La serie de reportajes conocido en Brasil como #VazaJato (o “Filtra Jato”, en español), realizada por el medio digital The Intercept con las filtraciones que revelan las manipulaciones políticas dentro del caso Lava Jato, publicó este domingo uno de sus artículos más impactantes.

La investigación fue realizada en asociación con el diario Folha de São Paulo, y muestra a los fiscales de Lava Jato afirmando que entregaron a la prensa los audios de conversaciones telefónicas entre Lula da Silva y la entonces presidenta Dilma Rousseff cuando esta estaba por nombrar a su antecesor como ministro, en marzo de 2016.

Los audios fueron producto de escucha telefónica ilegal realizada por la Policía Federal de Brasil (cosa que el entonces magistrado y hoy ministro de Justicia, Sérgio Moro, ya confesó) y entregados a la prensa para dar la impresión que Dilma trataba de usar el cargo, y el fuero especial que otorgaría, como un blindaje a Lula, por las investigaciones de Lava Jato.

En las conversaciones filtradas por The Intercept, el jefe de los fiscales, Deltan Dallagnol arregla con dos colegas (Carlos Fernando Santos y Paulo Roberto Galvão, y con un agente de la Policía Federal (Igor Romário de Paula) sobre cómo los audios tendrían que ser entregados a periodistas de TV Globo, y en la hora justa para que fuesen mostrados en el noticiero nocturno Jornal Nacional, el de mayor rating de la emisora. “Si vamos a hacer eso, hay que hacerlo luego, a tiempo de generar las consecuencias, incluso para que Janot (en referencia a Rodrigo Janot, contralor general) pueda pedir explicaciones a Eugênio (referencia a Eugênio Aragão, entonces ministro de Justicia)”, explica el fiscal Galvão.

Esta filtración también demuestra que los fiscales tampoco entregaron todos los audios a la prensa, sino que solamente los que corroboraban su tesis, y ocultaron los que mostraban a Lula da Silva diciendo que no quería usar el cargo para zafarse de la justicia, sino que para terminar con la crisis política en el gobierno de Dilma –según el reportaje, el expresidente le dijo a asesores, en algunas de las escuchas, que su propósito era acercar nuevamente a Dilma y a Michel Temer, entonces vicepresidente, que asumiría el poder tras el golpe de Estado, concretado el 31 de agosto de aquel año.

Además, es importante destacar que si Lula asumía el cargo de ministro no hubiese quedado libre de las investigaciones. Lo único que cambiaría es que, al ser un ministro de Estado, sus causas tendrían que ser automáticamente trasladadas al Supremo Tribunal Federal (STF, máxima instancia del Poder Judicial en Brasil) y a la Contraloría General, en Brasilia, a cargo de Rodrigo Janot (mencionado por Galvão). Es decir, su caso saldría de las manos de las manos del tribunal de Curitiba, donde actúa el equipo de fiscales de Lava Jato y el entonces juez Sérgio Moro.

Lo que revela esa conversación es justamente que juez y fiscales actuaron ilegalmente para mantener a Lula da Silva bajo su jurisdicción. Tanto es así que en uno de los audios que fueron ocultados a la prensa, uno de los abogados del ex presidente Cristiano Zanin dice justamente aquello, que el asumir Lula el cargo no quedaría una imagen de maniobra para burlar la justicia, porque seguiría bajo procesamiento, pero en manos del STF.

Entre las muchas declaraciones filtradas en el reportaje, se destaca una en que Dallagnol es cuestionado por el colega Andrey Borges, que advirtió que la filtración de las escuchas a la prensa sería ilegal, a lo que su jefe respondió que “en términos jurídicos estoy de acuerdo, pero eso es un detalle si vemos el contexto principal, que es político”. Luego completó diciendo que “además el estrago ya está hecho, y muy bien hecho”, dando a entender que los audios ya habían sido entregados a la TV Globo.

La reacción del mundo político a esa revelación fue inmediata. La ex presidenta Dilma Rousseff fue la primera en emitir un comunicado, diciendo que “Moro y Lava Jato maniobraron en favor de sus intereses personales, y para sostener el golpe (de Estado) que ya estaba en curso (…) es muy importante tener pruebas de eso, pero lamentable nos damos cuenta de que el daño que eso produjo al país y su democracia es irreversible”.

Por su parte, la defensa de Lula da Silva reaccionó a partir de un comentario publicado por su otra abogada, Valeska Teixeira, quien dijo que “el uso de prácticas ilegales e incompatibles con el debido proceso legal y el juicio justo ha sido una de las constantes en la actuación de los miembros de Lava Jato, contra Lula e incluso contra nosotros, sus abogados”.