25N: La resistencia de las mujeres en primera línea
Fotos @nicolasromeromoreno
La marcha convocada este lunes por organizaciones feministas Contra la Violencia Hacia las Mujeres fue dispersada por Carabineros en varios puntos del recorrido que estaba trazado. El punto inicial se fijó en Plaza Italia, hoy denominada Plaza de La Dignidad. Sin embargo, se instalaron vallas papales antes de llegar a La Moneda, impidiendo el paso de las manifestantes hasta el punto de cierre, en Los Héroes. También, frente al Centro Cultural GAM había gran contingente policial que lanzó lacrimógenas y gas pimienta. Pero nada de eso evitó que la protesta siguiera adelante. “Nos matan y nos violan. No más impunidad”; “Piñera, tu agenda policial viola, tortura y mata”; “A tu violencia, respondemos con resistencia”, se leía en las pancartas que coparon las calles.
En medio de esto, El Desconcierto entrevistó a varias mujeres que se encontraban en la llamada “primera línea”. Mientras picaban parte del cemento de la vereda para luego tirar piedras, entregaron sus distintas impresiones sobre lo que significa para ellas estar en esta posición que ven de combate, de autodefensa. Algunas se protegían con escudos y latones para evitar que les llegaran balines o perdigones. Esto, porque, pese a que suspendieron su uso, se sigue permitiendo en casos “excepcionales” y autoridades sanitarias han reconocido casos de personas baleadas posterior a esta orden de Carabineros.
Las jóvenes pidieron total reserva de identidad al entregar sus testimonios. Una de ellas, de hecho, comentó que era asistente social, que trabajaba en Gendarmería y que todos los días veía las precarias condiciones de las personas privadas de libertad. La razón para estar ahí, dijo, era terminar con esa desigualdad cotidiana que observaba.
Todas llevan semanas manifestándose y aseguraron que este lunes, en una protesta contra todas las violencias, con mayor razón tomarían esta posición. Así lo comentó una estudiante de odontología de la Universidad de Los Andes, de 23 años. “Estar acá es ser parte del pueblo y de apoyar a la gente, de cubrirla. No somos delincuentes. Yo soy mamá, tengo un hijo de 4 años. Pero vengo igual, sabiendo que puedo volver sin un ojo. Sigo dándole duro porque aquí no se trata de que los hombres saquen la cara por nosotras”, expresó. Hace unos días le llegó un perdigón en la pierna y dijo que carabineros la ha golpeado, que la han arrastrado por el piso. Aun así, picó piedras y se fue a posicionar con su escudo que decía: “Las balas que nos tiraron van a volver”.
La esquina de la Alameda, a la altura de la calle Ramón Corvalán, también ha sido un punto donde se instalan las y los manifestantes en "primera línea". Una joven encapuchada de San Bernardo, de 24 años, está con su hermano que devuelve las lacrimógenas que lanzan, desde unos metros más allá, los carabineros.
Al preguntarle la razón de estar ahí, responde: “Tuve a mi hijo a los 16 años. Nunca le ha faltado nada. Pero en este país es difícil todo. La gente alega y dice que esto es delincuencia. Pero estamos aquí para que se termine esto desde sus orígenes, para que no haya más niños que tengan que entrar al Sename, por un sueldo más digno, para que la gente tenga mejores condiciones para criar a sus hijos. Al final, la delincuencia la generan los propios gobiernos”, relata.
“Aquí el trabajo es cooperativo”, dicen dos mujeres donde están sacando piedras. Más allá, aunque no están con escudos, pero sí con máscaras y lentes, tres estudiantes de El Bosque dicen que “es importante que estén las mujeres aquí, dando cara, para que no se siga reprimiendo. Menos al género femenino”. Una de ellas muestra su pierna porque le había llegado directamente una lacrimógena. Dos de ellas estudian psicología en la Universidad Autónoma.
Hay mujeres que prefieren no entregar su testimonio. Pero hacen una descripción rápida, sobre todo, enfatizando en lo “adrenalínico” y en que “hay que estar preparada para todo”. Una joven de 19 años, de la zona norte de Santiago, cree que es una manera de “proteger a los que luchan”. “El Estado es sinvergüenza (…) Ha sido brígido igual; hay que tener precauciones y saber sus posiciones. Si vai a tirar piedras la primera vez, bueno, ahí vai aprendiendo todo no más”, comenta.
Y a esto agrega: “Dicen que la violencia no se responde con más violencia, pero, lamentablemente, en esta situación es lo que hay que hacer porque es la única manera con la que nos pueden escuchar”, enfatiza.
Durante los pocos minutos en los que se pudo hablar con ellas, todas plantearon que esta es una manera de resistir en colectivo, para buscar cambios de fondo que terminen con la profunda desigualdad del país.