Yo no soy imparcial, dice Nanni Moretti: El rol de la Embajada de Italia en la dictadura chilena
Más allá del muro deslumbrante que es la cordillera de los Andes en las latitudes chilenas y argentinas, una vez ocurrido el golpe militar una gran cantidad de chilenos y chilenas tuvieron que saltar otro muro, un enclave dentro de la ciudad sitiada donde eran lanzadas personas como bultos y otros se aferraban y trepaban la pared para ser rescatados al otro lado.
La Embajada de Italia cumplió un rol fundamental en cuanto a la soberanía extraterritorial en tiempos de dictadura. Un espacio donde la vida les daba otra oportunidad a cientos de chilenos y chilenas, y dejaba en evidencia una de las aristas/espinas más macabras de la represión, que se atrevía a crear un concierto de montajes y desinformación en torno a los cuerpos, torturas, persecusiones, amenazas, desapariciones, muertes; y donde el rol de los medios de comunicación fue creando una burla en torno al dolor, que como burla intentaba desprestigiar a Italia y a los refugiados que esperaban. Su vida era esperar por más vida, y también la muerte los rondaba, como montaje y burla, como macabra realidad del poder destructivo de la dictadura. Conocido es el caso de Lumi Videla, su cuerpo lanzado al otro lado a la Embajada de Italia hizo que la prensa caricaturizara un cuerpo torturado, una mujer asesinada por los organismos represivos, y cuya historia también se recorre en este documental. Como historia, como silencio, les otorgan una profundidad inusitada, un tiempo para ellos, para decir delante de una cámara, cuando ya la justicia es tarde o borrosa, y solo queda la palabra, un dispositivo de declaración para quienes tuvieron que dejar el país y este documental les abre un espacio de recuerdos, de risas y lágrimas, de alivios y reconciliaciones, pero en lo tácito, ni un perdón ni un olvido ante el horror.
La memoria que construye Nanni Moretti no recurre en exceso a las imágenes de archivos alojadas en nuestra retina, y que forman parte de nuestro historia y de lo que hemos construido como idiosincrasia. La cultura del silencio, de la sumisión, de la ceguera sigue su curso día a día, porque somos la actualidad del daño de la dictadura, continuamos siendo ciegos frente a un abominable sistema económico y político que olvida que la memoria crece y se enriquece, que la necesitamos.
Fundamentales resultan los testimonios de las mujeres, quienes describen desde espacios personales las experiencias de tortura y exilio, y aquella desconcertante relación torturador-torturado que no se da tregua, sino que queda en inefable desconcierto sobre nuestra naturaleza humana. No es el retorno de algunos el que se registra, sino cómo Italia se convirtió en esa madre patria acogedora que con el paso de los años también ha cambiado y que nos muestra de soslayo los actuales problemas sociales y políticos, las subjetividades, las crisis migratorias. Porque los chilenos y las chilenas eran refugiados, se fueron solo con su nombre y su historia. Son voces, pero no un ejercicio periodístico. Moretti reconstruye el relato de modo enriquecedor, donde cada voz aporta una mirada personal y crítica, y nos invita a decir, a nombrar las palabras de lo que fue la expulsión o el escape, la incertidumbre, el exilio, la vida nueva.
También en el documental escuchamos al genocida Raúl Eduardo Iturriaga Neumann, y una justificación castrense nunca bienvenida desde Guillermo Garín. Yo no soy imparcial dice Moretti. Una obra necesaria con más de una decena de entrevistados. Desde el arte y la música, miembros del Inti Illimani; los documentalistas Miguel Littin, Patricio Guzmán y Carmen Castillo; desde las leyes, Carmen Hertz y Clara Szczaranski; desde el periodismo Marcia Scantlebury y Alejandra Matus; desde la generación de los hijos, entre otras necesarias voces se mezclan en la cotidianidad de una Italia que permite narrar en otro idioma las atrocidades sufridas, porque la lengua construye, y decir es también silencio.
Santiago – Italia
Nanni Moretti
Documental - 2018
Origen: Italia, Francia y Chile.