Bachelet, yo no soy tu colega

Bachelet, yo no soy tu colega

Por: Karina Riquelme | 07.10.2019
Cuando murió Matías Catrileo, yo estuve en su funeral y sentí el dolor y el desprecio absoluto del Estado hacia la vida de un joven como él. ¿Qué hiciste tú para se hiciera justicia en un hecho grave como este? ¿Acaso saliste por las calles pidiendo que se esclareciera su muerte? ¿Te hiciste parte del proceso con el Ministerio del Interior? No, por supuesto que no. Todos tus abogados estaban ocupados de los juicios en contra de más de 23 mapuche acusados de delitos terroristas, desde el Bíobio hasta La Araucanía.

Defender los Derechos Humanos en la Araucanía no es una tarea fácil. Por eso, cuando me encontré a la ex presidenta, Michelle Bachelet, en un encuentro mundial de Derechos Humanos y me dijo “colega”, me indispuse. Literalmente me enfermé. ¿Creerá la señora Bachelet que su cargo en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas le otorga el poder de tratar de la misma manera a más de 100 defensores de Derechos Humanos del mundo que arriesgan su vida todos los días para luchar en contra de los gobiernos y sus políticas represivas?

Debo reconocer que cuando fue nombrada en tan importante cargo, pensé, sinceramente ¿es ella, acaso, un referente internacional de Derechos Humanos? ¿Cómo es posible que exista tanta ceguera a nivel internacional sobre lo que sucede en Chile? Y nombren a la ex Jefa de Estado sin observar todo lo que pasa en él, y en particular con el Pueblo Mapuche.

Buen trabajo realiza el Estado con su imagen internacional porque todos los gobiernos mantienen a Chile como una figura de respeto. Se da cuenta de un país tranquilo, como si las instituciones protegieran los derechos que, nacional e internacionalmente, nos hemos comprometido a respetar. Pero no, no es así. Y no podemos quedarnos en silencio al respecto, porque no vamos a esperar ser Guatemala, Honduras, México o Colombia para que recién los organismos internacionales pongan atención. Pero, claro, con Michelle Bachelet siendo presentada como “paladina de los Derechos Humanos” es evidente que nuestra historia está siendo silenciada desde adentro.

Yo no soy tu colega Michelle. No he pertenecido nunca a un Estado ni he silenciado las luchas de ningún pueblo. Aun tú, teniendo la oportunidad, no hiciste lo más mínimo por resolver un conflicto que tuviste en tus narices, durante dos gobiernos. Cuando murió Matías Catrileo, yo estuve en su funeral y sentí el dolor y el desprecio absoluto del Estado hacia la vida de un joven como él. ¿Qué hiciste tú para se hiciera justicia en un hecho grave como este? ¿Acaso saliste por las calles pidiendo que se esclareciera su muerte? ¿Te hiciste parte del proceso con el Ministerio del Interior? No, por supuesto que no. Todos tus abogados estaban ocupados de los juicios en contra de más de 23 mapuche acusados de delitos terroristas, desde el Bíobio hasta La Araucanía.

Hace solo unos días se me retorcía el estómago mientras te escuché decir que las personas tienen el derecho a expresar sus diferentes opiniones a los gobiernos y movilizarse por esas ideas. Afirmaste que eso no es terrorismo. Yo recordé cuando comencé a litigar como abogada y fui imputada y llevada a juicio al mismo tiempo que los mapuche acusados por tu gobierno como “terroristas” llevaban una larga huelga de hambre. No solo adultos, también niños, porque en tu gobierno invocaste Ley Antiterrorista en contra de niños mapuche y tuvieron que poner en riesgo su vida para que se reformara esa ley.

Y es que la comunidad internacional no puede hacer oídos sordos, porque nosotros como defensores, al acudir a las Naciones Unidas, necesitamos confianza. Pero la desconfianza que me generó verte ahí y ser aplaudida por quienes buscan proteger a quienes hemos sido acosados por defender derechos, es algo que no puedo dejar pasar.