Pamela Jiles como Primera Línea en el Congreso

Pamela Jiles como Primera Línea en el Congreso

Por: Sandra Villanueva | 10.12.2019
Dentro del penoso escenario que dibuja esta colectividad, emerge una especie de primera línea, una que no arriesga los ojos, ni la vida, pero igualmente ejerce resistencia al poder y se la juega por un camino político basado en la justicia social. En este grupo hay varios (no muchos ni los suficientes) pero quiero enfocarme en una persona, en el discurso de Pamela Jiles, la abuela, quien posee lo que, desde lejos, se reconoce como convicción política, teniendo la capacidad de reconocer, con la suficiente antelación, las reglas del juego que dominan las derechas, para que no le pasen gato por liebre, como les sucedió (vamos a creer) a Boric y compañía.

El Frente Amplio está atravesando una importante crisis interna, principalmente porque se han visto expuestos a decidir entre seguir los mandamientos de la clase política o escuchar a su gente. El problema se desata cuando, lamentablemente, esto último ha sido ignorado por quienes se creía estaban en conexión con las demandas sociales.

Boric y Jackson, entre otrxs que conforman la coalición han firmado un “Acuerdo por La Paz” inconsulto con las bases de sus propios partidos, de espalda a la gente que protesta por este Chile Injusto y que duele hace ya demasiado tiempo.

Ahora suman la aprobación de una ley que criminaliza a lxs manifestantes de forma grotesca e inaceptable. Y aunque graben videos de arrepentimiento, la sensación de incapacidad de anteponerse a los trueques políticos ya está instalada, toda vez que la credibilidad se pierde cuando los privilegios nublan la escucha.

Gabriel Zalazar lo dice en su entrevista con Fernando Paulsen: “históricamente en Chile, cuando la clase política se ve amenazada, la izquierda, con el centro y la derecha se unen”. Al parecer, esto es lo que le está pasando al FA, se marearon y fueron cooptados por las formas tradicionales de hacer política, en una nueva cocina, que actúa de madrugada y se realiza en el mismo congreso (para que no les digan que legislan entre cuatro paredes).

Dentro del penoso escenario que dibuja esta colectividad, emerge una especie de primera línea, una que no arriesga los ojos, ni la vida, pero igualmente ejerce resistencia al poder y se la juega por un camino político basado en la justicia social. En este grupo hay varios (no muchos ni los suficientes) pero quiero enfocarme en una persona, en el discurso de Pamela Jiles, la abuela, quien posee lo que, desde lejos, se reconoce como convicción política, teniendo la capacidad de reconocer, con la suficiente antelación, las reglas del juego que dominan las derechas, para que no le pasen gato por liebre, como les sucedió (vamos a creer) a Boric y compañía.

La abuela Jiles representa otra manera de comunicación dialógica con el pueblo, entendiendo los códigos etarios, de clase, género y sexo que han habitado por siempre en los distintos territorios, pero que, asimismo, han sido eternamente discriminados y roteados por la clase dominante de este país. 

En este sentido, se reconoce en ella la sintonía con las demandas sociales, siendo la primera parlamentaria en señalar públicamente, en medio de la crisis social, la necesidad de presentar una acusación constitucional en contra de Piñera, por las gravísimas violaciones a los derechos humanos ocurridos en democracia. Del mismo modo, acciona y reacciona con una práctica discursiva crítica, ante los desaciertos de su coalición.

Ahora bien, no hay que confundir, Pamela Jiles pertenece a una élite intelectual, es y ha sido una privilegiada de clase, sin embargo, reconozco en ella la construcción de un quehacer político decente, de cara a las personas, con un discurso coherente y con creencias compartidas. Creo que es todo el rato, quien podría salvar al FA de la debacle de credibilidad o bien, desprenderse del lastre y abrirse a la posibilidad de ser una alternativa política distinta.