'", cuenta la esposa del diagnosticado con COVID-19. "Se me dijo que me iba a llamar el ministerio de Salud, porque viví la etapa más crítica con él en la casa, creo que fue cuando reventó el virus. Yo dormía con él. No tomamos resguardos, porque uno no se imagina que algo tan lejano te va a tocar. Y peor, si mi esposo ni siquiera viajó. Él trabaja en una empresa donde todo el mundo viaja, venía un (compañero) de Italia, pero lo pusieron en cuarentena. No sabemos dónde se pudo haber contagiado. Me dijeron que me iban a llamar del ministerio, cosa que nunca ocurrió. Al final hablé con un doctor (de la clínica) por teléfono. El tipo poniendo paños fríos, diciendo que (mi marido) estaba súper bien, que estaba controlado y que los chinos tenían la culpa de esto. Le dije que encontraba que esto era una negligencia, porque no le hicieron el test de inmediato, le pusieron antibióticos cada 24 horas", agrega.
"'Aaaay, si eso no', me contestó. En el fondo, como que quiso decir que había negligencia, pero como entre dientes, para que no se notara. Estos gallos siempre creen que hablan con gente estúpida. Me dijo que me iban a llamar del ministerio también, estuve esperando todo el día", se queja esposa del paciente.
"Llamé al otro día al ministerio y el call center estaba colapsado, estuve tratando de comunicarme como cinco horas, nunca contestaron, hasta que me resultó la llamada, pero en el call center no tienen idea qué hacer, la galla no lo podía creer cuando le expliqué, no sabía nada. Me tomaron los datos, el mío, de Carlos (su marido) y de mi hija. Me dijeron que me iban a llamar, pero que demoran entre tres y cuatro días. Yo lo necesito urgente, no sé si pueda tener coronavirus, no tengo síntomas, pero si salgo, de repente se lo contagio a algún vecino", cuenta luego desde su autoimpuesta cuarentena.
"Mi esposo entró en estado crítico. De hecho, el doctor le dijo que, al parecer, él era el único caso de Chile crítico. Hasta ahora, todavía tiene problemas respiratorios, la negligencia fue que no le hicieron exámenes la primera vez. Y tuvo que entrar en estado crítico para que estos gallos, por fin, decidieran hacerle el test. Decían que no era coronavirus, que era pulmonía", agrega con impotencia.
"Estoy esperando, no sé qué hacer, estamos sin síntomas, pero no entiendo que no nos tomen en cuenta, si esto es grave. Lo peor es que el ministerio no tiene idea, nadie sabe, todos creen que esto es chacota y no lo es. Nos tocó a nosotros, que lo veíamos tan lejano. Nadie nos viene a ver, llamo y llamo y nadie me toma en cuenta. Pucha, que por favor alguien nos llame y nos vengan a ver, que nos pesquen, lo que estamos pasando es crítico, mi esposo es joven, no viajó", se queja.
"A mi cuñado le dijeron que pasara a hacerse el test y le cobraron $80000. Si esto estaba declarado como pandemia, cobran $80000 por el test. Ahora, recién, Piñera dice que por Fonasa va a ser gratis. Estoy en el limbo, tengo que estar 15 días encerrada y el futuro de mi esposo es incierto, no sabemos cuándo lo van a dar de alta, no tenemos idea de nada. Ya estoy entrando en la angustia, estoy sola con mi hija, embarazada, nadie me ayuda", dice María Teresa, quien admite estar pasándolo horrible con esta situación.
Para conocer la versión de las entidades aludidas por María Teresa, la redacción de El Desconcierto intentó comunicarse infructuosamente con ellas a través de insistentes llamados telefónicos, mensajes de WhatsApp y correos electrónicos, sin obtener respuesta.